"Ser el primero siempre es muy duro. Vivir por el placer de vivir es algo que ni mi hijo ni yo comprendemos". Unas palabras de Clara Shagenovna Kasparova, fallecida en Moscú a los 83 años, que forjaron el carácter y la personalidad de su hijo, Garry Kasparov, considerado uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos y número uno del mundo de 1985 a 2005.
* "Era una mujer muy respetada en el mundo del ajedrez: medio título mundial le pertenece a Garry y el otro medio a Clara", comenta el gran maestro Ljubomir Ljubojevic, ganador del afamdo Torneo Ciudad de Linares y que durante muchos años compartió vivencias con ellos en diferentes competencias.
Garry Kasparov, de 57 años, no puede ser comprendido sin Clara Kasparova, una mujer de origen armenio, de una personalidad arrolladora que ejerció de madre, padre, amiga, manager... y de la cual tomó su hijo el apellido, en vez del Weinstein paterno.
* "Con gran dolor comparto la noticia del fallecimiento de mi madre. Mi modelo de conducta, mi más grande campeona, mi sabia consejera y la persona más fuerte que jamás conoceré. Te quiero mamá". Así lo anunció en Twitter esta triste noticia el campeón afincado en New York, pero qué desde hace unos meses, coincidiendo con la pandemia, reside en Croacia, país del que tiene pasaporte desde que por motivos políticos abandonó Rusia en 2013.
Cuando el pequeño Garry, hijo único, quedó huérfano con 7 años, su madre abandonó su trabajo como ingeniera especializada en armas automáticas, para dedicarse por completo a su hijo. Y el ajedrez fue la vía de escape para que el joven niño de Bakú, que aprendió el movimiento de las piezas con 4 años, dejase a un lado los fantasmas de la tristeza.
Desde entonces, dedicó el ciento por ciento de sus energías a que su hijo fuera el número uno, en una tarea que no fue nada fácil en la antigua Unión Soviética, en la que el ajedrez era algo más que el ajedrez y había millones de jugadores tratando de llegar a lo más alto de la pirámide.
Ella luchó contra todo y contra todos desde qué con 15 años se dio a conocer para el gran público, al arrollar en el torneo de Banja Luka (Bosnia-Herzegovina) en 1979. Los políticos y las políticas de la antigua URSS, en tiempos de cambio y Perestroika, afectaron a Kasparov que vivió su momento más delicado con la cancelación de su primer encuentro por el título mundial, después de ¡¡¡6 meses de juego!!!, contra Karpov en 1985.
Tiempos muy difíciles: perdiendo 5-0, a un paso de una derrota y una humillación que casi hubiera significado el fin de su carrera deportiva. Pero ahí estaba Clara Kasparova para apoyar, dar energía, luchar incansablemente y hacer que Garry soportase toda esa presión -plasmadas en unas prematuras canas juveniles-, reviviera y conquistase el título mundial a finales de 1985, con 22 años.
Pero lejos de descansar, allí comenzó una nueva lucha de Garry y Clara por mantener el título en los siguientes duelos contra Karpov, incluido el de Sevilla en 1987, donde tuvo que ganar la dramática y última partida (24), la del sufrimiento por abandonar para siempre su ciudad natal, Bakú, por los disturbios entre armenios y azerbaijanos en 1990, y la de su actividad política en Rusia, incluida sus intenciones de presentarse a la presidencia del país, que culminó con la cárcel y su exilio en 2013.
Clara siempre estaba ahí, en primer o segundo plano según fuera necesario y sabiendo cuál era su papel. La batalla política de su hijo no le hizo tomar el camino de un exilio dorado y prefirió seguir viviendo en Moscú donde, pese a estar perfectamente de salud, la traicionera Covid-19 ha terminado con su vida.
Mucho antes de que Clara Kasparova decidiera ingresar a su hijo de siete años en la escuela especial del ex campeón mundial Mijail Botwinik, el ajedrez ya formaba parte de su vida cotidiana.
* "Siempre me gustó, y cuando me casé continué cultivando la afición. A mi marido y a mí nos encantaba resolver problemas de ajedrez. Lo hacíamos generalmente por las tardes, después del trabajo (ambos eran ingenieros). Un buen día, cuando Garry no había cumplido aún los seis años, dijo de pronto: "La solución del problema de ayer es ésta", y comenzó a mostrar jugadas", comentó más de una vez.
* "El padre, asombrado, exclamó: Pero si no te hemos enseñado a mover las piezas", exclamaba una y otra vez.
El niño había aprendido por sí solo. Este hecho quedó grabado en la madre, que un año después se convirtió en viuda, ya que su esposo, Harry Weinstein, falleció en un accidente de tránsito. Gary fue un niño enfermizo tras la muerte de su padre, hasta que Clara intuyó que la solución estaba en el ajedrez y obró en consecuencia.