Blitz, la modalidad vertiginosa en la que brilla el argentino Faustino Oro
En partidas por Internet con ritmo de juego a 3 minutos, ya es uno de los 20 mejores jugadores del mundo. Su aprendizaje frente a una pantalla y la diferencia de su juego online y presencial.
Blitz, la modalidad vertiginosa en la que brilla el argentino Faustino Oro
El caso Faustino Oro, el niño argentino de 10 años que despierta asombro en el mundo del ajedrez, acaso, se trate de un fenómeno acorde con los tiempos modernos de la inmediatez y la era digital; en apenas cuatro años consiguió lo que ningún otro en el historial del milenario juego: de manera correlativa fue el mejor del planeta en las categorías Sub 8, Sub 9 y Sub 10, y el pasado 30 de junio logró la plusmarca del ajedrecista más precoz en conquistar el título de maestro internacional, a los 10 años, 8 meses y 16 días. Además, hace tres semanas, estableció un nuevo récord: ser el más joven ajedrecista que integra el Top 20 mundial en la especialidad blitz, partidas a ritmo feroz que se disputan por Internet.
Fausti, El Pibe de Oro, Chessi o Messi del ajedrez, como habitualmente se lo llama, sigue dando muestras a diario de su enorme talento en cualquiera de las modalidades de este juego: brilla en el ajedrez clásico y presencial (cara a cara con su rival) y es chispeante en el ajedrez blitz online (partidas ultrarrápidas desde la computadora). ¿Cómo es posible que un niño que todavía no recita la tabla del 9 juegue de manera tan deslumbrante al ajedrez y sea casi imbatible en Internet? ¿Es un genio? En solo cuatro años, Faustino jugó 36.000 partidas de esta especialidad.
"Fausti es un niño despierto, pero no se destaca en todo lo que hace; no es un superdotado. Por ejemplo, le cuesta aprender inglés. Simplemente, tiene una habilidad prodigiosa para jugar al ajedrez", había confiado el papá Alejandro Oro.
Es que para jugar al ajedrez no se necesita ser inteligente; se requiere de la habilidad de ciertas facultades mentales como la memoria, la concentración, el cálculo y el razonamiento lógico, las que se estimulan con su práctica. El milenario juego se rige de patrones estratégicos y de planes tácticos para alcanzar su finalidad: dar jaque mate al rey. La buena gestión del tiempo es un factor fundamental para ejecutar la sentencia; el jugador tiene un lapso para realizarla de lo contrario su derrota será inevitable.
Los diversos ritmos de las partidas dan lugar a las especialidades de: ajedrez clásico (sesiones de 3 a 5 horas por cada partida), semi lento (de 30 a 60 minutos por rival), semi rápido (de 15 a 25 minutos por jugador), rápido (10 minutos para cada adversario), blitz (entre 3 y 5 minutos para cada uno) y bullet (1 minuto para cada jugador).
A estas particularidades se las practica desde hace siglos; antiguamente eran mucho más sus detractores, en especial el ex campeón mundial y padre del ajedrez soviético, Mikhail Botvinnik, que sostenía: "Jugar blitz crea el mal hábito de ejecutar movimientos sin el trabajo de evaluación y cálculo que requiere cada jugada". Otros, en cambio, como Mijail Tal, Bobby Fischer y José Raúl Capablanca, disfrutaban del hábito.
En su visita a Buenos Aires, en 1911, Capablanca introdujo la modalidad, conocida en EE.UU. como rapid-transit, y organizó en el Club Argentino de Ajedrez el primer torneo con ritmo de 10 segundos por jugada (el sonido de una chicharra obligaba a jugar al instante). En 1970, en Herceg Novi (en la antigua Yugoslavia), 12 de los mejores jugadores del mundo (con excepción del campeón, Boris Spassky) participaron de un torneo blitz a doble vuelta. El norteamericano Bobby Fischer se impuso con 19 de los 22 puntos en disputa. Y si bien los Mundiales Blitz de la FIDE comenzaron en 2006, antes en 1988, en Saint John (Canadá) se jugó el primer Mundial oficioso: un torneo con 24 jugadores, entre ellos Karpov y Kasparov, y el vencedor fue el letón Mijail Tal.
El crecimiento de la práctica del ajedrez blitz obligó a los clubes y organizadores a aumentar la oferta de torneos para asistir a la gran demanda. Aunque fueron varias décadas de espera para alcanzar la explosión de popularidad que tiene hoy en día. La unión de dos factores externos lo hicieron posible: Internet y la pandemia por el COVID 19.
Por esto, cuando en 2020 el confinamiento obligó a las familias a permanecer en sus hogares, el ajedrez, un juego como pasatiempo o un deporte en la competencia, resultó una alternativa para combatir la rutina del encierro; un entretenimiento tanto para jóvenes y adultos, como para niños y niñas. Más de un millón de partidas diarias se disputaban en el sitio chess.com (con 100 millones de suscriptores) y otras tantas en el portal de Lichess. Además, miles de expertos y aficionados descubrieron una nueva salida laboral con la creación de canales en YouTube dedicándose a la enseñanza de sus reglas y celadas, mientras que sus principales figuras incursionaron en el mundo del streaming realizando comentarios en vivo de la transmisión de sus partidas.
A ese mundo digital llegó Faustino Oro hace sólo 4 años y junto a él ciento de niños de Argentina y de otras ciudades del mundo; hoy ellos son las figuras descollantes del ajedrez. Los que se lucen frente a las pantallas, y en menor medida en el que cara a cara con sus rivales.
El zarateño Federico Pérez Ponsa -de los mejores en el país en la práctica blitz- opinó: "El ajedrez blitz ya sea presencial u online son juegos diferentes. La visión del tablero, el cuidado de no tirar una pieza al efectuar un movimiento veloz y la habilidad en el manejo del mouse son factores que importan mucho. A Fausti no lo pondría entre los mejores en partida blitz en vivo, pero en Internet parece invencible".
Jorge Rosito, el primer profesor de Faustino -se conocieron en septiembre de 2020-, dio su visión del tema: "Para mí muchas de las cosas que me preguntan no tienen una explicación, simplemente creo que estamos frente a un genio. ¿Cómo se explica lo que hace Messi con la pelota o cómo Beethoven compuso la 9ª sinfonía? Todo lo que le sucede a Faustino es fruto de su talento, trabajo, personalidad y carácter".
Cosa del azar o el destino; un nuevo ajedrez salió a luz en tiempos de pandemia. Aggiornado a los tiempos modernos, con pantallas y mouse; se llama blitz onine. El que atrae a grandes y chicos y en el que Faustino Oro se luce como crack.