Según informaron fuentes gubernamentales, el gobernador de Rio, Wilson Witzel, el vicegobernador Claudio Castro y el presidente de la Asamblea Legislativa, André Ceciliano, todos flamenguistas, estarán en Lima a partir de mañana para el partido del sábado.
Por orden de sucesión, el estado de Río de Janeiro, la segunda economía de Brasil detrás de San Pablo, estará a cargo de un juez, Claudio Tavares, presidente del Tribunal de Justicia, hasta el regreso de los flamenguistas.
El lunes, el Palacio del Planalto descartó la presencia del presidente Jair Bolsonaro en la final de Lima y la Conmebol invitó al gobernador Witzel, a raíz de que la final de 2020 se jugará en la ciudad de Río de Janeiro.
Bolsonaro viene pronosticando que Flamengo será campeón y pese a que es de Palmeiras y Botafogo hizo campaña a favor del "rubronegro" del barrio de Gávea, al punto que le regaló en Pekín un buzo del club a su colega chino, Xi Jinping.
Witzel, un ex juez ultraderechista defendor de la mao dura como Bolsonaro, rompió relaciones políticas con el presidente y apunta a ser uno de los candidatos presidenciales en 2022.
Flamengo se ha transformado en las últimas semanas en motivo de agenda política sobre todo para los políticos de `Rio de Janeiro.
Es que una verdadera fiebre se vive con el equipo que dirige el portugués jorge Jesús, ya que está a pocos puntos de conquistar el campeonato brasileño que termina en diciembre y tiene la chance de tener la segunda Libertadores, tras la primera conquistada en 1981 cuando brillaban Zico, Junior, Andrada y Nunes.
El palco en el estadio Maracaná en los partidos de Flamengo se transformó en un espacio de vidriera política brasileña: en un momento de debilidad política del ex juez Sérgio Moro, ministro de Justicia, Bolsonaro lo llevó a la cancha para que "sienta el respaldo del pueblo".