Huracán consiguió esta miércoles por la noche un revitalizador triunfo sobre Banfield, por 4-1 y en condición de visitante, en la continuidad de la 17ma. Fecha del torneo de la Liga Profesional (LPF)
El equipo de Parque de los Patricios, que reúne 25 unidades y trepó hasta la novena colocación, festejó con los tantos de Enrique Triverio (Pt. 2m.), Jonás Acevedo (St. 12m.) y el uruguayo Matías Cóccaro (St. 43m. y 55m.).
Huracán consiguió esta miércoles por la noche un revitalizador triunfo sobre Banfield, por 4-1 y en condición de visitante, en la continuidad de la 17ma. Fecha del torneo de la Liga Profesional (LPF)
El equipo de Parque de los Patricios, que reúne 25 unidades y trepó hasta la novena colocación, festejó con los tantos de Enrique Triverio (Pt. 2m.), Jonás Acevedo (St. 12m.) y el uruguayo Matías Cóccaro (St. 43m. y 55m.).
La única ‘mancha’ en la victoria del ‘Globo’ estuvo dada por la lesión del zaguero Lucas Merolla, en tiempo adicionado, que se retiró en camilla y con visibles muestras de dolor.
El conjunto albiverde, que acumula cuatro encuentros sin sonrisas, descontó por intermedio de Juan Manuel Cruz (St. 28m.). El elenco orientado por el DT Javier Sanguinetti, cada vez más cuestionado, cosecha apenas 15 puntos y figura en la 24ta. Colocación en la tabla.
Huracán golpeó de entrada como para acomodarse mejor al desarrollo. A los 2m., un desborde de Rodrigo Cabral encontró en soledad la cabeza de Triverio para anticiparse a la reacción del arquero Altamirano y enviar el balón a la red.
El equipo de Parque de los Patricios, con movimientos más compactos, dominó ese tramo inicial de cotejo, saliendo rápido en las contras y volviéndose un elenco laborioso cada vez que le tocó replegarse para intentar recuperar el balón.
Por el contrario, el ‘Taladro’ no supo cómo llegar al área contraria y los hinchas presentes en el Florencio Sola descargaron su bronca contra jugadores y dirigentes, a partir de los 20 minutos, con cánticos hirientes.
El conjunto visitante, con el simple argumento de intentar ser prolijo, siguió ejerciendo el control mental de un partido flojo, con muchas imprecisiones.
En el segundo tiempo, el DT Sanguinetti buscó otorgar un golpe de timón a la situación, con los ingresos del colombiano Cuero y del estadounidense Soñora.
Pero más allá de las intenciones, Banfield continuó penando con las mismas equivocaciones que cometió en casi todo el resto del partido: confundió los caminos para atacar y le costó horrores poner un jugador propio, cara a cara con Marcos Díaz.
El ‘Globo’, que se prepara para asumir el clásico con el ‘Ciclón’ este domingo, volvió a pegar en una jugada en la que hubo desatenciones varias.
Ocurrió a los 12m., cuando Galoppo cedió para atrás desde la mitad de la cancha, el defensor Lollo se interpuso y habilitó a su arquero Altamirano, quien la tomó con la mano, en vez de reventar con el pie en el despeje. El árbitro Fernando Rapallini sancionó el pertinente tiro libre indirecto, dentro del área.
La ejecución, a cargo de Acevedo, tras un toque de Cabral, se incrustó en el ángulo y comprendió el 2-0 en favor de un Huracán, que ganó cuatro de los últimos cinco que disputó.
Parecía que el equipo de Kudelka no pasaría ningún apremio hasta el final, pero la entrada del pibe Ramiro Enrique le dio otra movilidad al desabrido ataque banfileño.
Así, a los 28m. y luego de una buena maniobra individual de Cuero, la pelota le llegó a Enrique, quien cruzó el envío para la llegada por el otro sector del pibe Cruz, que marcó su séptima conquista en el torneo y encendió la luz de la ilusión.
Sin embargo, una corajeada del uruguayo Cóccaro, quien inició una contra en su propio campo y definió con una sutileza, ensanchó las diferencias.
Y el propio goleador uruguayo, ya en tiempo de descuento y en otra acción en la que Banfield no marcó a nadie, le puso el moño a un resultado, que le permitió a Huracán afirmarse, con miras al duelo del fin de semana con San Lorenzo.
A la inversa, la parcialidad banfileña despidió con silbidos a sus jugadores y con insultos a la dirigencia, haciendo responsable de la crisis futbolística al flamante presidente Eduardo Spinosa.