Todo estaba preparado para una gran fiesta este jueves en el “Gigante” de Arroyito. Rosario Central debutaba en la Copa Libertadores y todo el pueblo “canalla” se preparó para la gran cita de nivel internacional. Como condimento ideal, el rival del debut era nada más y nada menos que Peñarol de Uruguay, un grande a nivel continental, con el que Central seguramente disputará la clasificación a la siguiente fase de la competencia, tomando en cuenta que los otros dos equipos del Grupo G son el poderoso Atlético Mineiro de Brasil y el modesto Caracas de Venezuela -el conjunto brasileño goleó 4 a 1 al venezolano de visitante-. La victoria “auriazul” con el gol del caudillo Carlos Quintana, fue el broche de oro para una noche que seguramente será inolvidable para los hinchas de Central. Sin embargo, otra vez la violencia manchó el clima festivo de una típica velada copera.
Todos los incidentes que sucedieron en la jornada vivida en el “Gigante” de Arroyito, desde la pirotecnia y los objetos arrojados por los hinchas de Peñarol hasta las vallas tiradas de una tribuna a otra en forma criminal por parte de los fanáticos de Central, trajeron a la memoria los peores recuerdos de los duelos de Copa Libertadores de América. Ni hablar de la agresión final al futbolista visitante Maximiliano Olivera, que se retiró del campo de juego con el rostro ensangrentado por una piedra que le arrojaron desde la tribuna y tuvo que pasar por la guardia de un sanatorio rosarino para que le apliquen curaciones y puntos de sutura.
En cuanto a seguridad, falló todo lo que no podía fallar. Los hinchas visitantes pasaron los supuestos controles policiales y de seguridad privada sin que nadie les quitara los elementos de pirotecnia que tiraron antes del inicio del partido. Tampoco les quitaron objetos peligrosos, que no se podían ingresar al estadio, con los que luego agredieron a los simpatizantes locales.
En otra decisión muy difícil de explicar, se ubicó a los fanáticos de Peñarol en la bandeja inferior de la popular que da a avenida Génova y a hinchas de Central en la superior. Y como si todo eso fuera poco, se colocaron vallas móviles custodiadas por seguridad privada, supuestamente para que los “canallas” no se acerquen al límite de la tribuna y que de esa manera no puedan agredir a los visitantes. Terminó de la peor manera, con los hinchas de Central arrojándoles las vallas metálicas a los de Peñarol, cuando éstos últimos arrojaron bengalas hacia arriba. No hubo lesionados graves por milagro.
Mirá tambiénCon impronta malvinera, este sábado finaliza un nuevo ciclo cultural en San LorenzoDesde el gobierno provincial, responsable del operativo policial, reconocieron “errores, fallas y situaciones a corregir” en el dispositivo de control, pero defendieron el vallado que fue dispuesto para tratar de evitar episodios de violencia entre ambas parcialidades, algo que claramente no funcionó. También confiaron que aún no identificaron a la persona que le arrojó el piedrazo al futbolista Maximiliano Olivera, pero confían en detectarla “con el análisis de las filmaciones”. Y adelantaron que planean pedirle a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) que les permita apostar personal policial en una tribuna en los próximos partidos, a modo de pulmón.
“Lo que se planificó no funcionó como debía”, reconoció el director provincial de Seguridad Deportiva, Fernando Peverengo, aunque destacó que “en la salida no hubo incidentes”. Admitió que falló el control en el cacheo de ingreso, ya que se arrojaron bengalas y otros artefactos de pirotecnia. “No hay que tapar el sol con la mano”, reconoció.
Mirá tambiénInsólito: delincuentes dejaron una carta de disculpas tras robar un jardín de infantes“Hay para corregir lo que pasó dentro del estadio, cuando arrojan las vallas hiriendo a un hincha de Peñarol y cuando los plateístas arrojaron objetos contundentes”, enumeró. Consultado por el vallado, se inclinó por una mala colocación, más que por una mala estrategia y en tal sentido dijo que iban a chequear si se instaló correctamente. “Nos llama la atención que con una simple patada la descolocaron”, señaló. Y ponderó: “Estamos convencidos de que si el vallado hubiera funcionado, no hubieran pasado las incidencias”.
En las próximas dos fechas del Grupo G de la Libertadores, Rosario Central será visitante, el miércoles que viene en Belo Horizonte frente a Atlético Mineiro y el martes 23 de abril en la capital venezolana, ante Caracas. Recién el 7 de mayo el “Canalla” volverá a ser local, recibiendo al conjunto brasileño. En ese contexto, Conmebol se tomará las próximas semanas para analizar lo sucedido en el choque con Peñarol y no se descarta una sanción por los violentos episodios. Aseguran que la Confederación podría analizar la clausura de un sector del estadio o directamente que el próximo partido en el “Gigante” se dispute a puertas cerradas.
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