Con una producción excelsa, Inglaterra venció a Nueva Zelanda por 19 a 7, transformándose en el primer finalista de la Rugby World Cup 2019, por lo que deberá aguardar el resultado del partido que mañana protagonizarán Gales con Sudáfrica, para conocer a su adversario en la definición del sábado 2 de noviembre.
Ante todo, resulta imprescindible consignar que la “final anticipada” refrendó su condición de tal, entregando un contenido de altísima calidad, en la que el Rose Team logró acumular méritos suficientes como para transformarse en inobjetable ganador.
Desde el kick-off, las huestes del australiano Eddie Jones demostraron que estaban decididas a imponer condiciones, asumiendo riesgos que habitualmente no forman parte de su cerebral estructura de juego.
Por ende, no extrañó que a los dos minutos llegará el único ensayo de todo el cotejo, a partir de una estupenda jugada colectiva, que terminó con el potente Tuilagi zambulléndose en el ingoal neozelandés.
El impactante inicio tuvo su prolongación en una formidable producción colectiva e individual de los ingleses, que argumentaron con creces la posibilidad de prevalecer ante el seleccionado que hacía doce años no perdía en una RWC.
Un intento por repasar la batería de argumentos que justificaron la notable victoria, bien podría iniciarse rescatando la habitual solidez colectiva, que permitió sostener el sistema defensivo sin mayores inconvenientes.
Luego, la extraordinaria actuación del pack de forwards británico, haciendo que los puntos de contacto y la recuperación de la pelota se transformaran en patrimonio casi exclusivo. En cuanto a las formaciones fijas, hubo predominio blanco en el line-out y una incómoda paridad en el scrum.
Todo esto propendió a la desorientación de los All Blacks, que no generaron ni una sola situación de try en los cuarenta minutos iniciales. Los que culminaron 10 a 0 en favor de los ingleses, solamente por la fortaleza defensiva de los kiwis.
El segundo tiempo comenzó con características similares y recién a los 15 minutos, los neozelandeses generaron la primera acción de peligro, la que fue bien eclipsada por el cierre defensivo adversario.
Paradójicamente, un error inglés en el posterior line-out propio, deparó en el try de Ardie Savea, que encendió una tenue luz de esperanza en el campeón-defensor.
Sin embargo, no tardó en reacomodarse Inglaterra, manejando los tiempos con su inconfundible capacidad intelectual y sumando a partir de la certeza de su apertura George Ford, para mantener el marcador lo suficientemente alejado de las aspiraciones rivales.
El hecho que por decisión del TMO no se hayan convalidado dos tries ingleses, pasó a ser anecdótico, porque con el correr de los minutos, cada vez más quedaba la sensación que la solidez británica sería inexpugnable para la desesperación neozelandesa.
El párrafo final, vale direccionarlo en ensalzar a varias actuaciones individuales que no hicieron más que engrandecer la performance británica. Entre los forwards, Itoje (elegido Man of the Match), Curry y Underhill, se transformaron en pesadillas de las aspiraciones kiwis; mientras que Sinckler demostró una vez más que es un primera línea de condiciones superlativas.
Youngs y Ford fueron sapientes conductores; en tanto que Tuilagi y Watson cumplieron plausibles performances, en un contexto coletivo, que vale insistir, resultó excepcional: no solo por rendimiento, sino también por convicción.
12 años hacía que los All Blacks no perdían en Mundiales. Puntualmente, desde los cuartos de final de la RWC 2007, cuando Francia los superó por 20 a 18.
Inglaterra 19
Nueva Zelanda 7
Escenario: International Yokohama Stadium.
Referee: Nigel Owens (Gales).
Asistentes: Romain Poite y Pascal Gauzere (FFR).
TMO: Marius Jonker (SA).
Inglaterra: Mako Vunipola, Jamie George y Kyle Sinckler; Maro Itoje y Courtney Lawes; Tom Curry, Sam Underhill y Billy Vunipola; Ben Youngs y George Ford; Jonny May, Owen Farrell (capitán), Manu Tuilagi, Anthony Watson y Elliot Daly.
Suplentes: Luke Cowan-Dickie, Joe Marler y Dan Cole; George Kruis y Mark Wilson; Willi Heinz, Henry Slade y Jonathan Joseph. Head Coach: Eddie Jones.
Nueva Zelanda: Joe Moody, Codie Taylor y Nepo Laulala; Brodie Retallick y Samuel Whitelock; Scott Barrett, Ardie Savea y Kieran Read (capitán); Aaron Smith y Richie Mo’unga; George Bridge, Anton Lienert-Brown, Jack Goodhue, Sevu Reece y Beauden Barrett.
Suplentes: Dane Coles, Ofa Tuungafasi, Angus Ta’avao, Patrick Tuipulotu, Sam Cane, TJ Perenara, Sonny Bill Williams y Jordie Barrett. Head Coach: Steve Hansen.
Primer tiempo: 2, try de Tuilagi y goal de Farrell; 40, penal de Ford.
Segundo tiempo: 10, 23 y 29, penales de Ford; 17, try de Savea y goal de Mo’unga.
En búsqueda de la otra plaza
El sudafricano Handre Pollard ejecuta un kick en un partido ante Gales. Las estimaciones preven que en la semifinal de mañana haya un marcado duelo táctico.
En lo que respecta a la restante semifinal, se cumplirá mañana a las 6 (hora de nuestro país), también en Yokohama, protagonizada por Gales con Sudáfrica.
El referee será el francés Jerome Garces, asistido por el inglés Wayne Barnes y el neozelandés Ben O’Keefe; mientras que el TMO será otro kiwi: Ben Skeen.
Gales alistará a: Wyn Jones, Ken Owens y Tom Francis; Jake Ball y Alun Wyn Jones (capitán); Aaron Wainwright, Justin Tipuric y Ross Moriarty; Gareth Davies y Dan Biggar; Josh Adams, Hadleigh Parkes, Jonathan Davies, George North y Leigh Halfpenny.
Suplentes: Elliot Dee, Rhys Carre, Dillon Lewis, Adam Beard, Aaron Shingler, Tomos Williams, Rhys Patchell y Owen Watkin.
Head Coach: Warren Gatland.
Sudáfrica a: Tendai Mtawarira, Mbongeni Mbonambi y Frans Malherbe; Eben Etzebeth y Lood de Jager; Eben Etzebeth y Lood de Jager; Siya Kolisi (capitán), Pieter-Steph Du Toit y Duane Vermeulen; Faf de Klerk y Handre Pollard; Makazole Mapimpi, Damian de Allende, Lukhanyo Am, S’ Busiso Nkosi y Willie Le Roux.
Suplentes: Malcolm Marx, Steven Kitshoff, Vincent Koch, RG Snyman, Franco Mostert, Francois Louw, Herschel Jantjies y Frans Steyn.
Head Coach: Rassie Erasmus.