(Enviado Especial a Doha, Qatar)
“Cuando tenía 12 o 13 años decía lo mismo que dijo Diego: ‘Mi sueño es jugar un Mundial por Argentina’. No sólo lo concretó, sino que el domingo jugará una final”, cuenta el hombre que lo recibió y lo formó.
(Enviado Especial a Doha, Qatar)
“Tenés que llamarlo al Coqui Raffo. El fue el que lo formó a Nahuel Molina”, fue la sugerencia de Gustavo Marín, que lo conoció cuando Raffo trabajaba en la formación de jugadores, algo que ahora lleva adelante en el Elche de España. El fue el encargado de recibir a Nahuel Molina cuando recién llegaba de Embalse y formaba parte en aquél entonces del “proyecto Barcelona”. El mismo Nahuel Molina lo referencia: “Cuando me vine de Embalse, mis padres confiaron ciegamente en Coqui Raffo. Me llamaban por teléfono y me preguntaban si extrañaba y yo les decía que no, porque de verdad que no extrañaba. Teníamos todo el día ocupado, había mucha disciplina y también mucha actividad. La pasé muy bien. Yo sólo quería estar ahí, con mis compañeros y disfrutaba mucho”, contó en su momento Nahuel Molina.
-¿Cómo estás viviendo este momento, Coqui?
-Con gran emoción. En su momento asumimos el compromiso del desarraigo que tuvo al venirse a Buenos Aires y la necesidad de formarlo como persona, porque soy de los que cree que el fútbol tiene una gran transmisión de valores. Así fueron transcurriendo los pasos, debutó en Boca y siempre dio el perfil para irse a Europa. Tuvo siempre el acompañamiento de los padres, porque fuimos consciente de que ellos nos dejaron un tesoro. Hace poco me encontré en Madrid con los padres y hablamos de esas ilusiones que tenía con este Mundial. Ojalá el corolario sea con el título del mundo.
-¿Qué te fijaste en él?
-El perfil técnico y sicológico era impecable. Además, Nahuel era el típico ejemplo de “la casa, la escuela y el deporte”. El se crió en una canchita de Embalse Río Tercero porque el padre era entrenador allí. Y lo que nosotros hicimos fue pulir esas enormes cualidades y ese potrero que traía. No sólo lo formamos para jugar el campeonato en primera sino para ser profesional.
-¿Cuál era la respuesta?
-Fenomenal… Es un luchador que busca el desafío de mejorar cada día. Desde muy pequeño sabía que iba a ser futbolista. A los 12 o 13 años decía lo que en su momento dijo Maradona a esa edad: “Mi sueño es jugar un Mundial”.
-¿Te sorprendió el gol que hizo contra Países Bajos?
-No, porque su primera posición fue delantero y se fue perfeccionando en el Udinese primero y ahora en el Atlético de Madrid con el Cholo Simeone. Pero no me quiero olvidar de lo que él hizo en Rosario Central y en Defensa y Justicia. Es un jugador que juega en distintas posiciones y en todos los espacios tiene respuestas originales y eficaces. El fútbol de elite te enseña. Y él es de elite.
-¿Qué opinás de este proceso tan particular con Scaloni?
-Preferiría no opinar. Es un mérito impresionante lo que han hecho y estoy seguro de que esto es parte de un plan elaborado desde Tapia y la Afa hacia abajo. Pero estoy afuera de eso y no tengo muchos elementos.
-¿Qué sentís cuando lo ves jugar a Messi de la manera en que está jugando?
-Que tres de los grandes talentos de los últimos 50 años en el fútbol mundial son argentinos: Di Stéfano, Maradona y Messi. Todo el mundo lo reconoce y eso agigante la genética del fútbol argentino. Tengo el enorme orgullo de ser contemporáneo y tener la posibilidad de haberlos visto a Maradona y a Messi… Y tampoco me quiero olvidar de otro grande, como Mario Kempes. Agradezco a Dios haber visto a esos jugadores.
-¿Qué recuerdos tenés de Unión?
-¡Los mejores! Fue una de las partes más importantes de mi carrera, con buenos entrenadores y enormes jugadores como Cabrol, Frutos y Marzo, gente tan representativa y que salió de esa una de grandes talentos del fútbol argentino como es Santa Fe. Me dio mucha felicidad estar en Unión y pertenecer a esa institución. Ojalá algún día pueda darles una mano en lo mío, que es la docencia y la formación.
-Ahora estás trabajando en España. ¿Se sigue viendo al jugador argentino como un objetivo a buscar?
-Nos identifica la creatividad y el reconocimiento unánime que aumenta cuando pasan estas cosas de estar en una final del mundo. Nos reconocen el talento y la personalidad, el amor propio que también nos hace diferentes. El espíritu ganador de los argentinos es reconocido en todo el mundo.
-¿Qué hay de diferente en Europa que no se encuentra en Argentina?
-Seguimos sosteniendo el proceso de fútbol espontáneo que nos permite sacar grandes futbolistas. Hay cuestiones de infraestructura, organización y logística en Europa que permite que haya más jugadores, pero hay un convencimiento de la AFA de planificar un proceso serio y la competencia argentina es la mejor del mundo por cómo se estructura. No tenemos nada que envidiarle en la formación a lo que se vé en el resto del mundo y por eso salen jugadores de primer nivel.