Asunción del Paraguay (Enviado especial)
A la frase del título se la dijo Valdano, mano a mano, a un Ministro de Educación de un país de los más importantes en una visita. “Un entrenador tiene que saber de fútbol pero también de seres humanos y debe tener sensibilidad”, asegura. Una charla imperdible.
Asunción del Paraguay (Enviado especial)
Su figura parece estar detenida en el tiempo. Como esos cuentos de las películas o de los primeros libros. Debe estar más o menos igual en kilos que en esa corrida que nos ponía 2-0 en el Estadio Azteca en la final del mundo de México ’86: después se nos complicó (¡qué raro nosotros complicados en ese partido que nunca olvidaremos!) pero Jorge Valdano terminó levantando la Copa con Maradona, Nery, Bilardo y una embajada de santafesinos.
El mensaje, más allá de las imágenes o los videos de apoyo que usa en la hora y pico de disertación, transmite una cosa por encima de tantas otras: humildad. El auditorio del Museo de la Conmebol está repleto, no entra un alfiler. Hay cantidad y hay calidad. Lo acompañan, además de Nery que fue a quien se le ocurrió esta idea como Secretario General Adjunto, parte de esa banda del ’86: el querido “Burru” Jorge Luis Burruchaga, el “Vasco” Julio Olarticoechea y otro que está impecable para jugar, como es el “Gringo” Ricardo Giusti. Además de Alejandro Domínguez, aparece Santi Peña, presidente electo de Paraguay. Jugadores, ex jugadores, PF, dirigentes e invitados especiales: no vuela una mosca y el poder de concentración que genera Valdano en el ambiente es total.
El inicio de la charla es tan original como el mismo Valdano. La pantalla gigante muestra la semifinal con Bélgica en México ’86. Por la derecha, arranca el genio del fútbol mundial y se va sacando de encima camisetas rivales: llega al fondo, luego de la apilada, con arquero desparramado y lo habilita a Valdano con un pase-atrás perfecto. Ahí, con todo el arco a disposición y la pelota servida, el poeta del fútbol la tira varios metros arriba del travesaño de Pfaff.
Explica que, cierta vez, en una de las tantas charlas y disertaciones pudo estar mano a mano con un Ministro de Educación de un país muy importante, a quien Valdano le aseguró sin dudar: “El fútbol es un vehículo formativo de primera categoría, al que no se le suele dar la importancia que merece”.
En líneas generales, más allá que dice que esa jugada explica porqué todos decían que ese equipo era “Maradona más diez” (risas), Valdano afirma que siempre “al error hay que convertirlo como enseñanza”. Al toque, explica los factores que influyen en los estados de ánimo de un futbolista. De una manera espectacular, los detalla:
- Credibilidad: la esencia de la credibilidad es el respeto al otro; exigir al profesional y respetar a las personas. Por ejemplo: la participación activa en el juego y hace referencia al gran Alfredo Di Stéfano
- Curiosidad: tener el afán de preguntar por todo para mayor conocimiento: el enlace lleva a Marcelo Bielsa
- Pasión: la pasión es energía; amor por mejorar y obsesión por conocer más. Expresar los sentimientos y contagiarlos de pasión. En este punto, el video de Pep Guardiola desde sus tiempos de jugador a entrenador es extraordinario.
- Estilo: tiene que ver con las formas y la llamada cultura corporativa, con los valores de cada club. El estandarte es Pelé
- Talento y equipo: el talento fundamentalmente necesita de confianza, acompañar en sus problemas hasta sacar el máximo provecho. En cuanto al equipo, para que funcione todos deben sentirse importantes y tener confianza en los otros
- La palabra: hablar y ser escuchado. Las propiedades de la palabra para llegar al otro. El vehículo de la emoción lo transmite la palabra. Por ejemplo: la charla del DT de Arabia Saudita contra Argentina en el mundial de Qatar 2022, donde realmente el mensaje le llega a sus jugadores.
- Humildad: habla de nuestras virtudes o defectos. Conservar la humildad es asegurar la calidad de aprendizaje
- Éxito: debe estar apoyado por el medio de cómo se logra. Tiene y debe ser compartido, al igual que los fracasos. Por ejemplo, la anécdota su gol en la final Argentina-Alemania en el Mundial de México ’86 y el abrazo con Marcelo Trobbiani.
La libreta de apuntes de Pablo Bonaveri, entrenador profesional y compañero de ruta en esta hermosa experiencia en la Conmebol, elije dos frases finales como remate de gol:
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