Septiembre Negro: a 51 años de la jornada más trágica de la historia de los Juegos Olímpicos
Ocurrió en 1972, la competencia no se suspendió y sólo hubo un día de duelo, a pesar de que asesinaron a 11 atletas. También fallecieron 5 terroristas, un policía y un piloto de avión.
Los Juegos Olímpicos de Munich 1972 quedaron manchados por una catastrófica noche.
“Momentos difíciles” y “terribles sucesos” fueron las únicas cuatro palabras que le dedicó el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) en 1972 a la situación más dramática de la historia de los Juegos Olímpicos. En el inconcebible hecho murieron 11 atletas, 5 terroristas, un policía y un piloto de avión.
En 1972 Alemania tenía la oportunidad de redimirse tras los JJOO organizados en 1936 bajo la conducción política de Hitler. El COI le otorgó la sede nuevamente al país europeo pero una serie de eventos catastróficos volvió a manchar la competencia.
La madrugada del 5 de septiembre, 8 palestinos pertenecientes al grupo terrorista “Septiembre Negro” decidieron aprovechar la estadía de atletas israelitas en Alemania para llevar a cabo una toma de rehenes con el fin de liberar a compatriotas detenidos en territorio hebreo.
Bajo esas intenciones, subieron por las paredes de la Villa Olímpica para llegar hasta el cuarto de los israelitas. Allí, fusilaron a 2 deportistas en el acto y tomaron a 9 como rehenes.
Los 11 atletas de Israel víctimas del grupo "Septiembre Negro".
En el interín se sucedieron hechos descabellados que contribuyeron al ataque. En primer lugar, los guardias de la Villa Olímpica estaban desarmados ya que Alemania quería mostrar una “señal de paz” en sus Juegos Olímpicos. Otro motivo que facilitó la subida de los palestinos por los muros fue la ayuda de atletas estadounidenses que los confundieron con otros participantes y brindaron su apoyo para que logren entrar.
Por último, algo anecdótico es que los palestinos se confundieron de habitación y al entrar a la sede fueron a la pieza de los atletas uruguayos pero no los atacaron al darse cuenta de que no eran a quienes buscaban.
Toma de rehenes y negociación
La situación catastrófica no terminó en el edificio donde fueron asesinados los dos primeros atletas. El grupo de palestinos, pese a estar rodeados de policías en la Villa Olímpica, comenzó una negociación para soltar a los rehenes israelíes. En el primer contacto con las fuerzas de seguridad pidieron la liberación de 234 compatriotas presos en Israel.
Pese a la preocupación, desde el gobierno del país oriental dijeron que “no iban a negociar con terroristas”. Esa fue una de las primeras medidas que ocasionó el fatal desenlace. La negociación siguió, intervinieron países árabes como mediadores y los terroristas lograron volar con los rehenes hacia la ciudad alemana de Fürstenfeldbruck donde, supuestamente, los esperaba un avión para huir a Medio Oriente.
La delegación de Israel se retiró de los juegos luego de la masacre.
El segundo paso en falso de los negociadores, las fuerzas armadas y el Estado de Israel fue montar una escena de ficción en Fürstenfeldbruck. Cuando los palestinos llegaron junto a los rehenes, recibieron disparos de francotiradores y la base aérea se transformó en un campo de batalla.
Las balas de los francotiradores alcanzaron a 5 de los palestinos que fallecieron en el lugar pero los demás se encargaron de acabar con la vida de los atletas. Cuatro deportistas murieron cuando un terrorista hizo explotar uno de los helicópteros y los 5 restantes fueron ejecutados. En el enfrentamiento también falleció un piloto que estaba en el helicóptero detonado y un policía alemán. Los 3 palestinos que sobrevivieron fueron capturados.
Repercusión
Los Juegos Olímpicos fueron suspendidos solamente en la jornada del 5 de septiembre y continuaron con normalidad al otro día luego de un homenaje a las víctimas en el Olympiastadion de Munich donde ni siquiera se dijo los nombres de los fallecidos.
Pese al pedido de algunos sectores, los Juegos no se suspendieron.
Ese día, la bandera olímpica y la de la mayoría de los participantes se elevó a media asta menos la de los países árabes que solicitaron que se izaran con normalidad.
La delegación de Israel se retiró de la competencia dejando en blanco el lugar en el que debían participar los atletas que habían tenido la suerte de no ser fusilados o tomados de rehenes en la noche más oscura y trágica de la historia de los Juegos Olímpicos.
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