(Enviado Especial a Doha, Qatar)
En otra actuación consagratoria, el ex River jugó un partido notable, a pura potencia y calidad. El capitán jugó un segundo tiempo bárbaro y lo escoltó en los méritos.
(Enviado Especial a Doha, Qatar)
Quizás no exista la actuación perfecta, pero a veces se acerca bastante. Y Argentina tuvo algo de eso, tanto en lo individual como en lo colectivo. Sin grietas ni puntos flojos, la selección jugó el mejor partido del Mundial con mucha inteligencia. Supo en qué momento había que tener la pelota, cuándo se debía atacar, cómo había que hacerlo y de qué forma debía defenderse.
Julián Alvarez (9) fue la gran figura. Le hicieron el penal metiéndose por el medio; el segundo gol fue una genialidad a puro coraje y potencia, mientras que en el tercero estaba en el lugar en el que debía estar para aprovechar la enorme jugada de Messi. A él no lo eligieron el mejor, sino a Messi. ¿Qué hizo Messi?, le obsequió el premio de mejor jugador del partido a Julián. Estricto acto de justicia.
De todos modos, Messi (8) fue el que le siguió en importancia. Aguantó muy bien la pelota jugando de espaldas en el primer tiempo; el segundo tiempo de él fue una demostración de todo lo que puede hacer un jugador de fútbol adentro de una cancha y la jugada del tercer gol es digna de alguien muy diferente al resto.
Martínez (6) transmitió toda la seguridad, seguro en el juego aéreo y transmitiendo gran tranquilidad al resto de la defensa. Molina (6) hizo un partido correcto, con algunas proyecciones ofensivas pero cuidando mucho su sector ya que, sobre todo en el primer tiempo, Croacia inclinaba mucho el juego por allí. Romero (7) se cansó de sacar pelotas, de arriba y de abajo, al igual que Otamendi (7), que está haciendo un gran Mundial, convertido en estandarte defensivo del equipo. Por último, Tagliafico (7) también jugó un muy buen partido, se sacrificó un montón para la marca y le quedó suficiente resto para sus proyecciones ofensivas, que no faltaron.
En el mediocampo, De Paul (6) tuvo una buena respuesta física hasta que Scaloni, correctamente, resolvió sacarlo para que pueda llegar en buenas condiciones al partido final. Paredes (6) apareció otra vez en el equipo titular y fue una decisión que le dio resultado a Scaloni, que así logró poblar un poco más el mediocampo para que Croacia no se sienta cómodo en el manejo de la pelota. Enzo Fernández (7) le metió una pelota genial a Julián Alvarez en el claro penal que le cometió el arquero y que Messi se encargó de convertir en gol y se paró inteligentemente al costado de Paredes, sin duplicar funciones, mientras que MacAllister (7) fue otro que estuvo en un muy buen nivel, dando otra clara muestra de que Scaloni no se equivocó en confiar en él.
Los cambios no resquebrajaron el funcionamiento del equipo. Lisandro Martínez (6) entró para armar esa línea de cinco que Scaloni tiene bien aceitada y es a la que echa mano cuando el equipo va ganando, para defender el resultado. Dybala (6) no entró mucho en juego, pero se adaptó al equipo y no desentonó. Después, Palacios, Foyth y Joaquín Correa completaron una escena con muchos protagonistas y casi sin actores de reparto.
Argentina jugó un partido inusual por tratarse de una semifinal. Quizás se lo pueda comparar con aquéllos 7 goles de Alemania a Brasil. No fueron siete goles, pero la holgura y la diferencia que hubo entre los dos equipos, fue suficiente para marcar claras distancias sobre un rival que se vio sometido y sin respuesta de ninguna índole ante esta altísima producción del equipo de Scaloni.