En los tiempos del “Todo Pasa” con Grondona, había una frase anclada en calle Viamonte donde reinaba Julio de Sarandí: “AFA rica, clubes pobres”. Hoy, con una gestión de Claudio Tapia que parece una máquina de generar dinero, la frase podría adaptarse: “Campeones del mundo con poco fútbol en Argentina”.
Es que las estadísticas oficiales de la Liga Profesional, terminada la fecha 12, reflejan números alarmantes. En este rubro, increíblemente, no hay “grieta” y realmente el dato mata el verso del relato.
En esta última jornada, donde los equipos de Santa Fe empataron (Unión con Tigre de local y Colón con Platense en Vicente López), el tiempo neto de juego fue de 49.22 minutos, lo que representa un 50.1 por ciento. Es decir, la mitad de un partido se usa para jugar; el resto para cortar, especular, hacer tiempo, etc.
El promedio general de las doce jornadas que se jugaron después que Messi nos bordó la tercera y levantó la Copa FIFA en Qatar, tampoco mejora. En líneas generales, se mantiene la tendencia: tiempo efectivo del torneo 49.46; tiempo efectivo/tiempo total: 50.2 por ciento.
Vamos a los capítulos de la fecha 12. En Unión-Tigre, el tiempo efectivo fue de 45.26 y tiempo efectivo/tiempo total un 46.8 por ciento. En Platense-Colón, tiempo efectivo de 48.04 y 50.8 por ciento de tiempo efectivo sobre el tiempo total de un partido.
Más allá que la FIFA viene analizando esta problemática en el mundo entero, no hay por ahora un cambio global en el mundo de la pelota.
En el glorioso Mundial de Qatar, cada vez que el VAR tenía una larga intervención, el árbitro no dudaba en agregar un importante tiempo de adición. Con el santafaesino Nery Alberto Pumpido como lujoso testigo, el propio Gianni Infantino señaló que ese es el camino con la lucha contra la pérdida de tiempo.
En ese entonces, la propia International Board (IFAB) señaló su postura en el Mundial con los minutos que agregaron los árbitros: "El enfoque adoptado durante la Copa del Mundo de la FIFA Qatar 2022, donde se implementó un cálculo más preciso del ‘tiempo adicional’, fue recibido positivamente".
Tras recibir este guiño por parte de la IFAB, Infantino señaló: "Queremos luchar contras las pérdidas de tiempo y tener más tiempo efectivo. Pierluigi Collina ya explicó en el Mundial nuestra preocupación al respecto. Pero no cambiaremos las reglas, no pararemos el reloj. Las leyes son universales y deben ser universalmente aceptadas".
El mal de otros siempre es consuelo de quienes no evolucionan. No importa Australia o Arabia, tampoco España o Italia. La realidad es que en la prometida tierra de Diego y Lionel, cada vez se juega menos. En tiempo y en belleza; en cantidad y calidad.
“El negocio que se apoderó del juego le transmitió los valores empresariales al fútbol. Entonces dicen: ‘Sólo vale ganar’. ¿Cuáles son los valores empresariales? El beneficio rápido a costa de cualquier cosa, así se destruye el planeta. No importa el cómo, solo hay que ganar. Y de esa manera, el juego cada vez tiene menos importancia. El jugador se transforma en un productor de puntos y el placer no cotiza”, acaba de gritar Angel Cappa de manera quijotesca en una entrevista con ESPN.
Me quedo con esa frase de Ángel: “El juego cada vez tiene menos importancia”. Se ensayan los laterales largos: no importa si el “3” o el “4” juegan bien; importa si con las manos es capaz de generar peligro desde el costado. Se buscan especialistas para el famoso “Cocodrilo”; es decir jugadores que sean buenos para acostarse en el césped detrás de una barrera. Esa psicosis se llevó puesto al mejor del mundo: jugando para PSG y contra el Manchester City, el mismo Lionel Messi lo hizo en Champions. Increíble…pero real.
Se corta, se especula, se hace tiempo, se reclama el VAR, se usan jugadores que lanzan con la mano un juego de pies y ahora se acuestan para evitar goles de tiros libres. Nada es gratis: cada vez se juega menos tiempo dentro de los 90 minutos que tiene un partido que, hasta que no cambien las reglas, sigue siendo “de fútbol”.
Que les pase a los otros no es consuelo de nada. En la tierra de la tercera, en la tierra argenta de Diego y Lionel, pocos quieren y aman la pelotita como el “Pelusa” y la “Pulga”. Por ahora, los ojos pasionales criollos (sabaleros y tatengues en el combo) resisten por un espectáculo que cada vez tiene menos belleza. Ojalá en el deporte más lindo de pies no se les vaya la mano con esta moda del “no juego”.