Sábado 9.12.2023
/Última actualización 12:36
Recuerdo de aquella noche en Lusail que los momentos previos al partido se consumieron mirando Croacia-Brasil. Es que todos gastábamos a cuenta de que el rival de semifinales iba a ser Brasil. Cuando pensábamos eso, un cachetazo a tiempo nos devolvía a la realidad: primero había que ganarle a Paises Bajos. Y este era todo un tema, más allá de que la selección ya iba en franco crecimiento. Los gritos en la sala de prensa de Lusail dejaron en claro que, más allá de la rivalidad, si algo se quería evitar, era jugar con los brasileños. Pero primero había que ganar un partido que se presumía complicado. Paises Bajos no es un clásico para nosotros, porque nuestros clásicos son Brasil e Inglaterra. Pero hay una historia que arrancó con aquella Naranja Mecánica que no nos dejó tocar la pelota en el 74, la final que nos permitió ser campeones del mundo por primera vez en 1978 y el inolvidable "hoy te convertís en héroe" de Mascherano a Chiquito Romero en la semifinal del Mundial de Brasil.
Lautaro Martínez acaba de marcar el último penal que le dio la victoria final a la selección. Fue 2 a 2 en los 120 minutos de juego y 4 a 3 en la definición desde los doce pasos. Crédito: Télam.Todo lo que se presagiaba en la previa y lo que dictaba la historia, se cumplió. Fue otra batalla, con una definición infartante. Leía la columna de mi amigo José Luis Lanao, el ex jugador de Unión en los inicios de los 80 y campeón mundial juvenil con Maradona en Japón, y él pintaba, desde su propia lejanía en España, lo que estaba pasando con Argentina. "… El fulgor festivo muestra sus vísceras y baila en las esquinas, acariciando este sueño eterno. La felicidad es una elección de cada mañana. Argentina se va feliz de este partido con Países Bajos, con una sonrisa grande como una raja de sandía. Se mantienen los sueños, los del pasado y los que están por venir. Ya queda poco ahí afuera, ese sol luminoso que nos acompaña y un fútbol croata, peligroso, que nos espera con un colmillo fuera…", dice Lanao, tratando de darle lo que muchas veces no se consigue: palabras, frases y definiciones a algo que se siente desde lo más profundo.
Van Gaal se encargó de calentar la previa y los jugadores argentinos se engancharon. Es un buen equipo el suyo. Pero un buen equipo que terminó jugando con una vieja fórmula: tirarle centros a un grandote. Argentina lo tenía todo controlado y la planificación de Scaloni se fundamentaba en un trabajo defensivo muy sólido. Algo falló en ese recorrido inicial de los 90 minutos (que en realidad fueron 105 por los que adicionó este flojísimo árbitro español que sacó 14 tarjetas amarillas), para que no se lo pudiera liquidar en ese primer intento. Quizás una inclinación natural a replegarse y esperar la estocada del rival, que se hizo viral en esa parte final del encuentro. Argentina cambió y jugó con un 5-3-2 flexible, que se convertía en 3-5-2. Y también la estrategia (¿por qué esperar tan atrás?). El tiempo suplementario fue todo lo opuesto, sobre todo en el segundo tiempo. En esos 15 minutos finales, Argentina lo apabulló a Paises Bajos, se lo llevó por delante y lo tuvo al borde del nocaut. Pasamos de la alegría y supuesta tranquilidad, a la angustia exagerada, pasando por el desconsuelo de algo que se había perdido en el décimo minuto de descuento cuando llegó el empate de Weighorst. Un suspenso e incertidumbre descomunal. Un partido para la historia (o para el diván) como hacía muchísimo tiempo no se veía, ni siquiera comparable con aquélla definición similar (en semifinales) del Mundial de 2014.
Vimos también a ese Messi con mezcla de Riquelme y Maradona. El "Topo Gigio" para Van Gaal y ese tono desafiante contra Weghorst tratándolo de "bobo", lo pusieron en un escenario al que no nos tiene acostumbrado. Messi no es Messi desde ese lugar, sino desde otro. No va con su personalidad ni tampoco es acorde con su conducta. Es posible que esté arrepentido, sobre todo de lo que le dijo al delantero holandés. Lo de Van Gaal puede haber sido un estallido natural y entendible. Todos tenemos un momento en el que nos colman la paciencia y explotamos. No es él en su esencia. Pero en este partido apareció ese Messi maradoneano que algunos reclamaban. Y el show que dio adentro de la cancha, también lo trasladó afuera. O al margen de los 120 minutos electrizantes y los propios penales.
Messi corrió hacia el otro lado y no siguió a sus compañeros. El capitán no fue hacia donde estaba Lautaro Martínez, sino que fue al encuentro de Emiliano Martínez, factor clave en esa gran victoria. Crédito: Télam.Los números de Louis Van Gaal, el entrenador holandés, eran inmejorables antes del partido: con él, Paises Bajos nunca había perdido en sus últimos 11 partidos disputados por copas del mundo, con ocho victorias y tres empates. Ocurre que en esos empates quedaba eliminado de la competición, como ocurrió con aquél choque en San Pablo de semifinales, la noche que Mascherano le dijo a Chiquito Romero: "Hoy te convertís en héroe", antes de la ejecución de penales que, en definitiva, le dieron la victoria al equipo que en ese momento conducía Alejandro Sabella. Este partido no fue la excepción, porque al cabo de los 120 minutos el partido terminó empatado. Desde que asumió Van Gaal en agosto de 2021, Paises Bajos está invicto en 19 partidos internacionales que disputó, con 14 victorias y 5 empates. De todos modos, la marca argentina no le va en zaga, ya que sólo perdió un partido de los últimos 40 que disputó hasta ese momento.
10 Goles
Gabriel Batistuta seguía siendo al momento de iniciarse este partido, el máximo goleador de la selección argentina en copas del mundo. El "Bati" marcó diez goles y Messi le seguía con 9. Esa noche, en Luseil, culminó aquél reinado del Bati porque Messi marcó el segundo de la selección y lo igualó. Después, lo superó con holgura en los partidos que iban a llegar.
11 de Argentina
En ese partido de cuartos de final ante Países Bajos de hace un año: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez y Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister; Lionel Messi y Julián Álvarez. Por su parte, Ángel Di María integró el banco de suplentes.