Messi jugó en “modo marciano”: tres goles y dos asistencias en la goleada contra Bolivia
Argentina fue una sinfonía en un Monumental exultante y goleó 6 a 0 a una Bolivia que vino a aguantar y no pudo con un Messi descomunal. Soberbio partido de los campeones del mundo.
El 6 a 0 exime de valoraciones respecto de la justicia del resultado y de la supremacía absoluta de un equipo sobre el otro. De lo que no exime, es de hablar sobre un hombre que no para de sorprender y que hizo delirar a la multitud que fue a verlo después de casi un año sin jugar en la Argentina. Messi jugó un partido excepcional, de 10 puntos. Y condujo a su selección a una victoria contundente e histórica sobre una Bolivia sometida y superada de principio a fin.
El fútbol es impredecible hasta ahí nomás. Nadie podía ignorar y mucho menos discutir lo que iba a suceder. ¿Quién se imaginaba que Bolivia iba a salir a atacar?, nadie. Todos nos imaginábamos que iban a achicar espacios del medio hacia atrás y que la táctica del aguante se podía derrumbar con la llegada del primer gol argentino. Y no demoró demasiado.
Ni siquiera se habían cumplido 20 minutos cuando Messi recibió solo por el callejón del “8” una pelota que robó muy bien Lautaro Martínez, se metió en el área y metió el remate abajo que dejó sin chances a Viscarra. Bolivia, hasta ese momento, se defendía en su terreno, le daba la pelota a Argentina y jugaba a aguantar. Arriba quedaba Algarañaz con alguna leve compañía. Era todo de Argentina, que no se apuraba, movía la pelota, tocaba y generaba el “ole” con aplausos de la gente.
El control de pelota de Argentina era casi total. Lo hacía lento cuando salía jugando desde atrás y trataba de acelerar en las inmediaciones del área, siempre tocando de primera para complicar a una defensa muy concurrida. Y cuando por casualidad Bolivia recuperaba la pelota, ahí venía el pressing rápido y eficaz que impedía que cualquier intento del rival prosperara. Un monólogo absoluto. Una demostración contundente de superioridad que no tuvo pausas. Un andar soberbio y destructivo de los campeones del mundo. Y Messi haciendo todo bien. Como siempre.
Argentina jugaba con ritmo de amistoso. Pero no era por error o por no querer agilizar el trámite, sino porque Bolivia no salía y, aún perdiendo, seguía jugando a aguantar un resultado que ya no lo favorecía. La sensación era que Bolivia jugaba a perder por poco. Pero cuando en una jugada esporádica se adelantó y abrió espacios en su defensa, vino la contra de Argentina con un Messi brillante que encaró y con la humildad de los grandes se la dio a Lautaro Martínez, ante la salida del arquero.
Y por si faltaba algo, en el descuento llegó un tiro libre estupendo de Messi que le metió un pelotazo quirúrgico a Julián Alvarez para que convierta un 3 a 0 que ya aseguraba el resultado favorable a los campeones del mundo, en un primer tiempo de dominio absoluto, con una actuación notable una vez más de Messi, eternamente brillante.
Se rindió Bolivia a una superioridad absoluta de Argentina. Y se terminó el partido en menos de un tiempo. Frente a esa táctica del aguante, los campeones del mundo surgieron en plenitud, con una eficacia rotunda, un Messi descomunal y un resultado que se abrochó con una facilidad asombrosa y contundente.
El ojo clínico del asistente Orué y las líneas tiradas desde el VAR le impidieron a Otamendi lo que hubiese sido el cuarto gol y la ratificación de esa capacidad goleadora que viene teniendo el defensor nacional.
El segundo tiempo recién empezaba y ya Argentina buscaba con fiereza la goleada y jugaba como si el resultado no tuviera la holgura y la tranquilidad que le estaba otorgando desde el cierre de la parte inicial.
El sometimiento seguía siendo total y bestial. Bolivia no pasaba la mitad de la cancha y no le quedaba otra que resignarse a que los minutos pasen, esperando a a Argentina con mucha gente cerca de su área para quitarle espacios. Y Argentina retenía el balón en la mitad de la cancha y luego intentaba jugar de primera.
Scaloni movió el banco e hizo tres variantes: Palacios, Paredes y Almada a la cancha en lugar de De Paul, MacAllister y Julián Alvarez. El cuarto fue una jugada colectiva estupenda.
Paredes metió un pelotazo profundo para la subida de Molina, quien devolvió el balón hacia el medio para la diagonal de Thiago Almada, que definió con un remate de derecha que dejó sin chances a Viscarra.
Un 4 a 0 a tono con semejante superioridad y que podría haber llegado antes. Scaloni agotó la cuota de cambios y dejó en la cancha a Messi. Entraron Lisandro Martínez y Nicolás Paz por Otamendi y Lautaro Martínez. Faltaba todavía algo más de 15 minutos y estaba todo liquidado, aunque Argentina jugaba como si algo más estuviese faltando.
Paredes se convirtió en el eje, Nicolás Paz empezó a moverse por todo el frente de ataque, entrando y saliendo con criterio y habilidad, mientras que con Messi y la subida de los laterales aparecía el factor sorpresa en esos últimos metros de la cancha que continuaban súper poblados de camisetas verdes que se resignaban a seguir aguantando en el marco de un resultado inmodificable desde el primer gol de Messi.
Interesante lo de Paz desde que entró (puso ganas, habilidad y aprovechó la oportunidad), está todo dicho con Messi (tremendo partido) y una superioridad que esta Bolivia que llegó agrandada por esas tres victorias consecutivas desde que asumió Villegas.
Pero faltaba el final a toda orquesta de Messi, con dos golazos (uno de derecha y el otro fiel a su estilo y de su sello habitual) para lograr el hat trick y el 6 a 0 categórico y delirante para la multitud que enloqueció con semejante demostración futbolera.
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