Viernes 28.1.2022
/Última actualización 9:37
Transcurrieron 953 días del último partido oficial de Juan Martín del Potro (el 19 de junio de 2019, sobre el césped de Queen's. Y se cumplirán 964 el próximo lunes 7 de febrero, cuando se levante el telón del ATP 250 de Buenos Aires, el certamen en el que el tandilense tiene decidido reaparecer en el circuito. Entre un extremo y el otro, ingresó cuatro veces en el quirófano para operarse de la rodilla derecha y -más allá de su enorme espíritu de lucha- ya nada es como antes.
En las últimas semanas aumentó la intensidad de los entrenamientos, pero reaparecieron molestias en la zona operada, motivo por el que todavía no hizo oficial su presencia en el Argentina Open ni tampoco en el ATP 500 de Río de Janeiro, una semana después. Es más, en las últimas horas canceló momentáneamente sus prácticas y se realizó una nueva infiltración para tratar de disminuir las molestias.
Después de seis días de ensayos en el club Uncas de Tandil, durante la segunda semana de enero en la que su rendimiento fue de menor a mayor, Del Potro regresó a la Ciudad de Buenos Aires buscando dar un paso más para su añorado retorno. En el Tenis Club Argentino, la semana pasada aumentó la exigencia con el cordobés Juan Ignacio Londero (actual 136°, ex 50°) del otro lado del court. Sin embargo, después de varios días "positivos" de entrenamientos, las dificultades aparecieron sobre el final de la semana cuando llegó el momento de ensayar sets.
Del Potro se sintió incómodo, sus desplazamientos sobre el polvo de ladrillo disminuyeron, su lenguaje corporal no fue el mismo y sus tiros ya no hicieron tanto daño. Se lo notó cansado y un poco tenso. Desde hacía mucho tiempo que no tenía un ida y vuelta intenso contra un rival en actividad y, evidentemente, cuando sumó kilometraje lo padeció.
Con la ansiedad de los organizadores de los torneos de Buenos Aires y Río en alza por no tener aún una confirmación de Del Potro, nuevamente el Tenis Club Argentino fue el escenario de los entrenamientos de Juan Martín durante esta semana. Aunque el "rival" fue otro: Sebastián Báez (88°) que, de cierta manera, es respaldado y apadrinado por el campeón del US Open 2009.
Según consigna La Nación, Del Potro volvió a tener altibajos. Ya no se lo observó con la fluidez y la alegría de otros días en el court. Y no porque enfrente tuviera a un colega con el que no tiene afinidad, sino porque su cuerpo (y su mente) no le respondieron como pretendía y no pudo terminar los entrenamientos como deseaba.
Competitivo y perfeccionista al máximo, a Del Potro le sudan las manos mientras se acerca el tiempo límite para el comienzo del ATP de Buenos Aires donde el público, los organizadores, los patrocinadores y la prensa (también su familia y amigos, claro) añoran volver a verlo en acción. Él es el primero que quiere estar allí (ya se lo comunicó a sus más cercanos), donde sólo jugó en 2006, cuando tenía 17 años, era 155° del ranking y recibió un wild card. Los nervios crecen; los nervios juegan.
La gente de su confianza está muy encima suyo. Tratan de empujarlo y sostenerlo anímicamente durante los días en los que el actual 755° del ranking se amarga por los dolores de una rodilla que, según los médicos, "está sana", pero que no deja provocarle dolores de cabeza. Le dan aliento y le aseguran que el día que entre en una cancha y sienta el respaldo del público se energizará.
Juan Martín se siente en tiempo de descuento. No volverá a operarse. "La definitiva", escribió en sus redes sociales tras su última intervención. Por ello la situación es sumamente delicada. Por momentos se siente aturdido y hasta acorralado. Pero luego respira profundo, se calma, mira a su alrededor, se recuerda como tenista y levanta el espíritu. Todavía tiene esperanza.