Messi juega para 10 cuando otros, a esa edad, sufren la sombra del retiro
Una actuación excepcional de un hombre que ha vulnerado por completo la capacidad de asombro. Todo puede seguir pasando con alguien que hizo enrojecer las palmas de tantos aplausos en el desbordado Monumental.
Messi juega para 10 cuando otros, a esa edad, sufren la sombra del retiro
Jugó su partido 189 y llegó a los 112 goles. Dejemos de lado el rival, porque si se subestima o minimiza a Bolivia, no habrá que decir que las Eliminatorias Sudamericanas son complicadas, como muchos dicen. Esto que se ve de Messi a esta altura de su carrera es algo que provoca asombro cuando, en realidad, esa capacidad para sorprenderse debería estar ya colmada. Y sin embargo, siempre queda un resquicio para algo más.
Messi jugó un partido de 10 puntos. Hizo tres goles de jugada, metió dos asistencias notables y lo hizo revolcar al arquero en un tiro libre que iba al ángulo. Pero además, dos de los tres goles de su cosecha llegaron en el minuto 39 y 41 del segundo tiempo, cuando sus 37 años deberían estar pasándole una factura que, evidentemente, para Messi no tiene fecha de vencimiento cercana.
Esa jerarquía sigue estando viva y predispuesta para el beneficio de un equipo con el que hay una identificación plena. Estos muchachos –me he cansado de decirlo y vuelvo a repetirlo- cruzan el océano y se potencian. Todos juegan uno o dos puntos por encima de lo que lo hacen en sus clubes.
Foto: Reuters
Y él, que ya no tiene que cruzar el Atlántico porque su vuelo es más directo desde Miami, continúa derramando una calidad y una jerarquía inigualable, aún a esta altura de su vida y de su carrera, que para muchos significa el final de su carrera o el ocaso de la misma. Sin embargo, él es capaz de jugar un partido de 10 puntos como el que jugó en esta noche espléndida y victoriosa del Monumental.
Del resto, ¿qué se puede decir? Que Lautaro y Julián aportaron la cuota de gol que sirvió para ratificar lo que son: dos goleadores que a la selección no le fallan. Que el equipo jugó con autoridad y que si bien se encontró con una Bolivia que no atacó, hubo algo que seguramente Scaloni va a recoger como positivo: esa forma abusiva de recuperar la pelota sobre la misma pérdida.
Argentina “imita” lo que hacía el mejor Barcelona, el de Guardiola y el de Messi. Aquel equipo muchas veces no necesitaba de grandes partidos de sus defensores o de su arquero, porque los que recuperaban la pelota estaban a 30 o 40 metros de la línea defensiva. Eran los mismos delanteros o volantes que perdían la pelota y enseguida la recuperaban para empezar otra vez. Y para obligar al rival a correr todo el partido sin la pelota.
Entraron muy bien Nico Paz y Thiago Almada. También se sumó bien Paredes con algunos pelotazos profundos y bien direccionados (como el de la jugada del gol de Almada, el de mejor concepción colectiva), más el aporte de los tres volantes que arrancaron y que ya se conocen de memoria.
Este equipo que puso Scaloni es casi el mismo que jugó la noche histórica del 18 de diciembre en Lusail. Faltaron el Dibu Martínez (suspendido) y Di María, que ya dio las “hurras” y dejó una imagen imborrable. Pasaron casi dos años de aquel momento y estos mismos jugadores siguen jugando como si no hubieran ganado nada, cuando en realidad ganaron todo. De esto, hay gran responsabilidad del técnico y también de un grupo que no se permite el aburguesamiento o el conformismo. Y que siguen persiguiendo una gloria que ya se la ganaron para siempre, pero que no se resignan a que los siga acompañando.