(Enviado especial a Asunción del Paraguay)
Miles de futboleros, muchos de ellos paraguayos con la “10” de Argentina, esperan por los campeones del mundo en Luque. Fuerte operativo de seguridad.
(Enviado especial a Asunción del Paraguay)
No tiene una explicación natural ni sobre-natural. Sólo se compara cuando esa vez, en Italia ’90, la curva del San Paolo gritó el gol que el napolitano Maradona le hizo a…Italia. Acaso será para volver a escribir la frase que más escribí en este diario en 33 años de teclado: “EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LA RAZÓN NO ENTIENDE”. Sólo así puedo explicar esta pasión paraguaya y sin fronteras por Messi.
“No lo puedo explicar, somos paraguayos y amamos la rojiblanca. Pero los niños se hicieron hinchas de Argentina por Messi y le compramos todo: camiseta, bandera celeste y blanca, lo que sea con la 10”. Ese testimonio se repite a cada rato.
Son paraguayos y serán paraguayos. Pero se hicieron hinchas de Messi, del “Dibu” (lo nombran segundo en las preferencias) y de Argentina.
Emociona como Doña Hilaria, salteña de nacimiento hace varios años viviendo en las afueras de Paraguay. Se compró por 1.000 pesos argentinos la bandera argentina con las tres estrellas y se vino como pudo desde las afueras de Asunción con su nieta. “Si lo veo a Messi, muero tranquila. Es mi último deseo en esta vida” dice con lágrimas en los ojos.
Una niña, paraguaya, implora “quiero una firma para el zapato de mi hermano” y tiene en la mano un botín de color blanco. Su hermano no pudo gambetear la escuela para ver a Messi y los campeones del mundo en la Conmebol. Por eso su hermana busca el regalo del año.
La bandera, 1.000 pesos argentinos; el póster (que lo vende un brasilero) a 1.000 pesos argentos. Los guaraníes que venden las dos cosas “se hicieron el día” antes de que llegue Messi.
La realidad, todo lo que presenció El Litoral, eriza la piel. Niñas y niños paraguayos con la 10 de Messi en la espalda. Y con la bandera argentina de “capa”. Increíble pero real. Son de Olimpia, de Cerro, de Libertad, de Guaraní. Pero desde el Mundial son de Messi y de Argentina.
No tiene explicación. Si no te gusta el fútbol, no lo entenderías. Una vez más, el corazón le ganó por goleada a la razón por culpa de Messi. Un fenómeno deportivo, social y popular que no conoce fronteras.