¿Hace calor?, ¡hace calor!... Pero lo del aire acondicionado en los lugares cerrados es tremendo. Sirve de alivio en el momento, pero al rato se torna exigente y ahí anda uno, “moqueando” y cambiando continuamente entre los 35 grados o más del exterior con los 18 (o menos) del interior.
Como todo es nuevo y de avanzada, no hay ninguna posibilidad de que haya un solo lugar cerrado (entre cuatro paredes o con ventanillas), que no tenga aire acondicionado. Ahora también nos vamos a encontrar con ese panorama en los estadios, cuando empiece a rodar la pelota. Y como todavía no empezó, los jugadores tienen aire acondicionado para exteriores (sí, leyó bien, aire para exteriores) para meter la cabeza adelante del aparato y recibir ese fresco reparador.
Los barcitos también lo tienen. Este enviado vive en Pearl Qatar, un lugar muy lindo que tiene un pequeño “barrio” que se llama “La pequeña Venecia”, pues posee un canal y una geografía bastante similar a la de la famosa ciudad italiana. Caminar por sus veredas obliga a encontrarse con esos pequeños bares que ofrecen la alternativa de tomar o comer algo al aire libre. ¿De qué manera?, con aire acondicionado en la calle… ¡Increíble!
Eso sí. Lo disfrutamos en esa noche de agasajo en la casa del embajador. Afuera estaba todo: comidas y bebidas. Adentro, el aire acondicionado. A medida que fue avanzando la noche y levantando la temperatura (paradójico pero real… y por culpa de esos buenos vinos y cervezas), el refugio interno se convirtió en una necesidad. Ahora, parece que Doha nos está dando un respiro por la brisa fresca que se levanta… Y que bajen un poco los aires… O mejor dicho, que suban un poco esa temperatura porque así, voy a seguir “moqueando”.