(Enviado especial en Doha, Qatar)
La selección de Scaloni, con más de 30.000 argentinos en Lusail y el resto de los 44 millones atravesando el planeta con su aliento, enfrenta a Paises Bajos a partir de las 22 de Qatar (16 de Argentina).
(Enviado especial en Doha, Qatar)
Las nubes matinales presagiaban algo que no ocurrió, al menos al momento de escribir estas líneas. Ya “demasiado” llovió el miércoles (cuatro “gotas locas” que no alcanzaron ni a mojar el piso) como para suponer que algo podía descomponer esta habitualidad qatarí: días muy cálidos y algo de respiro nocturno. Nada más que eso, por más que en esta parte del mundo estén saliendo del otoño para meterse en un invierno que debe ser, sin dudas, uno de los menos exigentes del planeta.
Salió el sol en Doha y el sueño de 44 millones de argentinos es que también lo sea para esta selección de Scaloni ya reencontrada con el éxito y con el fútbol luego del traspié inicial, persiguiendo eso que se nos viene negando desde hace 36 años. Y por más que duró demasiado, el fútbol argentino, para demostrar en 1978 hasta dónde podía llegar, también hay que entender que las epopeyas siempre tuvieron un camino y un conductor. En el 78, con Menotti, un Kempes imparable; en el 86, con Bilardo, un Maradona inigualable; y ahora, con Scaloni, un proceso en el que se ganaron 36 partidos, se consiguió una Copa América que también se negaba desde hacía muchísimo tiempo y tenemos a otro jugador-símbolo que ya no tiene límites ni adjetivos para el elogio… En realidad, Messi tiene un límite que no ha podido trasponer: el de levantar esa copa que tanto añora.
Justamente mencionamos el 78 y ahí aparece esta Holanda (hoy Paises Bajos), renovadora absoluta del fútbol con Cruyff en aquellos tiempos y con una estela que se mantuvo a través de los tiempos, signada también por grandes jugadores que la llevaron en tres oportunidades a jugar finales (todas perdidas y una de ellas contra nosotros).
Paises Bajos, con Van Gaal, también quiere meterse en el lugar en el que sólo irá uno de los dos. ¿Tiene con qué?, todos tienen algo para mostrar. Paises Bajos cuenta con un entrenador que es (o fue) de lo mejor y ha transitado un camino que hasta ahora no tuvo sobresaltos: no perdió ningún partido. De todos modos, hay algo que no concuerda con su prosapia futbolera: varios equipos le manejaron la pelota y hasta la superaron. Y uno de ellos fue Ecuador, con un magnífico planteo de Lechuga Alfaro que ya a los 3 minutos perdía el partido pero luego lo empató y mereció ganarlo.
Scaloni llegó molesto a este partido. No le gustó que se haya filtrado (claramente fue desde adentro) la noticia de la molestia de De Paul. A esta altura, si De Paul juega o no es un misterio. Daría la sensación que estará entre los titulares, porque así lo marcan los dos equipos que armó en la práctica de la víspera. Pero no llega en un ciento por ciento. De todos modos, hay jugadores que aún no estando en un ciento por ciento, son rendidores, útiles y eficaces. De Paul, el mismo Messi, pertenecen a esa clase de futbolistas.
Con Di María en cancha, el esquema se mantiene en ese 4-3-3 flexible. Sin Di María, la alternativa del técnico no pasa por sumar un volante, sino un defensor. Lisandro Martínez es una tentación para Scaloni. Ya el Conejo Tarantini lo dijo en la charla exclusiva que concedió a El Litoral: “Argentina tiene los tres mejores marcadores centrales del Mundial”, disparó el campeón del mundo de 1978. Y con Lisandro en cancha, sería un 5-3-2. La pregunta es: ¿lo piensa para arrancar el partido o lo tiene como la alternativa, ya usada, de ser la modificación inmediata cuando se pasa a ganar el partido?
Tampoco está claro si seguirá Acuña o entrará Tagliafico. La verdad, que salga Acuña es una injusticia. Como también lo es si resuelve sacarlo a Enzo Fernández o a MacAllister para que entre Paredes, por más que salte a la vista el deseo del entrenador de devolverle protagonismo al volante central que fue uno de sus jugadores predilectos en el proceso previo al Mundial.
Va a seguir Dibu Martínez. En el fondo, será la vuelta de Montiel por derecha, la confirmación de de la dupla Romero-Otamendi por adentro y la duda de Tagliafico o Acuña por izquierda. En el mediocampo, si juega De Paul se mantendría junto a Enzo Fernández y Alexis MacAllister, mientras que el retorno de Di María lo volvería a juntar con Messi y Julián Alvarez.
Se reedita la final del 78 y aquél choque dramático en San Pablo en el 2014. Ojalá la historia se repita y Argentina se meta entre los cuatro mejores del mundo. Los más de 30.000 argentinos que hay en Doha van a gritar más que nunca en la inmensidad de Lusail, sabiendo que el resto de los 44 millones harán lo suyo a miles y miles de kilómetros para que el mundo sepa qué es y cómo sentimos el fútbol los argentinos.