(Enviado Especial a Qatar)
(Enviado Especial a Qatar)
La historia cuenta que Nemo era un pececito muy extrovertido, lleno de curiosidad y muchos deseos de aprender. El es el protagonista principal de Buscando a Nemo, la película infantil que se estrenó allá por 2003 y que fue furor. En nuestro caso, no tenemos que buscar a Nemo, pero sí a Tomatito, el lorito que nos acompaña en esta travesía por Qatar y con el que ya nos hemos encariñado… Pero que un día se fugó de la jaula.
Confieso no haber estado en ese momento de hondo dramatismo, desesperación e incertidumbre. Tomatito apareció arriba de la mesa (¡menos mal!). Cómo hizo, nadie lo sabe, ni tampoco nos imaginamos. El tema era que volviera a la jaula. Si le hablaban y le pedían que regrese a su “casita”, posiblemente no le haya dado ni “cinco de pelota”. Entonces, la orden que vino “de arriba” (es decir, del dueño del departamento), fue que le tiremos una frazada encima para que no se escape y lo metamos en la jaula. Y así fue.
En premio, Tomatito recibió la comida que más le gusta. Una especie de ramita que la va picoteando hasta comérsela como un glotón. Lo más lindo es que el “guacho” sabe. Y apenas observa y escucha el ruido de la bolsa, se desespera y va y viene adentro de la jaula. La cuestión ahora es no empachar al loro. Nos deja dormir, hace silencio, creo que ya sabe que somos momentáneamente su familia y hasta daría la impresión de que nos quiere. Lo único que falta, es que el loro se enferme porque se agarró un “atracón” por culpa nuestra.