Desde el 8 de septiembre al 28 de octubre, se llevó a cabo el décimo Mundial de Rugby. El evento de mayor convocatoria a nivel internacional, detrás de los Juegos Olímpicos y del Mundial de fútbol.
Fue un trabajo en equipo junto a Santa Fe Producciones, para seguir el día a día de Los Pumas en la competencia más importante del deporte de la "ovalada".
Desde el 8 de septiembre al 28 de octubre, se llevó a cabo el décimo Mundial de Rugby. El evento de mayor convocatoria a nivel internacional, detrás de los Juegos Olímpicos y del Mundial de fútbol.
La competencia tuvo lugar en Francia. Justamente el país al cual, hace poco más de un año, Argentina vencía en la final del mundial de fútbol de Qatar, y donde en 2024 se celebrarán las próximas olimpíadas. Solo por citar algunas coincidencias y datos de color iniciales.
Pero volvamos al rugby. El Litoral se aprontó para la cobertura integral por cuarta vez del máximo torneo en el "mundo ovalado". Detrás habían quedado Sudáfrica '95, Inglaterra 2015 y Japón 2019.
En este 2023, el desafío tenía nombre propio: "Misión Francia".
En todas las disciplinas deportivas grupales, es clave el trabajo en equipo. El rugby, claro está, no es la excepción a esta regla. Todo lo contrario. En el rugby, el de al lado es tanto o más importante que uno mismo.
Y esa fue la premisa también a la hora de pensar en la cobertura del Mundial de Francia. Junto a "Santa Fe Producciones", El Litoral (junto a otros destacados medios de la provincia de Santa Fe) formó un equipo de experiencia, donde cada uno (con sus tareas correspondientes), dio lo mejor de sí en el "frente de batalla", tratando de llegar a la gente con la mayor profesionalidad posible.
El objetivo se cumplió con creces. Con aciertos y, "por suerte" también, con errores. Pero son esos errores los que motivan para desafíos venideros, para futuras "misiones".
En lo estrictamente deportivo, y focalizando en el seleccionado argentino de rugby, había un gran signo de interrogación en cuanto a lo que podía pasar.
Esa incertidumbre bien se podía dividir en dos. Por un lado, el tener una zona "accesible" como para llegar a cuartos de final sin mayores inconvenientes. Por el otro, el no haber generado (salvo por momentos) un gran nivel de juego en los partidos precedentes al mundial.
Y esta segunda opción se vio cristalizada tras el debut de Los Pumas. Enfrente, Inglaterra, el rival más complejo del grupo, es cierto. ¿Se podía perder? Claro. Nos referimos a una de las grandes potencias de este deporte. Pero la cuestión pasó por cómo los conducidos por el australiano Michael Cheika cayeron ante el equipo de la Rosa.
Aquel 9 de septiembre en el Velódromo de Marsella, al seleccionado argentino no le salió nada. El golpe anímico fue duro, algo que reconocieron los propios protagonistas. Pero había tiempo (casi dos semanas) para recuperarse, entrenar y mejorar.
A ese "olvidable" debut, le siguieron tres victorias: con lo justo ante Samoa; con claridad frente a Chile; y con autoridad contra Japón. De esa forma, llegó la esperada clasificación al selecto grupo de los ocho mejores del mundial.
El fixture (hecho con demasiado tiempo de antelación a la competencia), favoreció a Los Pumas, digamos todo.
En cuartos, el rival fue Gales. Podría haber sido Fiji -peligroso siempre- que terminó segundo en su zona, o Australia, la decepción del mundial, que por primera vez no pasaron la etapa de grupos.
Tal como se recuerda a Los Pumas del '65, a los de las batallas ante Francia en los '80, a los del '99 defendiendo ante Irlanda, la medalla de bronce en 2007, la "palomita" de Imhoff en 2015 o la primera y "pandémica" victoria ante los All Blacks en 2020, "la imagen" del partido ante Gales en 2023, sin duda será el tackle salvador de Matías Moroni ante Louis Rees-Zammit.
En semis, Argentina se enfrentó ante Nueva Zelanda, contra quien nada pudo hacer. Y por el tercer puesto, no se pudo lograr la "revancha" ante los ingleses.
Pero lo concreto es que con más errores que aciertos, Los Pumas estuvieron hasta el día 50 (fueron 51 en total) en competencia. Jugaron los siete partidos. Algo que logran muy pocos.
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