El año en el que Newell’s entró en crisis: cinco técnicos y un enorme retroceso
La “Lepra” tuvo su peor temporada futbolística de los últimos años. Errores graves en la elección de los entrenadores, mercados de pases con muy pocos aciertos y procesos interrumpidos, que cerraron un balance sin logros deportivos para destacar
A decir verdad, nadie esperaba mucho del ciclo del “Gallego” Méndez y no hubo sorpresas. El equipo “rojinegro” conducido por el ex defensor de Vélez apenas pudo ganar un partido, ante Barracas Central, en el comienzo de esta breve y olvidable etapa. Perdió el clásico en cancha de Central y quedó eliminado de la Copa Argentina por penales ante Central Córdoba de Santiago del Estero, que luego se coronaría campeón. E
El fútbol de Newell’s estuvo en crisis a lo largo de todo este 2024 que empieza a irse. ¿Tocó fondo? Eso se sabrá en la temporada que viene, cuando se renueven las expectativas, cuando se cierre el mercado de pases y cuando empiece a rodar de nuevo la pelota. En el balance de este año, hay datos muy elocuentes que marcan todo lo que se hizo mal en el club rosarino para que el primer equipo termine donde terminó. Nada puede salir bien en una institución que cambia cuatro veces de entrenador de su plantel profesional.
El tema refuerzos es otro síntoma de enfermedad: ninguno de los que llegaron a lo largo de 2024 pudo consolidarse para convertirse en titular indiscutido. Los resultados están a la vista: no logró clasificar a play off en la Copa de la Liga, terminó en el puesto 25 de 28 en la Liga Profesional, perdió el clásico, le pasó lejos a las copas internacionales y no logró ganar ningún partido resonante, salvo el último contra Talleres.
Calificar al año de Newell’s como malo, es quedarse muy corto. Arrancó la temporada con la dirección técnica del uruguayo Mauricio Larriera, que nunca encajó en la idiosincrasia “leprosa”. Empezó bien, ganando los cuatro primeros partidos de la Copa de la Liga, pero a partir de ese experimento que fue el viaje a Miami para jugar ante el Inter de “Tata” Martino y de Messi, el ciclo desbarrancó. Los refuerzos que habían arrancado bien, sobre todo el delantero uruguayo Juan Ignacio Ramírez y el mediocampista Rodrigo Cedrés, se cayeron junto con el funcionamiento del equipo. Y Ever Banega, que había llegado para liderar el vestuario y el equipo, tuvo demasiados altibajos.
El ciclo de Larriera se fue diluyendo y terminó como se veía que iba a terminar: con el técnico uruguayo despedido por la dirigencia por los flojos resultados y por una identidad de juego que nunca se afianzó. Y cuando todos esperaban que tomara las riendas un “hombre de la casa”, el presidente Ignacio Astore y el entonces director deportivo Ariel Michaloutsos se inclinaron por Sebastián Méndez, un técnico que tenía como único mérito hasta ese momento ser un buen piloto de tormentas.
Como positivo de este 2024, siempre hablando de los futbolístico, se podría rescatar solamente la aparición de algunos chicos de inferiores en la primera división, siendo el de Mateo Silvetti el caso más representativo.
A decir verdad, nadie esperaba mucho del ciclo del “Gallego” Méndez y no hubo sorpresas. El equipo “rojinegro” conducido por el ex defensor de Vélez apenas pudo ganar un partido, ante Barracas Central, en el comienzo de esta breve y olvidable etapa. Perdió el clásico en cancha de Central y quedó eliminado de la Copa Argentina por penales ante Central Córdoba de Santiago del Estero, que luego se coronaría campeón. El único resultado rescatable fue el empate en el estadio de River, que ya era dirigido por Gallardo. Sin dudas, una de los peores ciclos en Newell’s en las últimas décadas.
A esa altura, Michaloutsos, de cuestionable trabajo en la dirección deportiva del club, había sido reemplazado por Rubén Capria. Y por fin apareció una oportunidad para Ricardo Lunari, que la venía reclamando hacía rato a partir de su exitosa labor en inferiores y en división Reserva. El ex futbolista “rojinegro” tomó un plantel vapuleado, falto de confianza y distanciado de los hinchas, que le mostraban su disconformidad cada vez que Newell’s jugaba de local. Lunari arrancó con buenos resultados, con triunfos de local ante Tigre y Lanús, pero la presión de afuera y los evidentes problemas internos, se lo fueron devorando de a poco.
El año futbolístico de Newell’s fue tan penoso, que la dirigencia ni siquiera pudo sostener un interinato como el de Ricardo Lunari. En el banco de la primera de la “Lepra” se sentó, por tres partidos, un colaborador del coordinador general de inferiores. Con la dirección técnico de Gabriel Medina del Valle, el equipo jugó dos partidos: derrota contra Central Córdoba y victoria aliviadora de local ante Independiente, que a fin de cuentas fue uno de los resultados más positivos del año. En ese partido ante el “Rojo”, Banega convirtió un gol de penal y en parte se reencontró con la gente.
Todos los caminos apuntaban a Mariano Soso como nuevo entrenador del plantel profesional “rojinegro” y así fue. El joven técnico nacido en las inferiores “leprosas”, que ya había trabajado en el club como ayudante de Javier Torrente en 2011, dejó Alianza Lima de Perú para instalarse de nuevo en Rosario. Dirigió tres partidos en este final de temporada y experimentó todos los resultados posibles: buen empate frente a Atlético en Tucumán, derrota ajustada de local frente a Boca y una resonante victoria frente a Talleres, que peleaba el título, en Córdoba.
Como positivo de este 2024, siempre hablando de los futbolístico, se podría rescatar solamente la aparición de algunos chicos de inferiores en la primera división, siendo el de Mateo Silvetti el caso más representativo. En lo institucional, la carta que la dirigencia encabezada por Astore tiene para mostrar es la construcción de la nueva tribuna en el “Coloso Marcelo Bielsa” y la constante evolución del predio de Bella Vista. En 2025 Newell’s tiene todo para mejorar.
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