Corría el año 1992. José Yudica dirigía a Argentinos Juniors y recibió una apretada de la barra brava su hijo, que además era su ayudante de campo. Comenzaron a agredirlo, entonces José sacó un arma de fuego para dispersarlos. "Cuando tuve problemas, nadie me defendió. Ni siquiera los dirigentes. Muchas veces son ellos los que mandan a esta gente a amenazar", expresó en aquél entonces. No lo llamaron nunca más para dirigir. Se llevó a la tumba la convicción de que el "nunca más" se debió a esos valores éticos y morales que lo distinguieron. Y que muchas veces llevaron a confrontar. Su muerte enluta al fútbol argentino, porque José Yudica fue un hombre que dejó huellas. Fue campeón con tres equipos de los denominados chicos. Primero fue con Quilmes en 1978, luego con Argentinos Juniors (ganó el Nacional y la Libertadores del 85, además de haber sido protagonista de una de las finales más memorables de la historia de la Intercontinental contra la Juventus en Tokio) y también con Newell's. Equipos que tuvieron su impronta, identificada en aquéllos tiempos con el fútbol de Menotti.
No pasó desapercibido el Piojo en Santa Fe, porque dirigió a los dos. A Colón llegó en 1976, todavía sin la suficiente experiencia (apenas la de haber dirigido a Altos Hornos Zapla en el Nacional de 1974). Lo hizo cuando se fue el Gitano Juárez. Dirigió al equipo en 23 partidos, con 9 victorias, 4 empates y 10 derrotas. El último partido fue ante Rosario Central, una tarde en la que Kempes metió tres goles en la cancha de Newell's. Se encontró con un muy buen equipo, en el que había material de sobra para jugar bien al fútbol: Cococho Alvarez, Villarruel, Mazo, Daniel Borgna, Aricó, entre otros, además de jugadores ya afirmados en Primera como el Bambi Aráoz, Di Plácido, el chaqueño Zimmermann, Edgar Fernández o Ramón Mántaras, en el sector defensivo.
Años después, ya con un título de campeón encima (el logrado con Quilmes en ese Metropolitano que Unión peleó con los "cerveceros" y con Boca), el Piojo volvió a Santa Fe pero para dirigir a Unión. Su campaña fue bastante parecida a la que tuvo en Colón. Dirigió 27 partidos, ganó 9, empató 6 y perdió 12. También se encontró con un buen equipo que se había armado de la mano de Ricardo Tenerello, que era el presidente. Atajaba Tocalli (cuando ambos se van, aconseja que no traigan arquero y que lo dejen a Morón), jugaban los hermanos López (Hugo y Carlos Zacarías), el "Perro" Killer, Cárdenas, Bachino, Zavagno, había regresado Marchetti, Jorge Julio Gutiérrez, el "Pichi" Escudero, el "Moncha" Ponce, el "Pelado" Centurión y Juan Ramón Comas, entre otros. Se fue después de perder 2 a 0 con River en el Monumental (dos goles de Francescoli), pero dirigió al equipo la noche de la goleada por 5 a 1. Cuando se fue, recomendó la contratación de Roberto Jesús Puppo, al que conocía él de sus tiempos en Newell's, y Unión porque había sido jugador tatengue antes del ascenso de 1966.
No hay otra manera de recordarlo que no sea por lo íntegro, inteligente y capaz que fue. Un tipo de carácter fuerte que sabía lo que quería transmitir. Te miraba a los ojos y sabías que no te iba a traicionar. Era leal y daba seguridad.
Yudica fue excluyente para que Argentinos Juniors salga campeón del Nacional y la Libertadores de 1985 y supo dominar un plantel lleno de egos. Estoy orgulloso de haber sido dirigido por el Piojo. Debió haber tenido el reconocimiento en la cúspide de los entrenadores. Nunca le importó otra cosa que cumplir con su trabajo. El era así, sólo le importaba su grupo de jugadores.
No soy de sentir mucho por personas que no dejan nada, pero el Piojo ha dejado todo en mí. Lo recordaré hasta el día que me muera.
(x) Ex jugador de Unión. Fue dirigido por Yudica en el inolvidable Argentinos Juniors de 1985 junto a Vidallé, Olguín, Batista, Commisso, Borghi, Videla y Ereros, entre otros.