Sábado 5.3.2022
/Última actualización 17:33
Los pelos de Eduardo Domínguez apuntan al cielo, pero el actual entrenador de Independiente siempre mantiene sus pies bien pegados a la tierra. Apenas lo elevaron casi a la fuerza los jugadores de Colón para revolearlo por los aires y festejar cuando tocaron el cielo con las manos bajo su dirección técnica en 2021. Pero él mantuvo su perfil de mesura absoluta aún en ese mismísimo momento de euforia en el que había logrado el primer título de la historia del club santafesino. Dice que le sale así, que trata de "ser lo más auténtico posible", que trata de ser él.
"Yo soy así. Después, te van a querer comparar y van a decir muchas cuestiones. Se empiezan a analizar muchas cosas ahora, sobre todo a los entrenadores. Si habló, si no habló, si gritó, la postura...", explica este entrenador de 43 años sentado cómodamente en una de las salas del complejo del Rojo en Villa Domínico.
Allí, vestido con el equipo de gimnasia del cuadro de Avellaneda, charla con Clarín del éxito y del fracaso en el mismo tono. Nombra a su suegro, Carlos Bianchi. A Josep Guardiola. Menciona la guerra entre Rusia y Ucrania. Se conmueve. Y critica la estructura del fútbol argentino, ese que cataloga como "muy difícil de ver".
-¿En tu mesa familiar se habla de fútbol?
-Se termina hablando de fútbol, si vivimos del fútbol y crecimos gracias al fútbol. Carlos (Bianchi) desde lo 9 años lo único que hizo fue jugar al fútbol y yo lo mismo. Hablás de la vida, pero siempre va de la mano con algo del fútbol. Yo desde que me levanto hasta que llego a mi casa estoy pensando en esto. Mi señora está esperando en casa y me pregunta: "¿Cómo te fue?". ¿Cómo me fue en la oficina? No, acá. Mis hijos se saben todos los apellidos de los jugadores que entreno.
-Tenés a tu alcance a uno de los mejores técnicos de la Argentina, como es Bianchi. ¿Te permitís exprimirlo y aprovecharlo o no lo considerás como una herramienta para tu carrera?
-Si no lo consideraría como una herramienta sería el más estúpido. Seguramente a veces sea estúpido y seguramente me equivocaré. Claro que hablamos y lo escucho. Y cuando tengo alguna duda le pregunto. Él siempre me ha dejado en claro que no me va a dar ningún consejo; me puede decir lo que le pasó a él y como le encontró una solución. Siempre me recalcó que era otra época, otros entrenamientos, otros jugadores y me dijo "vos sos vos y yo soy yo". Me dice: "¿A vos te pasó esto? A mí me pasó algo parecido y como soy yo hice así, pero vos hacé lo que vos creas porque vos lo ves al jugador todos los días". Me ha contado historias que decís "wow, por algo es el número 1". A ninguno se nos ocurriría hacer lo que él hizo y por algo ganó todo lo que ganó.
-¿Es más complejo el fútbol de ahora que el fútbol de antes?
-Es más veloz. Lo que buscan es que se hagan más goles. Todo va alrededor del espectáculo. Se ha explotado constantemente el márketing. Pero se sigue jugando 11 contra 11. El mejor jugador siempre va a jugar. Y el que se adapta mejor siempre va a ser mejor. Y el buen jugador siempre se adapta porque sabe jugar al fútbol.
-¿A vos te gusta más el fútbol de ahora?
-Antes también se decía: "No porque antes se jugaba mejor". Se decía en los 90, en los 80, en los 70 y así. Y dicen: "No, ese jugador ahora no podría jugar". Y, sí, podría porque se hubiese adaptado y hubiese sido un grandísimo jugador en esta época. Vamos con la evolución. Dicen: "Ahora no hay tiempo". Y para mí sí que hay tiempo, hay mucho tiempo para jugar. Mucho. Es encontrar el cómo y el cuándo. Generar el espacio. Me gusta el fútbol de hoy.
-¿Si no fuera por trabajo mirarías con gusto fútbol argentino?
-Difícil. Este fútbol argentino es muy difícil de ver por muchas situaciones y contextos. Por ejemplo, para mí hay ocho equipos de más en Primera. Para que sea más competitivo tendría que haber menos equipos. Lo dije siempre y me favorecí: cuando ascendieron diez yo estaba en Huracán. Yo había dicho que era una locura tantos ascensos. Por ahí no hubiésemos ascendido. Y bueno, me lo hubiese tenido que ganar de otra forma. La última que nos sucedió: antes de la primera fecha los árbitros se pusieron de acuerdo para hablar con los capitanes y con los entrenadores para que no haya tumultos, para que haya sanciones reales y menos polémicas... Y la cosa está peor que el año pasado. Dijeron: "Si vienen a protestar enseguida vamos a amonestar y si hay que echar lo vamos a hacer". No amonestan a nadie, no echan a nadie. Es peor y hay cada vez más trompadas en las áreas. Ves un partido de fútbol que no es de los que pelean y... Dos años sin descensos es una locura. En Brasil todos pelean por algo, por no descender, por entrar a una Copa.
-Dentro de poco arranca el VAR, ¿cómo creés que funcionará?
-¿No lo ves como una solución?
-En Argentina no. Protestamos cada cosa acá... Es muy delicado ya en países organizados y en civilizaciones que respetan a la autoridad. Nosotros somos una civilización que no respeta a la autoridad. Por eso no respetamos a los árbitros. No se respeta a la autoridad en la calle, no se respeta a un funcionario. Después lo pueden hacer bien o mal, pero no se le tiene respeto. ¿El VAR nos va a hacer respetar? Va a ser difícil, nos deberemos acostumbrar de alguna forma. Pero nos dicen "ahora vamos a estar más severos" y no se cumple... Lo importante es que estamos en la Argentina y vamos a subsistir, ja.
-¿Vos no preferís el VAR?
-Sí, yo lo quiero al VAR. Claro que sí. Pero, ¿quién lo va a manejar? ¿Van a venir de Europa? Y bueno, te van a favorecer y te van a perjudicar con VAR o sin VAR. Como pasa siempre.
-¿Cuando te llamó el Rolfi Montenegro no tuviste que tomarte un tiempo para analizar cómo estaba el club para dar este paso?
-Sí, seguro. Cuando me llamó Rolfi para saber cuál era mi situación yo todavía estaba en Colón. Yo sabía que en Colón se estaba terminando mi proceso. Todos me preguntaron por qué continué en Colón después de haber ganado el título y yo me quería seguir desafiando con ese mismo grupo para ver hasta dónde podíamos llegar. Hemos hecho un buen torneo y podríamos haberlo hecho mejor. La mayoría hubiera elegido irse. Pero yo tenía gansas de saber cómo era querer volver a ganar después de ganar. Y entender esa parte. Yo ya sabía que me iba a ir de Colón a fin de año y lo había hablado. Me iba a tomar un tiempo. Y en ese poco tiempo empecé a evaluar lo que me podía dar a mí Independiente y lo que yo le podía dar a Independiente. Uno pone en la balanza todo, pero había algo acá, adentro mío (se toca el pecho), que me empujaba para adelante y yo soy de seguir esas sensaciones.
-Pareciera haber unanimidad en cuanto a tu llegada, no solo en el mundo de Independiente sino en el ambiente del fútbol. ¿Sentís que te ganaste un respeto después del título con Colón?
-Sí. Tengo en claro que haber salido campeón con Colón le cambió la mirada a muchos de mis pares hacia mí. Lo percibo. Pero yo sigo siendo el mismo, a mí no me modificó. Trato de crecer para estar a la altura, no de lo que dicen, pero sí del respeto que me demuestran. Hubo llamados que no me esperaba de otros entrenadores para felicitarme y me fundamentaban la felicitación después del título. Siempre es grato cuando te dicen cosas personas que no creés que te van a llamar. ¿Vos te acordás del Colón campeón?
-No, estaba el Pulga Rodríguez.
-Un técnico me llamó para decirme que había quemado todos los papeles. "Fuiste campeón sin delantero", me dijo. Pero teníamos delanteros, teníamos mucha gente en ataque. Llegábamos constantemente con cuatro o cinco jugadores de ataque. Me empezó a marcar muchas cosas y me felicitaba. Él tenía una mirada diferente a la mía, pero me felicitó. Creo que fuimos el segundo o tercer equipo más goleador. Y jugamos sin referencia de área. Desde que llegué a Independiente están todos con el tema del 9 porque se fue Silvio. Si lo tengo a Silvio Romero claro que lo utilizo, pero si no hay otras formas de jugar y de atacar. Tienen que combinarse mejor y entenderse para llegar a ocupar los espacios que queremos ocupar en el área. Es tiempo y trabajo.
-¿Los chicos de hoy son más difíciles de abordar?
-No es más difícil, es diferente. Crecieron diferente a como crecimos nosotros. Si nosotros hubiéramos tenido los celulares y las redes sociales... Yo no jugué a la Play Station porque no la tenía, si llegaba a tener la Play mi viejo me hubiese tenido que agarrar del cogote para sacarme. Ellos tienen que saber que hay una vida. No sé quién está detrás de un usuario de una red social. No sé quién es. Y porque te dice que sos un fenómeno te vas a creer de en serio que sos un fenómeno. Cien te dicen que sos un fenómeno y uno te dice la verdad y te quedás con ese pensando "y a este qué mierda le pasa". Tienen que tener los pies sobre la tierra constantemente. Nosotros le decimos que tienen que caminar acá. No todo el mundo gira alrededor de ellos. Son chicos y están creciendo.
El plantel de Colón viaja con destino a Buenos Aires para enfrentar este lunes a las 21.30 a Tigre, en Victoria, buscando continuar con la racha que ya acumula cuatro victorias consecutivas, contabilizando las tres de la Copa de la Liga y el triunfo ante Sportivo Peñarol de San Juan por Copa Argentina.
Es muy posible que Falcioni no haga modificaciones y que el equipo para jugar ante Tigre sea con Burián; Sandoval, Garcés, Novillo y Delgado; Bernardi, Lértora, Aliendro; Farías, el Pulga Rodríguez y Beltrán.
Hace que Colón y Tigre no se enfrentan. La última vez fue en Victoria, por la Copa de la Superliga 2019 y el partido terminó con la victoria del equipo local por 3 a 2. Ya Tigre estaba descendido, pero fue campeón de ese torneo luego de vencer a Boca en la final. El entrenador de Colón era Pablo Lavallén.