Con una producción imperfecta, pero lo suficientemente apta como para prevalecer con claridad, Nueva Zelanda venció a Gales por 40 a 17, consiguiendo el tercer puesto final en la Rugby World Cup 2019.
Batieron de manera inobjetable a Gales y conquistaron el tercer puesto del certamen. Ambos entrenadores cerraron sus ciclos respectivos; mientras que varios jugadores de gran valía, se despidieron del representativo neozelandés.
Con una producción imperfecta, pero lo suficientemente apta como para prevalecer con claridad, Nueva Zelanda venció a Gales por 40 a 17, consiguiendo el tercer puesto final en la Rugby World Cup 2019.
En un partido signado por las despedidas de grandes referentes en ambos conjuntos, los All Blacks fueron muy superiores a los Red Dragons, durante un desarrollo que proyectó las imperfecciones propias de un juego con menos presiones que las habituales.
Los minutos iniciales fueron nítidamente favorables a los tricampeones del mundo, que no tardaron en apoyar su primer try, a través del pilar Joe Moody, que fue uno de los destacados del encuentro. Minutos después llegó el segundo, merced al protagonismo del fullback Beauden Barrett, refrendando la sensación de superioridad de los de Oceanía.
Partiendo del esfuerzo, los europeos se reacomodaron y pudieron no solo descontar, sino también dejar la sensación que podía haber un poco más de equilibrio. Amén de los méritos propios, algo tuvieron que ver las imperfecciones neozelandesas.
Como por ejemplo, reiterados y extraños errores en el ingreso de la pelota en el line-out; como así también, imperfectas líneas de cobertura en la tarea defensiva. Sin embargo, con embates ofensivos, rubricados por la calidad de sus integrantes, los All Blacks no tardaron en expresar diferencias nítidas en el marcador, dejando la sensación que todo se iba a resolver mucho antes del cierre del partido.
El complemento
El 28 a 10 del parcial fue una muestra de lo indicado en el párrafo precedente. Más aún, cuando a poco de iniciado el segundo tiempo, Ryan Crotty apoyó el quinto ensayo kiwi, para deleite de la multitud presente en el principal estadio de la capital nipona.
El juego ingresó en una meseta propia del 35 a 10 del marcador, sumado a que se trataba apenas del match por el último lugar en el podio. Gales logró expresar su buen juego de campo abierto, descontando a través de una conquista del tryman: Josh Adams, paradójicamente, por el borde de una formación protagonizada por forwards.
Los Dragones Rojos se entusiasmaron, pero poco pudieron hacer de allí hasta el epílogo. Solo quedó margen para el sexto ensayo neozelandés, merced a la gestión del apertura Richie Mo’unga.
En síntesis, primó la lógica: fue victoria inobjetable de Nueva Zelanda, que de este modo cerró del mejor modo un certamen que deparó la irreparable pérdida de la posibilidad de conquistar el cuarto título mundial de su excepcional historial.
Festival de despedidas
Está claro que el cierre de campañas de nombres trascendentes de ambos seleccionados, signó la denomidada “Final de Bronce”.
En primer término, la de dos de los mejores entrenadores del mundo, nacidos en Nueva Zelanda.
Steve Hansen, cerrando su brillante ciclo en la conducción de los All Blacks, iniciado en diciembre de 2011, después de haber integrado el staff que comandó Henry y que culminó con la conquista del segundo título mundial, en la RWC 2011.
De allí en más, Hansen sumaría la conquista de la RWC 2015; todos los Rugby Championship disputados hasta la fecha, con excepción de 2 y un extraordinario porcentaje cercano al 90 % de victorias, ya que ganó 94 de los 103 tests disputados.
Por su parte, Warren Gatland culminó su función de head coach de los Red Dragons, con doce años signados por las satisfacciones: cuatro Seis Naciones ganados (tres de ellos, con Grand Slam); repetir el cuarto puesto en la RWC, tal como ocurrió en la edición 1987; además de fortalecer un estilo de juego que los llevó a conseguir una magnífica sumatoria de victorias. Al único seleccionado que no pudo vencer jamás, fue al de su país de origen.
También, por tantos méritos acumulados, le correspondió el honor de conducir a los British & Irish Liones en los dos últimos Tours, con todo lo que ello representa.
En cuanto a los jugadores, se despidió Kieran Read, el octavo y gran capitán neozelandés, quien en su partido 127 con la mítica camiseta negra lideró el Haka.
Otro que también culminó su carrera en el seleccionado fue el multifuncional back, Ben Smith, cumpliendo una estupenda tarea (amén de los dos tries y uno anulado), un un certamen donde fue muy poco tenido en cuenta.
Lo propio ocurrió con jugadores de menor trayectoria, pero de real valía, como Ryan Crotty y Matthew Todd; mientras que se mantiene la incógnita sobre la decisión que tomará Sonny Bill Williams.