Vecinos recibieron en el frente de su casa a Maxi Espinillo, jugador de los Murciélagos que actualmente vive en Santa Fe y que fue subcampeón de los Juegos Paralímpicos de Tokio, ganando la medalla de plata para Argentina.
Luego de su actuación en los Juegos Paralímpicos, familiares y vecinos lo esperaron en su casa.
Vecinos recibieron en el frente de su casa a Maxi Espinillo, jugador de los Murciélagos que actualmente vive en Santa Fe y que fue subcampeón de los Juegos Paralímpicos de Tokio, ganando la medalla de plata para Argentina.
El equipo argentino de fútbol para ciegos obtuvo la presea luego de perder contra Brasil (una potencia en el deporte) la final por 1 a 0.
Victoria, esposa de Maxi, dialogó con El Litoral sobre lo que significó para ellos el logro conseguido: “Son muchas emociones, se sienten muchas cosas, fue algo muy emocionante” comenzó diciendo.
Y continuó: “La comunicación -con Maxi- era media complicada, por la diferencia horaria, nos comunicábamos muy poco, pero había mucha ansiedad, euforia en cada partido. Le tocaron equipos bastante difíciles, pero se pudo conseguir algo de lo que iban a buscar”.
Maxi, cuenta su esposa, nació en Córdoba capital y hace cuatro años que vive en Santa Fe. A los cuatro años perdió la visión por un virus y ahí comenzó a jugar al fútbol “armando pelotas plásticas con piedritas adentro, con una bolsa, para poder guiarse con el sonido”.
Respecto del sacrificio que hubo que hacer para poder estar en los Juegos, Victoria explicó: “Sobre todo por la pandemia, se les complicó el tema de los entrenamientos. Tenía que entrenar en el departamento en el que vivíamos antes, en una habitación, porque no se podía salir. La verdad que por ese lado fue bastante complicado, pero con voluntad y sacrificio se les dio”.
Además, contó que no esperaba la gran cantidad de vecinos que esperaron al jugador: “Estoy sorprendida, la realidad es que iba a ser algo muy familiar por el covid y se fue juntando gente, se hicieron cadenas de WhatsApp y me encuentro con que hay bastante movimiento en el barrio” comentó alegre.
Y cerró: “La vuelta de casa tenemos un playón que era donde Maxi por ahí se escapaba en plena pandemia e iba a patear un rato al arco, a descargar un poco. Entonces los vecinos cuando pasaban lo veían pateando en el playón y después lo vieron en los Juegos y decían ‘ese es el vecino que yo veía’. Creo que eso fue lo que los movió tanto a los vecinos”.