Nació el 18 de mayo de 1920, en el barrio La Facultad o Los Rosales. Futbolísticamente formado con la divisa de la franja, donde haciendo alusión al aforismo mens-sana, se puede decir que la primaria la hizo en Gimnasia y Esgrima, la secundaria en Newell's Old Boys de Rosario y la universitaria que le dio un nombre glorioso en la Argentina, América y el mundo, en San Lorenzo de Almagro. Jugó 212 partidos en nuestro país, anotando 133 goles en su carrera deportiva.
Desde chiquito fue un luchador que afrontó la muerte de su padre cuando apenas tenía cuatro años; un trabajador que a los 12 abriles tuvo que salir a repartir huevos con el fin de conseguir el alimento para su familia
En 1934, a los 13 años, René debutaba en la sexta división de Gimnasia y Esgrima pero, sin embargo, las dificultades económicas de su hogar lo obligan a emplearse como oficinista y a dejar la actividad futbolística. Pontoni estuvo dos años alejado de las canchas lo que, por su natural tendencia a engordar, le hicieron aumentar 30 kilogramos: de 45 a 75.
Empero, los dirigentes "mens-sanas" –especialmente su descubridor Carlos Gudiño- tenían la intuición y estimaban que en "La Chancha", como lo conocían sus amigos, había un crack excepcional, que lo demostraba en los "picados" y entusiasmaba a sus amigos. "Seguí en Gimnasia, con todos los amigos... Pero te digo que sin berretines de jugador. Sin esa ambición por llegar a ser alguien, repito que era yo el agradecido porque me dejaran jugar lo que yo más quería..", explicó años después el fantástico "Huevo".
Reconocía que "ya se hablaba de mí por Rosario, pero me sentía contento cerca de la familia, más que la vieja no quería saber de que fuera a jugar lejos de casa... Por ese entonces, cuando ya cumplía los quince años, entré a trabajar como corredor en la casa Bagley, empezaba allí, el gran cambio para mí y para mi casa, ganaba un sueldo y disponía de unos pesos".
Pontoni, convencido por la gente gimnasista, en 1937, a los 17 años, comenzó a adiestrarse intensamente, con un severo control en la alimentación. Cuando llegó a los 70 kilogramos, debutó en un clásico barrial frente a Ferro Carril Santa Fe (fundado el 16 de septiembre de 1916, jugaba de local en el reducto de San Luis Correos), donde las canchas estaban a 200 metros de distancia, una de la otra, asegurándose la titularidad al anotar cuatro goles.
En esa época conoció a su "compadre", José Belermino Canteli, con quien enarboló paredes y goles; a la prensa santafesina le había confesado que "siempre jugué para divertirme dentro de la cancha. Pisaba la pelota, amagaba, gambeteaba, hacía paredes con el Chengo Canteli y me iba hacia el gol".
El "Huevito" Pontoni dejó de estudiar y trabajaba en la sucursal que tenía la casa Bagley en Santa Fe. Empezó en una oficina con un sueldo inicial de cincuenta pesos, y fue mejorando paulatinamente su situación, escalando posiciones hasta salir para hacer el servicio militar, cinco años después.
Un viajante de comercio, que lo había visto jugar frente a Colón y Unión, interesó a dirigentes de Boca Juniors para que lo llevara a Buenos Aires; ni el Gran René se entusiasmó, lo propio aconteció con la gente que conducía a Boca. Un emisario del club de la ribera, que lo observara, en forma rotunda aseguró: "Ese muchacho no sirve para el fútbol; dentro de un año pesará cien kilos".
A René tampoco le interesó demasiado: "Aquí gano 100 pesos, estoy tranquilo con mi familia, mis amigos y el club, porque no quiero ser un futbolista profesional, juego a la pelota por diversión y rechazo otras responsabilidades". Así se perdió Boca al mejor centrodelantero argentino...
El pibe nacido en el barrio "El Rosedal", destacó que "en el '39 llegó al club de Gimnasia y Esgrima de Santa Fe la primera propuesta para comprarme, fue de Rosario Central y ofrecían algo así como seis mil pesos... Pero, ni hablar, la vieja no quería, mis hermanos tampoco y ¿para qué los voy a engañar?, yo tampoco".
Al año siguiente Pontoni integró el combinado de Santa Fe que disputaba el Campeonato Argentino, entonces empezaron a conocerlo más; los periodistas se preguntaban «quién era ese gordito que jugaba con el nº 9, porque pesaba como ochenta kilos, era demasiado grandote, pero ganaba con la habilidad, se sacaba fácil a los defensores contrarios y además marcaba goles.
René aceptó una invitación para jugar un amistoso integrando el equipo de Colón de Santa Fe frente a Peñarol, en el estadio Centenario de Montevideo, donde ganaron los "carboneros" por 5 a 3, mostrando "Huevito" Pontoni una alta categoría, con jugadas brillantes con Antonio Rivarola, rechazando otra vez un ofrecimiento millonario, esta vez de los aurinegros uruguayos.
Pontoni es "descubierto" por Newell's Old Boys, por medio de don Adolfo Celli -el famoso "Alemán", uno de los fundadores y jugador de Colón, de la entidad rosarina y del seleccionado nacional-, descubridor de tantos talentos para el equipo de la Chicago Argentina- contó que "se jugaban las finales del Campeonato Argentino en la Capital Federal. Me encargaron que viera actuar a Julián Gutiérrez, eje delantero mendocino, y con tal fin bajé a Buenos Aires, lo vi jugar en la cancha de Ferro, se disputaba el partido entre Mendoza y Santa Fe. El "Alemán" apuntó que "para Santa Fe jugaba un muchachito rubio; fuera de forma, pesado, su desplazamiento era sumamente lento. Sin embargo, pasaba bien la pelota y su remate era violentísimo; el asunto no fue tan fácil, porque dirigentes porteños tenían apalabrado al delantero santafesino y cuando me preguntaron qué me parecía el muchacho respondí: «Regular, no más. Demasiado lerdo para tener éxito en primera»", siendo un zorro viejo, pierde el pelo pero no la maña....
En 1941 se conmovió el fútbol santafesino, porque Gimnasia y Esgrima transfirió a la dupla José Belermino Canteli-René Alejandro Pontoni a Newell's Old Boys y solicitó "Huevito" que también fuera el marcador de punta César Garbagnoli.
En el primer entrenamiento, que sirvió como prueba principal, el adiestrador del conjunto del Parque de la Independencia, el "Alemán" Adolfo Celli, les otorgó la confianza a los futbolistas. Pontoni actuó durante 90 minutos y batió tres veces a Luis Bernabé Heredia, el golero titular de la "Lepra", quien jugó dos cotejos defendiendo el arco del combinado argentino.
"Me acuerdo que Newell's pagó por Garbagnoli, Canteli y por mí la suma de 22.000 pesos, todo un platal por ese entonces. Los diarios de Santa Fe y de Rosario hablaron mucho de este asunto, y no faltó quienes se hicieron cruces al comentar esa cantidad pagada por el club rosarino. Hubo quién dijo que los de Newell's estaban locos y que Gimnasia y Esgrima se había sacado la grande".
Fue el rosarino Rinaldo Martino (se inició en Belgrano Rio Paraná), su amigo y compañero de la selección argentina, quien lo convenció para su transferencia a Boedo. Paradojas del destino, junto al "Chueco" Armando Farro, formaron en 1946 el tridente histórico que sobresalió en la segunda conquista profesional de San Lorenzo de Almagro que anotó 90 goles en 30 juegos, donde el pibe criado en el barrio El Rosedal o la Facultad de la capital santafesina fue la estrella fulgurante que iluminó Boedo y al balompié argentino.
El que fuera el más apasionado hincha de "La Chancha, "bajaba corriendo y luego subía los escalones del viejo Gasómetro a viva voz gritando cada gol y cantando "Pontoni…Pontoni". Nadie podría imaginar que el miércoles 13 de marzo de 2013, ese adolescente que había seguido la carrera clerical –estuvo en dos etapas como docente en el Colegio de la Inmaculada Concepción en Santa Fe- se había transformado en el cardenal Jorge Mario Bergoglio, el máximo líder espiritual y siendo el argentino más importante de la historia al ser proclamado como el primer Sumo Pontífice del continente americano, eligiendo el nombre de Francisco I.
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