El santafesino Rubén Rézola, representante argentino en canoaje sprint, finalizó su participación en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 en el puesto 15 de la especialidad K1 200. Con este resultado, el palista se despidió de la capital japonesa pero antes hizo una fuerte denuncia.
"Me gustaría que algunas cuestiones federativas mejoraran, sobre todo en contemplar la salud mental. Me quitaron la beca por unos cuatro o cinco meses porque no pude asistir a una concentración, pero mentalmente no estaba preparado para concentrarme lejos de casa. Merezco una disculpa pública", disparó el atleta santafesino.
“Tuve hasta que trabajar para pagar mi alquiler y gastos. Mi vieja, mi novia y mi familia tuvieron que ayudarme”, agregó Rézola con tristeza y al borde del llanto.
El reclamo del palista continuó: “Espero que nunca más le falten el respeto a un atleta de alto rendimiento. No hice nada fuera de lo común y fuera de la reglamentación. Simplemente pedí permiso para poder entrenarme desde mi casa, y creo que la federación debería cambiar su reglamento porque cada atleta debe poder elegir con quién entrenarse”.
Por último, Rubén Rézola analizó su participación en Tokio 2020 y admitió que quedó conforme, pese a las limitaciones. “Di todo en cuanto a mis posibilidades. Estuve con un dolor de muñeca debido a una caída, pero dentro de todo pude remar bien. Me habría gustado en la final B tener mejores sensaciones que en la semifinal, pero estoy contento por haber llegado hasta acá”, comentó.