Domingo 12.6.2022
/Última actualización 15:38
Pasaron muchos años desde mi jubilación en el diario El Litoral, lugar sagrado para mí y al que ingresé cuando apenas tenía 14 años, naturalmente como cadete, y me fui formando con mucha paciencia escuchando sabios consejos de mis superiores, que eran figuras relevantes en la entonces jerarquizada Redacción y muy buena gente. Quiénes no me conocen, sepan que lo que van a empezar a leer fue elaborado por alguien que permaneció en el viejo y querido diario que me cobijó durante 54 años, no sin antes tenerme en cuenta mis superiores para ocupar cargos de mucha responsabilidad, jamás reclamados por mí e incluso cuando debí abandonar mi histórica función ambicionada desde mi niñez, en la querida sección Deportes, para hacerme cargo de la gerencia de publicidad por iniciativa de los directivos José Luis Vittori y doña Dora Caputto, sin dejar de lado la fenomenal experiencia vivida como responsable de la página regional, cuando me nutrí del funcionamiento de un pedazo grande de la provincia, así como la calidad humana y vigorosa de los dirigentes y por sus reconocimientos para mejorar a pasos agigantados el progreso de ciudades y pueblos del norte santafesino.
Dicho esto, me gustaría referirme a una institución que fue siempre símbolo del deporte santafesino y que en el fútbol marcó una época que también recuerdo con mucha nitidez y cariño, más allá de que hubieron tiempos que no tuve la suerte de vivir por cuestiones generacionales. Es muy nítido el recuerdo de una foto tomada el 18 de noviembre de 1922 y que corresponde al plantel superior de Atletico Gimnasia y Esgrima de Ciudadela. Muy poco tiempo antes se había constituido en un desprendimiento de la entidad madre ubicada en 4 de Enero y Juan de Garay por algunas discrepancias producidas por desacuerdos entre el futbol y el basquetbol y la natación.
Ello determinó que las prácticas iniciales se realizaran a campo traviesa. Allí aparece en escena el flamante e inolvidable presidente, Dr. Moreno, acompañado de un plantel de jugadores que tuvieron fama internacional. Basta con mencionar los nombres de Rene Alejandro Pontoni. Rafael Amadei, Jose Canteli , Juan Carlos Sobrero y otras notable figuras, a los que se podrían sumar otros que dejaron su sello como Mors, Lebrón, Magán y el Chueco García, más otros apellidos ilustres que le dieron brillo al crecimiento de Gimnasia, como Enrique Carbonell o Ernesto Ahrens y el recuerdo de esa histórica jornada del 24 de mayo de 1931, cuando se inauguró el estadio con la tribuna que se convirtió en un símbolo inequívoco de la grandeza de esa querida institución.
Así reflejó El Litoral, en mayo de 1931, la inauguración del estadio de Atlético Gimnasia y Esgrima con su monumental tribuna.Todo este introito justificado, para comenzar a referirme a un niño que empezó su vida admirando en su club a las enorme figuras del futbol que justamente se iniciaban en el club mens sana presidido por su padre. De todos modos lo que ahora queremos destacar es el progreso científico que fue sumando el Dr Raúl Héctor Moreno Nigro, que llegó a desempeñarse en cargos de enorme responsabilidad en los principales centros médicos de Santa Fe, nada menos que en su especialidad de anestesista, sumando en su larga y exitosa trayectoria la friolera 8.500 atenciones con solvencia y enorme responsabilidad hasta el justificado momento de su jubilación para disfrutar sin complicaciones de la compañía inigualable, de sus hijos y de sus nietos y su inigualable bisnieto. El atesora un recuerdo desde el año 1947, siendo un niño, cuando se hizo un agasaje a aquéllos grandes futbolistas que dio Gimnasia y le regalaron una dedicatoria que guarda para siempre.
En nuestra milagrosa mesa de café en Bonafide y viviendo en Santa Fe, es imposible no tener en cuenta la natación, sobre todo teniendo en lugar principalísimo del hipotético escenario a Rogelio Izaguirre, uno de los principales integrantes de la exitosa familia que marcó rumbos en los deportes acuáticos, empezando por José María, su recordado padre nacido en 1900 pero que al cumplir 80 años y con la compaña de su joven hijo lograron la increíble hazaña de unir en un simple bote, ida y vuelta, los puertos de Santa Fe y Paraná. Finalmente dejamos para el final el recuerdo de inefable Jose Maria Izaguirre, reiterado campeón en los famosos equipos de Santa Fe en los años inolvidables de los torneos nacionales, incluyendo la dura puja con Independiente de Avellaneda, entre, otros consagrados conjuntos. Hoy, José María descansa con buena salud a los 90 años en la ciudad de Mar del Plata, donde está radicado hace decena de años. Y se suma a las charlas "Chacho" Martín, el tío de Marcelo, candidato a presidente de Unión. Tatengue de ley, "Chacho" confía en que su sobrino triunfará.
En la parte final de este recorrido, no podía estar ausente la actividad del campo y para ello aprovechamos a la última incorporación a la mesa matutina del bar. Se trata, nada menos, que de Fermin Lupotti, de larga trayectoria familiar en las tareas del campo, integrando durante muchos años una sociedad con la familia Franchino. Precisamente, nos recuerda Mandi que cada vez que va por Bulevar Gálvez, no puede evitar revivir los gratos momentos con los integrantes de la familia amiga y lo que significaba encontrarse siempre con una larga fila de changarines que concurrían a la espera del trabajo diario, señal que todo ello se manifestaba en gratos momentos de la actividad cerealera. Hay que destacar también la presencia a diario en la mesa de café de Rosa María, la simpática esposa de Fermín, como la presencia del Dr. Antonio Ciaurro, con quién nos une vieja relación de por lo menos 40 años, cuando ocupaba funciones en el gremio de SMATA. Hoy está más aliviado de tareas profesionales, ocupándose de hijos y nietos, pero pendiente de las carreras de motos y la participación de su hijo varón, o el querido Pocho Lauría y su esposa Sarita, que siempre nos dan la sorpresa de aparecerse, demostrando permanentemente que tienen -ambos- una legión de amistades que se acercan a saludarlos, teniendo largas charlas para actualizarse de sus trayectorias. Por último, la mención para el señor Germán F. Krohling, la cubana Yanets -rebautizada por nosotros como Yaya- la venezolana Gaby y Alexis, casi unos integrantes más de esta mesa llena de historias bien santafesinas.