Enrique Cruz (h)
El Flaco, campeón del mundo en 1978, el hombre que revolucionó el fútbol argentino, habló de cómo se fijó en jugadores de Santa Fe y de aquélla última experiencia cuando pretendió, junto al ex responsable del fútbol menor de Unión y Colón, tomar las riendas de las selecciones juveniles.
Enrique Cruz (h)
“Un globo en sus manos, el niño sonríe, no hay nada más tierno que un globo y un pibe... Aquél niño y su juguete, fabricado con harapos, gran desafío en el parque y una pelota de trapo... En las gambetas de Tucho, César Menotti y el pucho, dirigiendo aquél ballet, el más grande de la historia, Huracán del 73...”. Piti Fernández, guitarrista y cantante de “Las Pastillas del Abuelo” llevó esta letra a la música. Y así, “Nació Huracán”, es un verdadero himno que levanta las banderas de aquél gran equipo de 1973. Por ese entonces, César Lus Menotti tenía apenas 34 años. Con esa edad, todavía la de un jugador —experimentado pero jugador al fin—, el Flaco del pelo largo y rubio, la cara alargada y la voz siempre grave y “cansada”, supo armar un equipo que intepretó, quizás más y mejor que todos, ese paladar futbolero argentino. Jugar “la nuestra”, es jugar como lo hacía ese Huracán virtuoso de Brindisi, Babington, el Loco Housemann, Roque Avallay y la experiencia de Chabay, el Coco Basile y Carrascosa en la defensa.
Siempre es interesante hablar con el Flaco Menotti. Sus conceptos se convierten en verdaderas sentencias. y nadie puede ignorar su sabiduría, su capacidad y esa filosofía que jamás abandonó a través del tiempo, aún a pesar de esos “lógicos” detractores que han pretendido mancillar logros y gravitación. Pero cuando se afirma sobre cimientos sólidos, nada ni nadie será capaz de derrumbar lo que se ha construido.
—Hay jóvenes que le han dado una brisa alentadora al fútbol argentino. Jorge Almirón hizo partidos excelentes con Lanús, River tiene un entrenador bastante comprometido con el juego. Son gente joven y tienen que atravesar las grandes dificultades del éxodo de jugadores. Coudet hizo un excelente trabajo en Rosario Central. Fue tan excelente que, a pesar de no conseguir el título por la desgracia de los errores arbirrales, le dejó más de 20 millones de pesos de ganancia.
—Cuando debuté, lo tuve al Gitano Juárez al lado mío, que tenía 10 años más que yo y me ayudó mucho. Pero hay cosas que allá en el fondo se mantienen todavía.
—La recuperación de la identidad en algunos clubes, los valores, las relaciones afectivas entre la gente y el equipo. Si fuese por el resultado, sólo se terminaría salvando el campeón. Angel Cappa no salió campeón con Huracán, pero la gente recuerda a ese equipo mucho más que otros que salieron campeones.
—Una vergüenza, fue aquella vez de los 44 proyectos...
—¡Claro!... Mirá, a Bauza lo eligieron en un momento en el que no había ningún proyecto, no sé quién lo nombró, ni tampoco se dijo por qué se había ido Martino. O sea, teníamos un entrenador que no sabíamos quién lo había elegido y se había ido otro y nadie había dicho por qué se había ido... Esto no viene de ahora, por lo que verás. Sampaoli tampoco llega con un sol resplandeciente de optimismo o ilusión. No es culpa de él. No llega limpio Sampaoli, como debieran arribar los entrenadores a los lugares. Por suerte llegó, es un hombre que genera esperanza porque, sinceramente, no sé qué hubiera pasado. No es por faltarle el respeto a Bauza, pero es lo que pienso. Igualmente, repito que la llegada de Sampaoli también fue oscura. Depende de cómo uno llega a un lugar, para saber si se lo va a respetar o no.
—Porque los jugadores que puso están cerca de las cosas que dijo. No jugó bien el segundo tiempo contra Brasil, es cierto. Necesita tiempo de trabajo, recién empieza. Pero si no hay una cosa más amplia y una conducción más seria y profunda y no nos encerramos en manejar todo con periodistas a favor y periodistas en contra, el fútbol argentino tiene muy pocas posibilidades de representar a la gente. uno vé estadios con tribunas vacías, los visitantes que no pueden ir, las barras bravas que crecen... Debería haber un comité de honor que debata políticas para el futuro. El fútbol es un hecho cultural, no es sólo profesionalismo, ya desde el reglamento sirve para educar. Los clubes son sociedades sin fines de lucro, con dirigentes que antes no se llevaban ni una camiseta. Esos dirigentes fueron los “San Martín” del fútbol.
—Hace 30 años que esto es un desorden de imaginación, de corrupción, no se sabe para dónde van. y quince años de absoluta decadencia. se permiten irregularidades que el Estado estaba obligado a controlar, porque desde la Justicia se podrían haber vigilado y cuidado las sociedades civiles sin fines de lucro. Todos son responsables. Acá viene un dirigente y se va debiendo 10, el otro aumenta la deuda a 15, y el tercero que llega dice que el que estuvo antes robó, y así sucesivamente. Por suerte, por ahí aparecen algunos dirigentes con vocación y con compromiso por esas sociedades sin fines de lucro tan maltratadas.
—A mí no me gustaría, si soy director de orquesta, que el violinista me llegue un día antes del concierto. Preferiría uno que tuviera menos brillantez, pero con el que pueda ensayar todos los días.
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Nunca me voy a olvidar el abrazo con el Flaco Menotti después de la final con Holanda y en medio de los festejos. Yo estaba allí, con ellos, porque cuando quedé afuera de la lista de 22, junto a Diego y Humberto Bravo, decidía permanecer con el plantel en aquella larga concentración, primero en la Villa Marista de Mar del Plata y luego en la quinta de José C. Paz. El Flaco me abrazó largo y tendido y me dijo: “Te debo una”.
Esas son las cosas lindas que quedan y que uno las guarda para siempre. Cuando fuimos al alargue con los holandeses, recuerdo que César les dio tranquilidad, los juntó a todos y les dijo que ya está, que habían cumplido. “Muchachos, jueguen tranquilos, somos los mejores y a este partido lo vamos a ganar”. y salieron hechos unos leones. Era un momento difícil, a veces me pongo a pensar qué hubiese dicho en esa situación si estaba yo. Pero el Flaco era un Maestro y lo extrañamos.
a mí no se me cayeron los anillos por ayudar en ese momento, a pesar de que me había quedado afuera. Yo jugaba en Unión en ese momento. y en ese partido con los holandeses, les limpié los botines llenos de barro a los muchachos mientras el Flaco les hablaba, antes de arrancar el suplementario.
Yo jugaba en Unión, Menotti buscaba mucho en el interior y se sabe que en la zona de Santa Fe y Córdoba se puede armar una selección paralela como la que él supo armar. Me conocía muchísimo y en ese proceso me fue corrigiendo. Yo estaba acostumbrado a jugar con un sistema y el de la selección era totalmente distinto. El me corrigió y todo lo que me enseñó, me sirvió para el futuro. Menotti me marcó muchísimo y disfruté jugando en ese equipo.