Martes 10.8.2021
/Última actualización 19:26
La ciclista neozelandesa Olivia Podmore pasó su último fin de semana con el campeón olímpico de remo Eddy Murray, su pareja, y otro amigo en Queenstown, junto al espectacular lago Hawea. El lunes apareció muerta en su domicilio, según informó su familia. “Cualquiera que la hubiera visto en las últimas 72 horas no podría pensar que pasara esto”, aseguraba Murray en nombre de los allegados de la ciclista olímpica en Río de Janeiro y que no había sido seleccionada para los de Tokio. “Se está hablando mucho de la salud mental de los atletas”, apuntó. “Simone Biles y Naomi Osaka la han puesto en el foco después de sus propias dificultades personales. La pelea de Olivia fue la misma, y ahora tenemos un dato más en la estadística”, criticó el remero.
Podmore, de 24 años, publicó apenas unas horas antes de su muerte una nota en las redes sociales en la que dejaba entrever su situación anímica: “El deporte es una salida increíble para mucha gente. Una lucha muy gratificante. El sentimiento cuando ganas no se puede comparar a cualquier otro”, afirmó, “pero las sensaciones cuando pierdes, cuando no eres elegido ni te has clasificado, cuando te lesionas, cuando no cumples con las expectativas de la sociedad, como tener una casa, casarte, tener hijos porque lo has intentado dar todo por tu deporte, esas sensaciones también son diferentes”.
Todos los indicios apuntan a un suicidio, aunque la Policía neozelandesa no descarta ninguna posibilidad. Desde que se conoció la noticia han llovido las críticas sobre la federación de ciclismo. El dos veces olímpico Eddie Dawkins ha pedido, directamente, responsabilidades a Cycling New Zeland y a High Performance Sport New Zeland (HPSNZ), que es el organismo que aglutina al deporte de élite del país austral y que promueve a sus deportistas por el mundo. Para Dawkins, amigo de Olivia y ya retirado, su muerte era evitable. “Es una maldita vergüenza, es terrible que esto haya sucedido. Mi más sentido pésame a su familia y amigos. Pero espero que, si sale algo positivo de algo así es que los deportistas empiecen a defenderse a sí mismos”.
GentilezaMientras, la portavoz del organismo deportivo neozelandés, Raelene Castle, se defendió de las acusaciones: “No podemos decir si hemos cometido errores hasta que revisemos este asunto. Cada deportista tiene muchas personas que lo apoyan a lo largo de su carrera y Olivia no fue diferente”. Castle dijo que era difícil asimilar las acusaciones de que los deportistas no estaban siendo tratados bien. ”La salud mental es un desafío. No hay respuestas en blanco o en negro”.
La responsable de HPSNZ definió a Olivia Podmore como, “una persona muy feliz, extrovertida, que iluminaba la habitación. Estoy muy triste por su pérdida”, y aseguró sentirse “devastada”, por las acusaciones de algunos atletas. “Entendemos las frustraciones y las comprendo. Quiero asegurarme de que aprendamos de esto”, dijo. “El apoyo a los atletas en nuestros planes no es perfecto. El legado de Olivia tiene que ser que hagamos mejoras, quizás no fuimos diligentes al revisar los programas de ayuda”.
Olivia Podmore formaba parte del equipo nacional de ciclismo de su país desde 2015. Fue plata en sprint por equipos y bronce en contrarreloj el Mundial juvenil de pista en Astana (Kazajistán). En 2016 participó en el Mundial sénior y en los Juegos de Río de Janeiro. En la prueba de keirin, su especialidad favorita, sufrió una dura caída junto a la española Tania Calvo de la que tardó en recuperarse. Alcanzó las marcas mínimas para participar en los Juegos de Tokio, pero no fue seleccionada para el equipo.