El "milagro argentino" que no debe esconder lo de puertas para adentro
Ser sede del Mundial sub 20 y, por ende, clasificar a una selección que no lo había logrado adentro de una cancha, es otro gran logro puertas para afuera que no se discute, pero que tampoco debe esconder las carencias y precariedades de nuestro fútbol de todos los días.
El "milagro argentino" que no debe esconder lo de puertas para adentro
El fútbol argentino parece vivir un cuento de hadas. Campeón del mundo en Qatar, primer lugar en el ránking Fifa, campeón de la última Copa América y campeón de la Finalísima (torneo que une al mejor de Sudamérica con el mejor de Europa). A eso, le podemos… Mejor dicho, le debemos sumar los premios The Best ungieron a Lionel Messi como el mejor jugador del mundo, a Lionel Scaloni como el mejor entrenador del mundo y a nuestra hinchada, como la mejor del mundo. Un verdadero conglomerado de logros, todos trascendentes, épicos, inolvidables, que convierten a nuestro país en el epicentro del fútbol mundial, quizás como nunca antes en su historia y más allá de otros logros que no se subestiman, que son parte de esa rica historia pero que no se dieron en un marco semejante, quizás porque en esos momentos no existían todos esos acontecimientos que ahora llenan de trofeos las vitrinas de los mejores, como son los premios The Best, creados recién a partir de 2016.
Esto parece haberse convertido en ese tan mencionado MILAGRO ARGENTINO con el que quisieron calificarse tantos momentos de nuestra historia en todos los órdenes de la vida, a veces (o casi siempre) con más expresión de deseos, venta de humo o maquillaje inútil de situaciones que lejos estuvieron de ser realmente milagrosas y beneficiosas para nuestro país.
Argentina se había quedado afuera del Mundial sub 20, a contramano de la proeza de Qatar. Los problemas políticos surgidos en Indonesia. Puntualmente, Indonesia se negaba a aceptar a Israel como participante del torneo debido a su defensa de la causa palestina. Lo mismo ocurría con Irak, que no aceptaba formar parte, eventualmente, de la zona con Israel. Por tal motivo, la Fifa tomó una decisión drástica: quitarle la sede a Indonesia.
Y apareció Argentina, con la fuerza impulsora de la Conmebol. El presidente de la Fifa viajó a Asunción del Paraguay y allí fue abordado. El mismo pope del ente rector del fútbol mundial dio el visto bueno, que será refrendado por el Bureau de Fifa, integrado por el mismo Infantino y los seis presidentes de las distintas confederaciones. Argentina sede del Mundial sub 20 y su selección, nuestra selección, clasificada por ser anfitriona y no por mérito deportivo, que evidentemente no alcanzó en la disputa reciente del último Sudamericano.
Era el eslabón que le estaba faltando a este MILAGRO ARGENTINO. Hago una aclaración que, se me ocurre, es sumamente importante: organizar un Mundial sub 20 es un porcentaje ínfimo, pero ínfimo de verdad, en comparación con organizar un Mundial de mayores. No hay, ni por asomo, la asistencia de público a los estadios ni visitantes al país organizador. No genera, ni por asomo, la expectativa del torneo de mayores. Básicamente se necesitan buenos estadios. Y Argentina los tiene, no sólo en capital federal, sino también en el interior del país. Hoy, con comodidades adaptadas a los requerimientos Fifa se pueden contar el de Córdoba, el de San Juan, el de Santiago del Estero, el de Mendoza, no hay que olvidarse de los de Rosario y también el de Colón.
Embarcado en la aventura, viendo la veta que se presentaba para que el envión deportivo no se frene y aprovechando que el país "de moda" en el fútbol mundial es la Argentina, Chiqui Tapia vio la gran oportunidad. Y está a un paso de lograrlo, sumando otro poroto que no se discute.
Supongo, con un grado muy alto de posibilidades, que Messi ha sido muy importante. Su opinión pesa en todos los ámbitos de poder, al punto tal que le ha pedido encarecidamente a Scaloni que convenza a Mascherano para que desista de su renuncia, haga un bollo con ella y siga al frente del equipo, seguramente sabiendo que a los nombres de Nicolás Paz, Máximo Perrone y Facundo Buonanotte, ahora sí se van a sumar los de Alejandro Garnacho, Luka Romero, Valentín Carboni, Thiago Geralnik y Matías Soulé, todos ellos en equipos top de las grandes ligas, que deberán recibir el visto bueno de sus respectivos equipos por tratarse de un Mundial, sin el derecho a negarles el permiso.
Ahora bien, dicho esto vamos a otra reflexión. Se aplaude y reconoce todo lo que está pasando con el fútbol argentino de puertas para afuera, dando una imagen casi inmejorable y aplaudida por el mundo entero. Es hora de que puertas para adentro se empiece a ver la mugre y a limpiarla sin esconderla debajo de la alfombra.
Un torneo imposible de tildarse competitivo con 28 equipos, clubes devastados económicamente que acumulan deudas y no reciben sanciones ni controles de ninguna índole, clubes sin infraestructura ni siquiera básica (el de Tapia, Barracas Central, es un clarísimo y contundente ejemplo), jugadores que emigran con apenas un puñado de partidos en Primera lo cuál hace que el nivel nunca crezca, urgencias desmedidas que cortan procesos y precipitan despidos, un VAR que no funciona de la manera deseada y genera críticas y sospechas desde todos los sectores, un torneo de ascenso con 37 equipos que tampoco guarda los mínimos requerimientos de competitividad y que termina esquilmando las pobres arcas de las instituciones, más cambios permanentes en la reglamentación de los torneos, algunas de las cuáles realizadas en medio del mismo y generando una desigualdad e inseguridad jurídica que no se puede aceptar ni tolerar, etcétera, etcétera, etcétera.
Estar a punto de ser sede del Mundial sub 20 es un gran logro y hasta puede tomarse como un aperitivo de la búsqueda de otro aún mayor: la organización conjunta en 2030. Pero esto que mostramos de puertas para afuera, convertido en un verdadero MILAGRO ARGENTINO, que no tape lo que se sufre de puertas para adentro, donde hay un desbarajuste muy grande que arreglar.