"Muchachos, miren los holandeses, no dan más. Vamos a presionarlos que nosotros estamos menos cansados que ellos. Vamos a ganar este partido", le dijo Menotti a los jugadores antes de iniciarse el suplementario.
Un día como hoy, de 1978, la selección derrotaba a Holanda en la cancha de River por 3 a 1 en tiempo suplementario y lograba la primera de las tres estrellas.
"Muchachos, miren los holandeses, no dan más. Vamos a presionarlos que nosotros estamos menos cansados que ellos. Vamos a ganar este partido", le dijo Menotti a los jugadores antes de iniciarse el suplementario.
Pasaron 45 años. A muchos les quedará grabada la imagen de Videla entregando la copa. Otros todavía escucharán aquella famosa frase: "Vamos a demostrarles al mundo que los argentinos somos derechos y humanos". Los futboleros mantendrán aún en sus retinas los goles de Kempes, las atajadas de Fillol, el amor propio de Passarella, la manera en la que, muy silenciosamente, Luis Galván terminó ganándose la confianza de todos. Todo es válido a la hora del recuerdo, para bien y para mal también. El país vivía un momento que el paso del tiempo se encargó de ubicar, investigar y castigar en su medida. Pero lo que no se podrá discutir es que César Luis Menotti, el entrenador de aquella selección campeona del mundo, cambió radicalmente la historia de la selección y, por qué no decirlo, del fútbol argentino en general.
Recuerdo una entrevista de hace unos 11 o 12 años con Leopoldo Jacinto Luque, una de las principales figuras del aquél equipo, que hace poco tiempo nos dejó.
—Leopoldo, Tiempo Argentino publicó una noticia que decía textualmente: "El ex senador peruano Genaro Ledesma Izquieta declaró ante el juez argentino Norberto Oyarbide. Había sido secuestrado y trasladado a la Argentina junto a otras 12 personas. Videla había aceptado recibirlos como prisioneros de guerra a cambio del resultado del partido ante Perú". ¿Qué pensás cuando escuchás o leés estas informaciones y se sigue dudando de aquel 6 a 0 a Perú?
—Con el tiempo le fui preguntando a cada uno de mis compañeros si habían visto algo raro esa noche en Rosario. Yo me dediqué a jugar y lo único que hice fue eso, jugar. Ocurre que algunos de mis compañeros confunden la situación. Y te voy a dar nombre y apellido: Alberto César Tarantini. Me pregunto: ¿era tan importante ese ex senador para que una selección deba perder un partido?
¿Qué hizo o qué dijo el "Conejo"?
-- Cuando pasó el tiempo y dejó de ser mediático, salió a decir que en el partido contra Perú, cuando hizo el segundo gol, se dio vuelta y empezó a insultar a la Junta Militar que estaba en la tribuna. Entonces lo llamé y le dije que era un mentiroso, que esa vez había insultado y le había gritado a un grupito de brasileños que tenían una bandera de Perú, porque ellos necesitaban que Perú nos hiciera fuerza.
—¿Pasó algo antes o después del partido en el vestuario?
—Nada de nada, ni nos acercamos a los tipos. Tarantini dijo que cuando estábamos festejando ese 6 a 0 entraron los de la Junta Militar y nos agarramos los testículos... ¡No fue así!... Eso es lo que confunde a la gente. Yo te puedo asegurar que nosotros nunca vimos nada raro y que hicimos las cosas como correspondía. Yo ando detrás de la pelota desde los 10 años y me cuesta creer que un jugador vaya 'para atrás' en un partido. No acepto que se dude tanto, porque, por ejemplo, nadie dice que Brasil le hizo tres goles a Polonia en ese mismo Mundial, donde los polacos tenían un buen equipo.
—De lo que no caben dudas es que entre nosotros y ellos había diferencias...
—Un mes y medio o dos meses antes les habíamos ganado, incluso en Perú y con una buena diferencia de goles. Pero nadie se detiene a ver el nivel que tuvimos muchos jugadores en ese partido. Yo pateé cuatro veces al arco e hice dos goles esa noche. Y Kempes, Larrosa, Passarella la rompieron. Lo que pasa es que hay gente que se encarga permanentemente de desacreditar a esa Selección.
—¿Quién?
—Bilardo, por ejemplo... Desde que se enfrentó con Menotti, por ese vedettismo que hay, se puso en la vereda de enfrente. Es verso lo del bilardismo y el menottismo, porque en los dos equipos había grandes jugadores. Olarticoechea pasaba al ataque igual que el Conejo Tarantini, Enrique era igual que Ardiles, Batista tenía un poquito menos de sacrificio que Gallego, yo era como Valdano, Bertoni como Pasculli, y en cuanto al "10", Maradona la rompió como lo hizo Kempes en el '78. Si Bilardo nos hubiese dirigido a nosotros, te aseguro que salíamos campeones; y Menotti también lo hubiese sacado campeón al de 1986. Entonces, ¡basta de ese enfrentamiento!, si los estilos y jugadores elegidos eran más o menos lo mismo.
Luque jugaba en Unión cuando Menotti lo convocó para integrar una selección de Santa Fe y Rosario que jugó un Sudamericano contra Venezuela y Brasil en la cancha de Rosario Central en 1975. De ahí salió él, Kempes, el Perro Killer... Y después estaba la selección del interior, donde el Flaco "descubrió" a grandes futbolistas como Galván, Valencia, Bravo (que se quedó afuera junto al Lito Bottaniz y Maradona), Oviedo, Baley. Y supo armar un equipo al que preparó físicamente y tácticamente para potenciar los dones técnicos naturales del jugador argentino. Hizo tres series internacionales en la cancha de Boca y hubo largas giras para medirse con lo mejor del mundo. A la Argentina vinieron a jugar Inglaterra, Polonia, Escocia, Francia y Alemania. Y la selección fue a Rusia, a España, a Hungría y a todo Sudamérica. Se concentraron seis meses antes en la Villa Marista de Mar del Plata. Menotti pidió que no se venda a nadie al exterior cuando se fue Kempes al Valencia. Y se ganó con todas las de la ley, respetando la esencia del fútbol argentino.
Pasaron 45 años desde aquel 1978 con tantas dualidades para la Argentina. Por un lado, el oscuro panorama político y todo lo que ocurría alrededor de aquella dictadura. Por el otro, la convicción de que fue el punto de inflexión (que arrancó en octubre de 1974 con el debut de Menotti) que marcó un antes y un después en la selección. Y también para el fútbol argentino.