Recibir una distinción como socio honorario, en cualquier institución, es algo valioso e inédito. No cualquiera está en condiciones de acreditarse semejante “trofeo”. Y esto se valoriza mucho más cuando la relación es casi de toda la vida. Porque así fue el vínculo del Santa Fe Lawn Tenis con Fernando Dalla Fontana, quien sintió “un gran orgullo ante tamaño reconocimiento por mis 9 años de jugador amateur, 4 como profesional y 40 como profesor. Lo primero que hice fue recordar a mis padres llevándome a mi primer Nacional a Buenos Aires, cuando apenas tenía 10 años y a los 11 pude ganarlo y de ahí en más llegaron muchísimos éxitos”, señaló Fernando, un hombre que, desde Santa Fe, alcanzó una consideración a nivel mundial.
“Recordé también mis inicios, aquí en el club, jugando interclubes y representándolo. Y también cuando le pedía a mis padres que me peloteen después de sus partidos, tomando muchos trenes y ómnibus para poder competir”, agregó Dalla Fontana, quien tiene muy frescos el primer Orange Bowl, “que lo ganamos en dobles junto a José Luis Clerc, la primera vez que jugué contra Guillermo Vilas a mis 16 años y cuando me nombraron integrante del equipo de Copa Davis a los 17, cuando Vilas venía de ganar el Master de 1974”.
Fernando Dalla Fontana es socio honorario del Santa Fe Lawn Tenis
También Dalla Fontana no obvió sus entrenamientos en las canchas del Santa Fe Lawn Tenis para mejorar sus goles y a su primer profesor. “Como cualquier tenista, el primer Wimbledon y el primer Roland Garros jamás pasarán desapercibidos”, y luego, ya en otra faceta pero siempre dentro del tenis, “mis clases de tenis junto a José Luis Clerc en Miami y mi nombramiento como técnico nacional de la Federación Italiana de tenis, algo inédito en ese país por tratarse de un extranjero, lo cuál también me llenó de orgullo”.
Luego llegó el momento de la vuelta a casa. “Para mí, ha sido una gran satisfacción el hecho de haber trabajado durante muchos años en mi club de nacimiento formando chicos a los cuales traté de inculcarles muy buenas bases técnicas y tácticas en su juego, a saber el cómo y el por qué de las jugadas, y por sobre todo, que a través de éste juego tan lindo aprendan a desarrollarse como personas de bien, de respeto y de sacrificio”, dijo un emocionado Dalla Fontana.
“Este reconocimiento que me hizo el club al nombrarme como socio honorario me llenó de satisfacción, haciéndome sentir muchas emociones. Y el pensar que, tal vez, mi pasión y esfuerzo puedan haber aportado aunque sea un granito de arena para el tenis argentino y para el club de mis amores”, concluyó.
Dalla Fontana junto a Mario Florencio Vigo, dirigente de larga trayectoria en el Lawn Tenis.
Siempre se dice que los homenajes deben ser en vida. Y esto que provocó el Santa Fe Lawn Tenis hacia un hombre que en los 70 llegó a la cima y estuvo en la más alta consideración del tenis nacional y con proyección mundial, ha sido un estricto acto de justicia. Fernando Dalla Fontana se merece esto y mucho más. Y ahora sabe que allí, en el club de sus amores, estará su nombre grabado para siempre como un hijo pródigo que un día se fue para conquistar el mundo, pero que volvió para cobijarse en los afectos y aportar lo suyo para devolver lo que el club, cuando era un niño, le dio.