Impensado por cualquiera fue el partido que se dio entre Sudáfrica e Inglaterra en la segunda final del mundial de rugby.
Handre Pollard metió un penal desde mitad de cancha a falta de 3 minutos para poner el 16 a 15 con el que concluyó el partido.
Impensado por cualquiera fue el partido que se dio entre Sudáfrica e Inglaterra en la segunda final del mundial de rugby.
Los Springboks ganaron 16 a 15 en el epílogo del partido, con un penal desde mitad de cancha, y de esa forma jugará la final con Nueva Zelanda el próximo sábado a las 16.
Pero por favor, los invito a leer lo que ocurrió en Saint-Dennis este sábado.
Nadie, absolutamente nadie de los presentes en el Stade de France, ni de aquellos que seguimos la segunda semifinal del mundial de rugby por TV, imaginábamos los primeros 20 minutos de juego entre Inglaterra y Sudáfrica.
Ni el más optimista pensaba que en esa primera mitad, los de la Rosa estarían venciendo 6 a 0 a los campeones vigentes.
Pero más allá de ir ganándoles, la cuestión pasaba por la forma en que se daba: Inglaterra le hacía “daño” a los Springboks en donde ellos son casi imbatibles como el scrum, el line y el maul.
Se notaba nervioso a los capitaneados por Siya Kolisi, al menos hasta el descuento que llegó por intermedio de la derecha de Libbok.
Pero los británicos estaban, por el momento, con todos los sentidos alineados. Y no perdieron el rumbo. Es así que volvieron a atacar sin la pelota, presionando mucho a su rival hasta hacerle perder la pelota. El “piso” era siempre inglés. Un nuevo penal de Farrell volvía a dejar la diferencia de 6 en favor de la “Rosa”.
A los 30 minutos, “cositas” que tiene Sudáfrica, o mejor dicho, sus entrenadores Nienaber y Erasmus: afuera uno de sus conductores, el 10, Mannie Libbok; adentro, el experimentado Handre Pollard, con el firme objetivo de que los campeones de 2019 encuentren el “norte” del partido.
Los de verde no querían perder el tiempo. En la primera que tuvieron a favor con el “nuevo” apertura, ataque en profundidad y penal a favor transformado en tres puntos por Pollard.
Sobre el final de la primera etapa, otra vez Farrell estiraba el marcador a seis de diferencia.
El 12 a 6 para los de blanco, estaba claro que no era definitivo ni mucho menos. Pero, tal como lo expresamos al principio, sí era un resultado sorpresivo.
Faltaban 40 minutos que sin dudas, serían una “batalla” deportiva en busca del segundo pasaje a la final del mundial.
Lo primero que ocurrió y llamó la atención en el complemento, no pasó por los puntos, un buen tackle o un try. Sino por las modificaciones propuestas por Sudáfrica.
A los tres minutos, más experiencia y “cabeza” para la conducción y la mirada desde el fondo de la cancha: De Klerk y Le Roux por Reinach y Willemse respectivamente.
Pero lo más notorio, fue el ingreso del segunda línea RG Snyman. Pero notorio, no por él, sino por que entró por el experimentado Eben Etzebeth.
Sobre la primera docena de minutos en este segundo tiempo llegó el primer desnivel en el marcador. Y de qué forma: desde casi mitad de cancha, drop desde mitad de cancha del capitán, Owen Farrell.
Con los pilares frescos, el scrum de Sudáfrica empezó a sacar penales. Pero lo que seguía a eso, no era correspondido con puntos. El line, no anduvo, sobre todo, porque fue malo el lanzamiento Mbonambi. Y eso repercutía de manera directa, fundamentalmente, en el ánimo inglés, que cada vez estaba má arriba.
Un dato más: lluvia, casi todo el tiempo. Pelota mojada que muchas veces se hacía incontrolable.
Y la renovación de la primera línea, junto a los penales obtenidos a favor en el scrum, al fin fueron fructíferos para los Springboks. A los 28 minutos, line a cinco metros, obtención clara a la segunda posición con Snyman, pelota que pivotea Fourie que se desprende, lo derriban y rápidamente De Klerk abrió y otra vez la tomó Snyman que corrió algunos centímetros, se estiró y apoyó el primer try para los campeones de 2019 en este partido. Faltaban diez y podía pasar cualquier cosa.
37 minutos, muy poco para que termine. Scrum en mitad de cancha (apenas unos metros en campo inglés) para Sudáfrica y nuevo penal producto del empuje de los “gordos”.
Pollard no dudó, pidió palos, acertó y puso a su equipos por uno arriba.
Quedaban algunos minutos, pero la historia, no cambió. Como en 2019, en la final, ahora en semi, los Springboks vencieron a Inglaterra gracias a lo que produjo su scrum. Herramienta antigua, pero siempre efectiva.
Todos apostábamos por Sudáfrica. Fundamentalmente los argentinos. Porque, siendo egoístas, preferíamos, a priori, pelear por la de bronce ante Inglaterra.
En una especie de “revancha” por lo ocurrido en el primer partido del torneo y porque siempre es especial jugar ante los ingleses (cualquiera sea el deporte).
Todos apostábamos por Sudáfrica, y Sudáfrica no falló. Venció 16 a 15 a Inglaterra, y jugará la final del mundial el próximo sábado desde las 16. Enfrente estarán los All Blacks.
Además de saber quién será el nuevo campeón, habrá “desempate” de trofeos: ambos seleccionados son los más ganadores de la historia con tres mundiales cada uno.
¿Quién se llevará la décima edición de la Webb Ellis?
Síntesis