Tango o cumbia: la música que se quiere imponer en el Hard Rock
Argentina y Colombia definirán este domingo la Copa América. Los colombianos ostentan el record actual, en el mundo, de partidos sin perder a nivel selecciones. Y Argentina apenas cayó dos veces en los últimos 62 partidos.
Julián Álvarez y James Rodríguez, dos de las principales figuras de la final. Crédito: Reuters
Argentina y Colombia llegan en su mejor momento a disputar una final de América. De Argentina, sería abundar en números. El sólo hecho de señalar a nuestra selección como la campeona del mundo y defensora del título en América, exime de mayores comentarios. Colombia llega a esta final con un invicto de 28 partidos. La última vez que perdió Colombia, fue en febrero de 2022 y justamente ante Argentina, por Eliminatorias. Argentina perdió sólo dos partidos de los últimos 62 partidos que disputó (Arabia Saudita en el mundial de Qatar y Uruguay por eliminatorias). Los números son por demás de elocuentes y reveladores, sin dejar ningún margen para la duda.
Los dos llegan en ganadores, pero no se puede comparar el nivel alcanzado por Argentina. Ni lo que determina la historia general de esta Copa América, donde se convertirá, en caso de ganar, en el país con más títulos (hoy iguala con Uruguay), sino en la historia reciente, donde la selección perdió dos de sus últimos 62 partidos, con 45 triunfos, 14 empates y 2 derrotas. Y si vamos al período desde que logró la Copa del Mundo, disputó 18 partidos: 16 triunfos, un empate y la caída con Uruguay. Y otro dato, hablando de finales: Argentina jugó tres finales en lo últimos tres años. Y a las tres las ganó.
Argentina se ha acostumbrado a ganar y esto echa por tierra aquello que tanto se ha dicho respecto de la competitividad, el emparejamiento y una frase que esta selección desploma en absoluto: “en el fútbol de hoy, cualquiera le gana a cualquiera”. Esto no es así. La era de Lionel Scaloni cumplió ante Canadá su partido 76 en un ciclo que registra 53 victorias, 16 empates y seis derrotas, con 151 goles a favor y 40 en contra. Un disparate de números positivos que no condice con lo que se dice respecto de esa supuesta paridad o mejoramiento de los que vienen de abajo. Posiblemente ya no haya selecciones a las que resulte sencillo golearlas como antes. Pero las diferencias existen. Y Argentina las sabe marcar. Quizás como nunca.
Colombia tiene a un entrenador que todavía no perdió. Y el invicto de 28 partidos es, en la actualidad, la mayor racha vigente a nivel selecciones en el mundo, con 22 victorias y seis empates. Aparte, los jugadores de Colombia jugarán el partido más importante de la historia. Y eso, con esta racha ganadora, los envalentona.
¿Qué tiene a favor Colombia?, el buen nivel de James Rodríguez y de Luis Díaz, el buen juego aéreo (así llegó al gol ante Uruguay), la racha que lo ha convertido en un equipo ganador y esos deseos de quedar en la historia, jugando una final de América y ante los campeones del mundo, nada menos.
¿Qué tiene a favor Argentina?, el peso de la historia, la mentalidad ganadora, los deseos intactos de seguir escribiendo una historia muy especial e incomparable y, de repetir la actuación ante Canadá, al menos, una imagen compacta, sólida y con jugadores desequilibrantes en todos los sectores de la cancha, empezando por un Messi que mejoró en la semifinal y que disputará su décima final con la celeste y blanca. ¡Una barbaridad!
El camino argentino para llegar a esta final ha sido con muy pocos obstáculos y sin la necesidad de desplegar un nivel de juego descollante. El mejor partido fue ante Canadá en la semifinal, pero venía de jugar el peor de todos, contra Ecuador en el partido de cuartos, cuando tuvimos que recurrir a los penales y a la estupenda actuación de un Dibu Martínez que es uno de los tantos jugadores que se potencia cuando se pone la camiseta de la selección.
Lionel Messi. Crédito: Agustin Marcarian/Reuters
Esto también debo decirlo y que quede en claro:
1) En la selección, el que entra, rinde. Esto es producto de un funcionamiento y de una idea de juego que está clara y aprendida.
2) Individualmente, los jugadores convocados siempre tienen un plus para dar. Parece que, en lugar de achicarlos o de pesarles, la celeste y blanca los agranda. En algunos casos se siente más, pero es un atributo que todos sacan a relucir. En mayor o menor medida.
Personalmente, prefería a Colombia antes que a Uruguay. ¿Por qué?, porque al margen de reconocer el buen juego de los colombianos, el planteo del partido pasará por lo futbolístico, por lo técnico y no tanto por lo temperamental. Creo que así será. Con Uruguay, iba a ser distinto. En el otro terreno, el de la fricción, el de lo físico por encima de lo técnico, los uruguayos hubiesen planteado un partido distinto. Todo esto en el terreno de las especulaciones previas, que a veces quedan pulverizadas.
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