(Enviado Especial a Porto Alegre, Brasil)
La selección mejoró, salió segunda y vamos a Río de Janeiro para enfrentar a Venezuela. Se repite en cuartos el choque de la Copa América de Estados Unidos en la misma instancia. Se debió definir antes, pero igual vale.
(Enviado Especial a Porto Alegre, Brasil)
Paciencia, tranquilidad a partir del primer gol “sanador” de Lautaro Martínez y la sensación de que se pudo haber definido mucho antes, más allá de que el resultado no pareció correr riesgo. No se jugó bien, pero hubo una notoria mejoría teniendo en cuenta lo poco que se había hecho en los partidos anteriores. Se trataba de una cuestión estrictamente necesaria. Esa, la de mejorar. Y obviamente, la de ganar.
Se rescatan esos 15 minutos iniciales. El gol ayudó. Había que deshacerse de presiones y de ataduras. Es inevitable que se juegue así en esta clase de partidos. Y el gol de Lautaro Martínez, después de una pésima salida desde el fondo qatarí, trajo esa apreciable dosis de tranquilidad. Iban sólo 4 minutos y ya ganábamos. Desahogo y afortunado aporte de respiro.
Paciencia en el manejo de la pelota, sin asumir demasiados riesgos y evitando esos pases filtrados que a veces llevan a perder rápidamente la pelota. Usarlos, pero en la justa medida, pareció ser la premisa. Dos volantes internos a los costados de Paredes, más Messi flotando en el medio o recostándose por derecha. Aparecieron las subidas postergadas hasta ahora de los dos marcadores de punta y entonces, Argentina tuvo algunas variantes más. Se crearon más situaciones de gol en ese primer cuarto de hora, que en los 180 minutos jugados hasta este partido.
Esa paciencia se convirtió, por momentos, en lentitud. Pero fue lo que Argentina se propuso: mucha tenencia de pelota y aceleración del medio hacia arriba, sobre todo cuando la pelota pasaba por los pies de Messi e intentaba la pared con alguno de los dos puntas o inclusive con los volantes internos (De Paul y Lo Celso), que no se abrían tanto sino que buscaban asociarse al juego que se iniciaba en Paredes o en los centrales.
El problema empezó a verse cuando se animó Qatar. Y esto pasó después de ese primer pasaje favorable en el trámite a Argentina, cuando Qatar empezó a tener la pelota y comenzaron a notarse las carencias de marca en el medio y la falta de cobertura a las espaldas de Saravia. Allí iba Paredes, porque seguramente la orden era que no lo hiciera Foyth, pero también las espaldas de los centrales (mal escalonados) provocaba algunos dolores de cabeza y sensación de peligrosa inestabilidad defensiva.
Es cierto que Qatar no es ni Colombia y ni siquiera Paraguay, equipo al que le empató. Pero ahí está la cuestión: las dificultades que tuvo Paraguay para empatarle y Colombia para ganarle. En el caso de la selección, marcó diferencias. Demoró en definir el partido, que recién llegó en el final con una corrida estupenda de Agüero y un disparo cruzado que dejó sin chances a Alsheeb. Pero antes, el mismo Agüero había tenido chances muy claras y, a fuerza de ser sinceros, la definición del partido debió darse antes.
Que hay cosas por corregir, y muchas, es una realidad. Inseguridades en la salida desde el fondo, centrales que a veces se paran muy en línea, falta de marca más férrea en el mediocampo y mayor consistencia y contundencia para definir. No estuvo fino Messi en la última jugada y quizás esto pudo haber sido uno de los elementos. Y también las posibilidades que se desperdiciaron adentro del área, sobre todo a través de Agüero.
Se mejoró con la entrada de Acuña y ese tándem que se armó con Tagliafico por izquierda fue interesante. Jugó más abierto que Lo Celso, más cerca de Tagliafico y allí hubo desborde. Por derecha, los errores en el manejo de la pelota de Saravia conspiraron para que haya mejores aperturas por ese costado. La entrada de Dybala también le dio frescura a la ofensiva y sin que se convierta en una tarea descollante, Argentina supo marcar esas diferencias que se suponía que podían existir ante un rival con desconcentraciones defensivas y sin jerarquía para aprovecharse de la falta de marca que Argentina tenía en el mediocampo (igualmente Paredes tuvo un aceptable trabajo, sobre todo en el manejo de la pelota) y de imprecisiones muy evidentes para salir jugando desde atrás.
Se ganó y bien. Ahora hay que ir al Maracaná y ver si esa mejoría se puede cristalizar ante un rival que ya no es la cenicienta de hace un tiempo atrás, que ya nos ganó y bien (con Scaloni de DT) el año pasado pero que se supone que si las cosas se hacen bien y si la jerarquía de los jugadores aparece, se tiene que superar. Argentina cumplió. Bajo presión, hizo lo que debía. Sin descorchar ni tirando manteca al techo, pero con el deber cumplido.
ARMANI (6).- Poco trabajo, algún revolcón en el primer tiempo y una pelota que desvió en un mano a mano pero que estaba viciado de nulidad. Debe mejorar en el juego con los pies.
SARAVIA (4).- Mucha voluntad para proyectarse, pero cometiendo innumerables errores en el manejo de la pelota. En el primer tiempo le ganaron muchas veces las espaldas.
FOYTH (6).- Bien el pibe, con jerarquía en algunas jugadas. En el primer tiempo no se preocupó por las espaldas de Saravia, algo que hizo en el segundo tiempo.
OTAMENDI (6).- Fuerza y temperamento para disimular algunas fallas en el manejo de la pelota. En ese aspecto de la salida desde atrás le está faltando confianza.
TAGLIAFICO (6).- Mejoró bastante en el segundo tiempo, sobre todo con el ingreso de Acuña. Armaron un buen tándem por allí. En el primer tiempo le costó clausurar el lateral.
DE PAUL (7).- Buen partido, uno de los mejores de Argentina. Mucha voluntad para la marca y calidad en el juego. No es un jugador de contención, pero se esforzó.
PAREDES (6).- Bien con la pelota, tratando de cuidar la posición de volante central pero está claro que no tiene las características de marca que se requieren para el puesto. Igual cumplió.
LO CELSO (5).- Participó en algunas paredes con Messi, jugó a la izquierda de Paredes pero esta vez sin tanta gravitación.
MESSI (6).- Cada arranque es sinónimo de algo distinto. No estuvo tan preciso para meter pelotas profundas y claras, pero igual marca diferencia. Pudo definir en una que le tiró atrás Acuña pero le pegó extrañamente mal a la pelota.
AGÜERO (6).- Estaba necesitando reencontrarse con el gol, fue otro de los que se esforzó y mucho por el equipo para ayudar en la marca y su corrida que terminó en el segundo de Argentina fue excelente.
LAUTARO MARTÍNEZ (7).- Pivoteó bien, estuvo claro y contundente para aprovechar el tremendo error de los qataríes en la jugada del gol y participó de varios encuentros con Messi. Otro de los que se puede rescatar.
ACUÑA (6).- Entró bastante bien, mejoró el trabajo de Tagliafico y metió dos o tres desbordes que los terminó bien. Con su ingreso, mejoró la selección en el segundo tiempo.
DYBALA.- Un rato con muchas ganas, tirándose a los costados o apareciendo en la posición de delantero junto con Agüero. No tuvo encuentros con Messi, pero igual no pasó desapercibido.
PEZELLA.- Pocos minutos en el final, cuando ya todo estaba definido.