El 14 de junio de 1998 quedará para siempre marcado como un día especial para el básquet internacional en general y para la NBA.
El 23 robó la bola, se fue hasta el campo rival y encestó el tiro que le dio el sexto anillo.
El 14 de junio de 1998 quedará para siempre marcado como un día especial para el básquet internacional en general y para la NBA.
En esa jornada, Michael Jordan convirtió la canasta que terminó dándole a los Chicago Bulls su sexto título tras superar a los Utah Jazz en las Finales.
Los Bulls perdían 86-83 con 41,9 segundos en el reloj cuando el entrenador Phil Jackson y Tex Winter, su asistente, diseñaron una ofensiva con el objetivo de dejar aislado al portador de balón. La idea era que Jordan jugara uno contra uno con Bryon Russell, dejando en libertad a Steve Kerr en un costado para evitar doblajes.
Luego de recibir el balón de Scottie Pippen, Jordan encestó rápidamente un doble tras atacar el aro y los Bulls se ponían a solo un punto con 37,5 segundos para terminar el Juego 6 de aquellas Finales.
Posteriormente condujo el balón y dejó pasar unos segundos antes de atacar a su defensor con la derecha. Luego hizo realizó un crossover que dejó por el piso a Bryon Russell y allí finalmente se levantó y metió la canasta que le daba la ventaja 87-86 a los Bulls.
En la historia del baloncesto, existen figuras que trascienden las canchas y se convierten en auténticos ídolos mundiales. Uno de ellos es Michael Jordan, un jugador que dejó una huella imborrable en la NBA y en el deporte en general. Su carrera, marcada por su inigualable talento y su incansable espíritu competitivo, lo llevó a convertirse en una leyenda viva.
Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Brooklyn, Nueva York. Desde temprana edad, demostró su pasión y habilidades para el baloncesto. Durante su etapa universitaria en la Universidad de North Carolina, se destacó como uno de los mejores jugadores colegiales de la época, culminando con un lanzamiento ganador en el juego por el campeonato nacional de 1982.
En 1984, Jordan ingresó a la NBA al ser seleccionado por los Chicago Bulls en la tercera posición del draft. Desde ese momento, su impacto en la liga fue inmediato. Con su habilidad para volcar el balón en el aro y su estilo de juego enérgico y espectacular, Jordan se convirtió en una atracción para los fanáticos y en una pesadilla para sus oponentes.
A lo largo de su carrera, Jordan ganó seis campeonatos de la NBA, todos ellos con los Chicago Bulls en las décadas de 1990. Junto a su compañero Scottie Pippen y bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, formaron uno de los equipos más dominantes de la historia. Jordan fue el líder indiscutible de aquellos Bulls, siendo elegido en cinco ocasiones como el Jugador Más Valioso de las Finales.
Pero más allá de sus éxitos en el ámbito colectivo, Jordan también brilló a nivel individual. Ganó cinco premios al Jugador Más Valioso de la NBA, y en diez ocasiones fue el máximo anotador de la liga. Su dominio en la cancha era tal, que parecía capaz de hacer cualquier cosa. Su capacidad para anotar en momentos clave y su destreza defensiva le valieron el reconocimiento unánime de sus pares y de la afición.
Sin embargo, la grandeza de Michael Jordan no se limitaba a sus habilidades físicas. Era su mentalidad ferozmente competitiva y su deseo de ganar lo que lo diferenciaba de los demás. Jordan siempre se desafiaba a sí mismo y a sus compañeros a alcanzar la excelencia en cada partido. Su ética de trabajo incansable se convirtió en un ejemplo a seguir para generaciones venideras de jugadores.
Después de un breve retiro en 1993, Jordan sorprendió al mundo al incursionar en el béisbol profesional. Sin embargo, su amor por el baloncesto lo llevó a regresar a la NBA en 1995 y continuar su legado con los Bulls. En su segunda etapa con el equipo, Jordan lideró a los Bulls a tres campeonatos más, completando su carrera con un total de seis títulos.
El impacto de Michael Jordan en el baloncesto trascendió las fronteras de los Estados Unidos. Su popularidad a nivel global ayudó a popularizar el deporte en todo el mundo, convirtiéndose en un auténtico embajador del baloncesto. Su marca personal, la icónica "Air Jordan", se convirtió en un símbolo de estilo y éxito.
Después de su retiro definitivo en 2003, Jordan incursionó en el mundo de los negocios y se convirtió en propietario y presidente de los Charlotte Hornets. Además, su legado continúa vivo en la mente de los aficionados y en la influencia que ha tenido en las nuevas generaciones de jugadores.
En resumen, la carrera de Michael Jordan es una historia de éxito, determinación y excelencia. Su impacto en el baloncesto es incalculable, y su legado seguirá vivo por generaciones. Jordan personificó la grandeza en el deporte, y su nombre quedará grabado en la historia como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.