Boca Juniors se mudará de nuevo de estadio, mientras terminan de acondicionar el campo de juego de la Bombonera, y jugará su próximo partido como local ante Huracán en la cancha de Racing, ante los inconvenientes que sufrió el domingo contra Rosario Central en Vélez, en donde tuvo una fuerte reducción del aforo dispuesta por el gobierno porteño.
Si bien la confirmación oficial del cambio de escenario se espera para las próximas horas, tras cumplir con la formalidad de solicitar el permiso a las autoridades bonaerenses, el presidente de Boca, Jorge Ameal, confirmó ayer desde el estadio de Vélez que el 6 de marzo -cuando reciba a Huracán por la quinta fecha del campeonato- el "Xeneize" jugará en el estadio de Racing.
En el mismo momento en que Ameal realizaba el anuncio, en las afueras del estadio José Amalfitani se registraban algunas corridas, en medio de la confusión del público que no sabía a ciencia cierta por dónde tenía que entrar, ya que el diagrama de ingreso fue cambiado varias veces y lo terminaron de armar a pocas horas del partido.
Un celoso vallado especial de la Policía de la Ciudad, con tarimas de madera que impedían la visual de los hinchas que llegaban al estadio, generó una situación conflictiva, ya que algunos simpatizantes intentaron ingresar por la fuerza, al aducir que tenían los tres accesos que se necesitaban en los últimos cinco partidos de local, pero que el sistema del club se lo rechazó.
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Todo ello se originó en la decisión de la la secretaría de Seguridad del gobierno porteño, que resolvió la semana pasada permitirle a Boca la ubicación para 35.000 personas, cuando la capacidad oficial del estadio de Vélez era de 49.540 espectadores, y así se lo comunicó a los dirigentes boquenses.
Como la dirigencia de Vélez encaró meses atrás la reforma de su estadio (sacó el alambrado de atrás del arco de la tribuna oeste y en el futuro habrá butacas para sus socios), el aforo se reducirá, pero eso es algo que aún no ocurre. Y aún así, la reducción del aforo dejaría su capacidad en unos 43.000 lugares, es decir 8.000 lugares más de los que le concedió la CABA al club de la Ribera, por lo cual la justificación esbozada por las autoridades porteñas no parece ajustarse a la realidad.
En el "mundo Boca" el enojo era muy grande y era imposible para muchos dirigentes no ver una intencionalidad en esa decisión del gobierno que encabeza Horacio Rodríguez Larreta, toda vez que en la CABA se eliminaron todos los aforos que hubo en el contexto de la pandemia de coronavirus, desde la presencialidad en las escuelas hasta los recitales al aire libre.
Y esgrimir cuestiones de "seguridad" para reducir en 15.000 lugares el aforo de un estadio, cuando toda la concurrencia es público local y sin visitantes, directamente suena a excusa para perjudicar a la dirigencia de un club al que el gobierno porteño ubica "en la vereda de enfrente". Así las cosas, Boca se mudará al Cilindro de Avellaneda -ya tiene todo arreglado con la dirigencia de Racing- porque sus dirigentes reaccionaron rápido y sobre la marcha.
Con información de Télam.