César Miño
Después de casi cuatro años vencieron a los All Blacks y se consagraron por primera vez en la estructura actual del certamen.
César Miño
cmino@ellitoral.com
Cuando en el inicio del Rugby Championship 2015, el Seleccionado de Australia sorprendió no solo con el triunfo ante Sudáfrica por 24 a 20 -en la habitualmente soleada Brisbane- sino fundamentalmente por la actuación que propendió a ese final, señalábamos que se había producido una especie de “retorno de los Wallabies” y en base a buena parte de la esencia que los distinguió desde siempre.
Acto seguido, llegó el inobjetable triunfo ante Los Pumas, en Mendoza (34 a 9), con una producción que si bien no estuvo a la altura de la primera, sirvió acabadamente para sostener aquella aseveración.
Pues bien, esta mañana (hora de nuestro país), los Wallabies vencieron a los All Blacks por 27 a 19, consagrándose campeones por primera vez del certamen con el formato actual, cumpliendo una descollante actuación.
De este modo, ya nadie debe dudar que los Wallabies han retornado. Es muy difícil precisar a la distancia cuánto habrá influído en tan corto lapso que lleva el actual proceso, la conducción el exitoso Michael Cheika (ganó todo con los Brumbies, entre otros antecedentes)... Indudablemente, la sensación es que no debe haber sido poco.
Básicamente, para convencer a un grupo de excelentes jugadores (sobre todo desde lo técnico) que el rugby australiano estaba vivo, pese al largo tiempo de frustraciones. Pero además, para amalgamar a un plantel díscolo, en el que los actos de indisciplina ocurrieron con demasiado frecuencia, dentro y fuera de los campos de juego.
De este modo, a un mes de la Rugby World Cup, este presente de los Wallabies condiciona al “Planeta Rugby”, ya que sin dudas incorpora a otro gran candidato para acceder a los tramos definitorios de la competición, acompañando a los All Blacks, los Springboks e Inglaterra, el anfitrión.
El desarrollo
El de hoy, fue un gran partido, signado por la intensidad habitual en éste ámbito y por el equilibrio que deparó una lucha emocionante de principio a fin, en la que el desequilibrio se consiguió a partir de cuestiones minúsculas, fundamentalmente en el segundo tiempo.
La etapa inicial se cerró con un 6 a 3 en favor de los neozelandeses, luego de un nítido predominio de ambos sistemas defensivos, en el que surgió imponente la figura de David Pocock, quien en su retorno luego de tantas ausencias provocadas por lesiones, demostró fehacientemente que continúa siendo uno de los mejores terceras líneas del mundo.
El, junto a su “socio ideal” Michael Hooper, con quien por primera vez jugaron juntos como titulares, hirieron de muerte a una parte de la génesis del juego neozelandés: las formaciones espontáneas, que fueron notoriamente condicionadas por la extraordinaria actuación de estos dos fenómenos defensivos aussies.
Esto propició no solo a errores en el juego de los All Blacks, sino también la actuación deslucida de algunos de los habituales totems del campeón del mundo, como el octavo Kieran Read o el medio scrum Aaron Smith.
Otras cuestiones determinantes surgieron desde las variantes implementadas en el ganador: prioritariamente, la del medio scrum Nic White y la del apertura Matt Toomua, quienes junto al experimentado Adam Ashley-Cooper resultaron determinantes en los detalles que definieron el partido.
Como datos complementarios a señalar, surge el excelente ensayo apoyado por el primera línea australiano Sekope Kepu, quien se movió con la ductilidad de un back en medio de la defensa negra, en el arranque del complemento.
Obviamente, los All Blacks tuvieron lo suyo: como por ejemplo, la capacidad para retomar protagonismo en medio de situaciones adversas; como al quedarse con un hombre menos. También debería señalarse la irrupción del winger debutante Nehe Milner-Skudder, quien no solo anotó dos conquistas, sino que jugó de gran manera, colocando un dilema más al inconmensurable lote de jugadores que dispone Steve Hansen, a la hora de elegir a su plantel mundialista.
El tramo final del encuentro fue electrizante, porque los visitantes se lanzaron tras el sueño de revertir el resultado; mientras los anftriones se aferraron a su solidez y atrevimiento, recibiendo un premio que no hace más que refrendar una grata noticia para el rugby universal: los Wallabies han retornado.
>>> 141 caps acumuló Richie McCaw con la camiseta de los All Blacks. De este modo, igualó el record mundial de partidos internacionales que poseía el ex capitán de Irlanda, Brian O’Driscoll, ya retirado de la actividad.
Australia 27
Nueva Zelanda 19
Estadio: ANZ de Sydney.
Referee: el inglés Wayne Barnes.
Asistentes: el galés Nigel Owens y el argentino Federico Anselmi.
TMO: el sudafricano Shaun Veldsman.
Australia: Scott Sio (Greg Holmes), Stephen Moore (capitán, luego Tatafu Polota-Nau) y Sekope Kepu (James Slipper); Dean Mumm y James Horwill (Will Skelton); Scott Fardy (Ben McCalman), Michael Hooper y David Pocock; Nick Phipps (Nic White) y Bernard Foley (Matthew Toomua); Drew Mitchell, Matthe Giteau (Kurtley Beale), Tevita Kuridrani, Adam Ashley-Cooper e Israel Folau.
Head Coach: Michael Cheika.
Nueva Zelanda: Tony Woodcock (Ben Franks), Dane Coles (Codie Taylor) y Owen Franks (Nepo Laulala); Brodie Retallick y Luke Romano (Sam Whitelock); Jerome Kaino (Sam Cane), Richie McCaw (capitán) y Kieran Read; Aaron Smith (TJ Perenara) y Daniel Carter; Julian Savea, Sonny Bill Williams (Malakai Fekitoa), Conrad Smith, Nehe Milner-Skudder y Ben Smith (Beaduen Barrett).
Head Coach: Steve Hansen.
Primer tiempo: 8 y 30, penales de Carter; 27, penal de Giteau.
Segundo tiempo: 4, try de Kepu y goal de Giteau; 10, penal de Carter; 16 y 25, tries de Milner-Skudder; 20, try de Ashley-Cooper y goal de Giteau; 28, penal de White; 32, try y goal de White.
Amonestados: Kepu y Phipps (A); A. Smith (NZ).