Miércoles 20.4.2022
/Última actualización 18:32
Wimbledon anunció este miércoles que prohibirá competir en la próxima edición a los tenistas de Rusia y Bielorrusia por la ofensiva militar del país presidido por Vladimir Putin sobre Ucrania, en connivencia del segundo. Por tanto, jugadores como Daniil Medvedev, que el pasado 24 de febrero alcanzó el número uno, o la prestigiosa Victoria Azarenka, ausente de las pistas desde marzo debido al “estrés extremo”, no podrán jugar del 27 de junio al 10 de julio en el All England Tennis & Croquet Club.
“Deseamos expresar nuestro continuo apoyo a todos los afectados por el conflicto en Ucrania durante estos momentos tan impactantes y angustiosos”, transmitió la organización a través de un comunicado, precisando que han seguido las directrices gubernamentales del Reino Unido y que actúan por “responsabilidad” ante “una agresión militar tan injustificada y sin precedentes”; por tanto, transmite el club, “tenemos la intención, con profundo pesar, de rechazar las inscripciones de jugadores rusos y bielorrusos en la edición de 2022″.
El grande británico es el primer torneo en vetar a los tenistas y las tenistas con estas nacionalidades, que hoy día compiten como “atletas neutrales” y hasta ahora han podido competir en todos los eventos que se han celebrado desde el inicio del conflicto; eso sí, por decisión de la Federación Internacional de Tenis (ITF), la ATP y la WTA –estos dos últimos, los organismos que rigen el circuito masculino y femenino, respectivamente–, lo hacen sin ninguna bandera ni distintivo nacional junto a su nombre.
“Reconocemos que esto es duro para los afectados, y tristemente sufrirán por las acciones de los líderes del régimen ruso”, expuso el presidente actual, Ian Hewitt. La prohibición, según determina la federación británica de tenis (LTA), se extiende a todos los torneos que se disputen en territorio británico. No obstante, el dirigente matizó que si varían los acontecimientos, podrían rectificar: “Si las circunstancias cambian materialmente de aquí a junio, lo consideraremos y responderemos en consecuencia”.
Hasta este miércoles, la ITF había ejecutado la maniobra más drástica, al prohibir a los jugadores participar en las competiciones por equipos. En consecuencia, Rusia y Bielorrusia no podrán participar este año en la Copa Davis (competición masculina) ni la Billie Jean King Cup (femenina). Sin embargo, hasta ahora no había ningún tipo de veto en clave individual. Cabe recordar que Rusia se proclamó campeona en uno y otro torneo, y que es una de las naciones más fuertes en el mundo del tenis actualmente.
Antes de que el club londinense anunciara su decisión, los medios ingleses anticiparon la noticia, aunque el runrún venía de lejos. De entrada, el gobierno británico había establecido una normativa por la que los deportistas rusos y bielorrusos tienen que declarar por escrito que condenan la invasión rusa, pero Wimbledon ha ido más allá y ha optado definitivamente por la exclusión. Una decisión que tiene una repercusión directa en la representación de ambos países.
Actualmente hay cuatro jugadores rusos situados entre los 30 mejores en la categoría masculina: Medvedev (2º), Andrey Rublev (8º), Karen Khachanov (26º) y Aslan Karatsev (30). En el circuito femenino, el veto de Wimbledon afecta, por ejemplo, a las bielorrusas Aryna Sabalenka, semifinalista del torneo el año pasado y actual número cuatro del mundo, y Azarenka, quien tras ser eliminada en la segunda ronda de Miami anunció que iba a hacer una “pausa indefinida”, después de que dos semanas antes rompiera a llorar durante un partido en Indian Wells.
El “silencio” en tiempos de crisis
En concreto, hasta 11 jugadoras del top-100 pagarán la factura de la guerra en Wimbledon, por los cinco representantes masculinos que figuran ahora mismo en esa franja. “No a la guerra”, se posicionó Rublev en febrero, cuando logró acceder a la final de Dubái. “Yo siempre he dicho que soy partidario de la paz”, introdujo Medvedev (en la reserva hoy día, debido a una hernia discal) antes de competir en Miami. “Yo tengo mis propias opiniones y las hablo con mi familia, con mi esposa, con quien puedo discutir aunque no estemos de acuerdo y no ocurre nada”, agregó con ambigüedad.
Mucho más contundente había sido Azarenka: “Deseo que la guerra finalice”. Y ayer incidieron en el tema los ucranios Marta Kostyuk (52ª) y el exjugador Sergiy Stakhovsky, que sustituyó la raqueta para combatir. Ambos emitieron a través de las redes sociales un comunicado en el que reclaman a los rectores del tenis que sigan la línea de Wimbledon y extiendan la prohibición a todos los torneos, a la vez que señalan a algunos compañeros del circuito. “En tiempos de crisis, el silencio significa estar de acuerdo con lo que está ocurriendo. Hemos percibido que algunos jugadores rusos y bielorrusos han mencionado vagamente la guerra”.
La ATP, mientras, se opone a la medida adoptada por el major británico. “Es injusta y tiene el potencial de sentar un precedente dañino para el juego”, lamentó el organismo a través de un comunicado; “la discriminación basada en la nacionalidad también constituye una violación de nuestro acuerdo con Wimbledon, que establece que la entrada de los jugadores se basa únicamente en el ranking”. La WTA, por su parte, no se refirió al veredicto.
Sí lo hicieron desde Moscú las autoridades de Rusia. “Es inaceptable”, criticó este miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Es inadmisible convertir una vez más a los deportistas en rehenes de intrigas y prejuicios políticos, de acciones hostiles hacia nuestro país”, prosiguió; “teniendo en cuenta que Rusia es un país muy fuerte en el tenis, con su marginación perderán las propias competiciones. Confío en que puedan volver pronto”.