En la Comisión Multisectorial para la Promoción y Ejecución de Políticas Energéticas Locales (Compel), plantean que la energía no es sólo una cuestión de los Estados nacional y provincial. La ciudad debe gestionar alumbrado público, camiones recolectores de residuos, colectivos y eficiencias o ineficiencias energéticas que dependen de la arquitectura y los usos y costumbres.
“Nuestras normativas se basan en la basura y no en la energía”, ejemplificó el concejal Sergio Basile. Planteó “cambiar la mirada y la lógica”; el edil del Frente Progresista Cívico y Social explicó que la Copel “trabaja en una ordenanza compleja que requiere mucho consenso pero sobre todo en lo que refiere al uso privado y público de la energía”.
“Cuando propusimos una normativa para automatizar puertas en comercios que las dejan abiertas cuando el aire está prendido, casi nos matan. Es muy difícil sin cambio de cultura”, se sinceró.
Ana Rosa Tymoschuk (docente de la UTN Regional Santa Fe e integrante de Compel) recordó que en la Compel hay participación de la EPE, Vivienda y Urbanismo, las universidades y ONG’s. Planteó “una construcción colectiva para el desarrollo sustentable” de una “ciudad más justa”, requiere en primer lugar del estudio de la situación energética local. “Sin indicadores para la acción”, expuso respecto del informe presentado sobre indicadores energéticos de la ciudad.
“Está en estudio el marco normativo para la incorporación del sistema de captación y/o aprovechamiento de energías renovables y alternativas para la ciudad, en edificios públicos y privados”, señaló. Capítulos como transporte, construcción, Internet de las cosas y ciudad inteligentes están comprendidos y requieren -advirtió- de la “formación de recursos humanos”.
Morero dijo que la sustentabilidad energética “se debe pensar de manera global y de igual manera las acciones que tenemos que realizar son locales. Tenemos que dejar de pensar que las políticas energéticas o los tomadores de decisiones deben ser a nivel nacional, de expertos y especialistas, que se bajan a las provincias y ciudades. Es necesario romper esa lógica y pensar soluciones locales.
“Tener políticas públicas a nivel local lo primero requiere conocer la necesidad. Y asumir la transversalidad, que la energía está en gran parte de las acciones que se toman en el municipio: transporte, luminaria, recolección de residuos, uso de hogares residenciales”, explicó.
“Un diagnóstico energético tiene que tener una física asociada a flujos de energía: de dónde viene y a dónde va, quienes generan y consumen. Una dimensión socioeconómica relacionada a los mapas de consumo y de inequidades del sistema. Una dimensión política asociada a toma de decisiones (ordenanzas) y sin dudas le necesidad de pensar en una agencia o secretaría de energía que aborde políticas energéticas locales. Y una dimensión ambiental que contemple los impactos del sistema”, expuso Betzabet Morero.
“Los valores de Pobreza Energética en el Gran Santa Fe llegaron al 30 % con tendencia en aumento desde 2015. Los hogares en situación de PE en Gran Santa Fe dedican más de 20 % a cubrir sus costos”, dijo Rodrigo Durán (Universidad de Salta, becario posdoctoral en Conicet) sobre su estudio nacional, que muestra promedios similares a los del conglomerado urbano santafesino. “La participación de hogares en PE es cada vez mayor en sectores medios; hay alta participación de jefas de hogar, más 80 % sin ayuda de cónyuge y más de 20 % de los jefes son menores de 32 años, tienen nivel educativo entre primario incompleto y secundario incompleto, y las viviendas que ocupan son 50 % técnicamente ineficientes”, detalló.