El shock de consumo que el futuro presidente Alberto Fernández pretende instalar desde el minuto uno de su gobierno podría incluir un aumento generalizado de salarios a través de una suma fija no remunerativa, que ya se habría empezado a negociar con las principales cámaras empresariales y la CGT.
Esa suma fija, que algunas fuentes cercanas a economistas del candidato ubican entre los $ 7.000 y los $ 8.000 -a cuenta de futuros aumentos-, le daría a la economía el calor necesario para recuperar la actividad durante el verano, confían en el Frente de Todos.
Será una especie de “salariazo”, al mejor estilo del que prometió Carlos Menem en la campaña electoral de 1989, aunque en los equipos de Alberto Fernández se cuiden de usar ese latiguillo.
Se complementaría con unos $ 40.000 millones destinados al Plan de Lucha contra el Hambre, y a una suba adicional para jubilados y pensionados, por encima de la que prevé la ley de Movilidad previsional.
La decisión iría de la mano con acuerdos voluntarios entre empresas y gremios para mantener las plantillas de personal por al menos un año, con el fin de frenar el temor a despidos que impera en la actualidad entre los trabajadores.
En paralelo se anunciaría un acuerdo para mantener congelados por 180 días los productos de la canasta básica.
A cambio, la CGT garantizaría “paz social”, que incluiría mantener a raya a algunos sectores piqueteros que adhieren a la política de la ‘mecha corta‘ planteada en su momento por el líder de la Ctep, Juan Grabois.
“El paquete económico y social debe atender las necesidades del universo más amplio que se pueda, y si para eso hace falta emitir moneda y dar un rol más protagónico al Estado, no creo que haya problemas”, dijo a la agencia NA un economista que comulga con los equipos técnicos que vienen.
Fernández estudia anunciar las medidas en la primera semana de Gobierno, con el fin de dar una señal clara de que la frase que pronunció ante la jefa del FMI, Kristalina Giorgieva, de que se buscará renegociar la deuda pero sin más ajuste, desempeñará un rol medular en su primera etapa de Gobierno.
“Basta de hablar de ajuste, vamos a apostar al crecimiento, porque como siempre decía Néstor (Kirchner), los muertos no pagan las deudas”, es una de las frases que Alberto Fernández repite ante su núcleo duro.
El nuevo Gobierno ensayará un pacto social sobre precios, salarios y tarifas, en una suerte de plan de emergencia económico y social que sería aprobado por el Congreso en extraordinarias.
Además, los jubilados y pensionados tendrían un incremento adicional al del 8,7% previsto por la ley de movilidad para diciembre.
Así, el haber mínimo superaría los $ 15.000 para cuando concluya el año, estiman cerca del futuro presidente.
En el marco del Plan de Lucha contra el Hambre, que será coordinado por el futuro ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, ya se anticipó que habrá una tarjeta alimentaria que será sólo de compra, destinada a madres de chicos menores de seis años. En el plano financiero, Fernández buscará una rápida baja de tasas de interés, para lo cual se apoyará en la banca pública, y fondeará financiamiento a tasa subsidiada para pymes de la industria y el comercio.
Nielsen con chances en YPF
De renegociar la deuda a hacerse cargo del ambicioso plan para convertir a Vaca Muerta en la salvación argentina, el futuro de Guillermo Nielsen en el gobierno de Alberto Fernández comenzará a definirse en los próximos días.
El futuro presidente dijo que lo quiere tener “cerca”, pero nunca dio demasiadas pistas sobre el rol que ocupará el hombre al que le tocó renegociar el primer canje de deuda durante el gobierno de Néstor Kirchner, en su rol de mano derecha del entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna.
En las últimas horas ganó consenso en el futuro equipo de gobierno que Nielsen podría finalmente asumir al frente de YPF, para manejar desde allí los destinos de Vaca Muerta, la segunda reserva de petróleo y gas no convencional del mundo.
“La energía está ahí, pero hay que sacarla, y Nielsen viene estudiando desde hace meses como atraer las inversiones necesarias para hacerlo”, dijeron fuentes cercanas a los equipos técnicos de Alberto Fernández.
Así, a la casi segura confirmación de Nielsen en YPF se suma a la decisión de ubicar a Matías Kulfas al frente del Ministerio de Producción; a Miguel Pesce en el Banco Central, con Arnaldo Bocco como gerente de Regulaciones Financieras; y a Mercedes Marcó del Pont en la Afip.
Siguen en carrera para el Ministerio de Economía el economista Martín Guzmán, residente en Nueva York y muy cercano al Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, y Cecilia Todesca Bocco, del Grupo Callao.
El próximo presidente, Alberto Fernández, eligió al economista Marco Lavagna para conducir los destinos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), un hombre del peronismo, pero no del Frente de Todos, en una clara señal hacia los mercados e inversores sobre el firme objetivo de mantener la independencia del organismo de estadísticas y por ende cualquier tipo de manipulación políticas de los números oficiales.
Alberto siempre expresó alta estima por Roberto Lavagna, con quien compitió en las últimas elecciones, y la elección de su hijo Marco para hacerse cargo del Indec muestra la cercanía de ambos, y la coincidencia sobre lo que hay que hacer en materia económica en la Argentina que viene.