El candidato presidencial del Frente de Todos ratificó que para financiar sus promesas de campaña no pagará la “usura” de las Leliq, (Letras de Liquidez) con las que el Banco Central de la República Argentina toma dinero de los bancos, que a su vez se financian con los intereses de la autoridad monetaria a esas letras para pagar los depósitos a plazo fijo.
El tema no es nuevo y los economistas de Alberto ya tuvieron que salir a hacer aclaraciones tiempo atrás, para no ahuyentar a quienes tienen sus depósitos en el sistema bancario. Mientras la ambición puede más que la precaución, los ahorristas renuevan plazos fijos con tasas enormes. Las de referencia estaban a casi 64 % antes de las Paso; tras el triunfo de Alberto F. en las primarias saltaron de inmediato a casi 75 % y se dispararon hasta el 86 % el 12 de setiembre. En las últimas horas están en torno al 78 %.
El propio candidato del Frente de Todos volvió a poner el tema en primera plana, durante el acto de reunificación de la CTA con la CGT. Un esquema político que suma votos antes de las elecciones y procura ordenar la escena para el pacto social. Pero añade interrogantes sobre la homogeneidad en el eventual gobierno del peronismo-kirchnerismo.
Fernández afirmó en Lanús: “...siempre hay uno que dice ‘¿de dónde vas a sacar la plata para hacer esto? Voy a sacar la plata de dejar de pagar la usura que se llevan los bancos con las Leliq. Y de ahí vamos a hacer que los jubilados tengan todo el año sus medicamentos, como corresponde; y vamos a dejar de pagarle a los usureros para que los maestros tengan un salario digno; y vamos a dejar de pagarle a los usureros para que los trabajadores tengan su paritaria año a año”.
En el tablero de un Estado sin recursos, $ 584.393,4 millones (es lo que pagó el BCRA en intereses a los bancos desde que reemplazó las Lebac) es una tentación cuantiosa -legítima- para el paso de un sistema de especulación financiera a otro productivo. Pero el “cómo” sigue planteando la incógnita de lo que sucederá, en particular con el sistema de depósitos a plazo fijo que a tasas extremadamente altas mantiene a los pesos anclados sin sumarse a más inflación o al dólar.
Por contraste, el discurso de Alberto Fernández tiene locuacidad sofista. “En menos de dos años, Macri se endeudó con el FMI seis veces más que lo que se endeudó el país con el organismo entre 1957 y el pago” en 2005. “Es un gastador serial”, acusó el candidato al presidente ante la platea de seguidores en Lanús. Se quejó porque le quedarán -si gana las elecciones- reservas de libre disponibilidad por “10 mil u once mil millones” de dólares en las arcas del Banco Central.
Pero por definición propia, el mismo discurso carece de precisiones que alejen los fantasmas traumáticos sobre los depósitos bancarios. Sin especificaciones técnmicas ni un nombre propio para el “superministerio” de Economía, Felipe Solá arrojó en las úlimas horas algo (poco) de luz sobre el procedimiento. Lo primero será la mesa de acuerdo social, un pacto sobre precios, salarios, tarifas, tasas e impuestos que esté listo en dos meses y que preceda al un entendimiento con los acreedores para “reperfilar” deuda.
¿Puede ese esquema aflojar la tensión vigente de las tasas de las Leliq?. Solo andando se demuestra el movimiento.
Forzando interlocutotres del pacto social
El candidato a presidente del Frente de Todos celebró la decisión. Pero la CTA con tendencia por la izquierda, y los gordos de la CGT se reparan mutuamente sobre el rol -y las sillas que ocuparán- en la mesa del pacto social que se propone llevar adelante Alberto Fernández, y para la que necesita que los interlocutores no se dispersen.
Fernández compartió la primera fila del escenario montado en el microestadio de Lanús con el líder de la CTA, Hugo Yasky; el diputado nacional Máximo Kirchner, la intendenta de La Matanza y candidata a vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario; el sindicalista y candidato a intendente de Lanús, Edgardo De Petri; el diputado nacional Felipe Solá y la candidata a vicejefa de Gobierno porteña, Gisela Marziotta. Detrás se ubicaron otros referentes sindicales, como los camioneros Hugo y Pablo Moyano y el docente Roberto Baradel.
No obstante, dirigentes de la “vieja guardia” de la CGT se reunieron en las últimas horas y dejaron trascender su oposición al regreso al seno de la tradicional central de las organizaciones de centro-izquierda que se conocieron como “sindicalismo alternativo”, y con las que estuvieron enfrentados casi tres décadas.
Alberto Fernández logró el “retorno” de otro dirigente que había tomado definidas distancias con Cristina. Compartió con Florencio Randazzo una recorrida por distritos bonaerenses y un encuentro en la sede de la Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA). El periplo diseñado par el viernes de campaña incluyó un encuentro en el Club Colón de Chivilcoy, distrito del que es oriundo Randazzo, que suena como eventual integrante de un futuro gabinete nacional.
Con información de Télam y NA