La inflación afecta fuertemente al poder de compra de los argentinos, y así lo demuestra cada opción de consumo que se analice. El indicador denominado "Changómetro", elaborado por FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), en este caso realizó la “Edición Picada” y reveló que en cuatro años se multiplicó por cinco el valor de una picada.
El estudio señala que en cuatro años con un billete de $ 1000 pesos se perdieron: 4 kg de jamón cocido, 3300 kg de salame, 3300 kg de queso pategrás, 20 kg de pan, 18 botellas de cerveza, 17 botellas de gaseosa.
Con $ 1000 en diciembre de 2017 se compraban cuatro kilos de queso pategrás ($ 247), hoy sólo alcanza para 700 gramos ($ 1.340). Con el fiambre sucede lo mismo: en 2017 se compraba 4,7 kilos de jamón cocido ($ 213) o 4 kilos de salame ($ 257), hoy no alcanza ni para un kilo de ninguno de los dos (jamón $ 1.140 y salame $ 1.360).
“Para acompañar todo esto nos falta el pan, en 2017 comprábamos 24,5 kilos ($ 40,60). Hoy nos alcanza para 4 ($ 210). Para tomar, si pensamos en picadita se nos viene una cerveza a la cabeza: en 2017 con $ 1000 podíamos comprar 24 botellas ($ 41), hoy solamente nos alcanza para 6 ($ 160), son 72 pintas menos para brindar”, expresa Natalia Ariño, economista FADA. Con la gaseosa cola pasa lo mismo: en 2017 se compraban 23 botellas de 1,5 litros ($ 45,50) pero hoy sólo se compran 6 ($ 150).
“Lo planteamos como una entrada para 4, pensando en el verano, en un grupo de amigos o en la familia que se junta una tardecita: la misma picada hace 4 años costaba $ 300, hoy cuesta $ 1450, se multiplicó el precio por 5. Así se va desvalorizando nuestra moneda, cada vez necesitamos más pesos para comprar los mismos productos” advirtió Ariño.
A la hora de hablar de los salarios reales, al comparar diciembre 2017 con diciembre 2021, se observa que perdieron el 20% del poder de compra. “Esto quiere decir que de cada $ 1000 que consumíamos en diciembre de 2017, en la actualidad podemos consumir el equivalente a $ 800”, señala Ariño. Este cálculo está realizado en base al Índice de Salarios que publica INDEC, teniendo en cuenta salarios públicos y privados, formales e informales.
“El Changómetro nos deja ver que la inflación afecta a todo tipo de productos: suben los alimentos, la nafta, los artículos escolares, la ropa, porque el problema no es de un sector u otro, el problema es que nuestro peso cada vez vale menos”, explica David Miazzo, economista jefe FADA.
El informe pone como ejemplo en ese sentido el análisis de una compra del súper, el mismo changuito con los mismos productos hoy nos cuesta más de 5 veces lo que costaba en 2017: lo que salía $ 1000 en 2017 hoy cuesta $ 5312. Con la ropa pasa lo mismo: las mismas prendas por $ 1000 de 2017 hoy salen $ 5453.
“Por este motivo, no son efectivas medidas como restringir exportaciones, poner controles de precios, congelar tarifas y precios o buscar culpables de las subas de precios de la lechuga o el huevo, porque el problema no está en una cadena productiva en particular, o en un empresario malo”, concluye el economista.