Denuncian un "Massazo" a la agroindustria pyme del interior
El dólar soja recauda para el gobierno. Pero encarece el alimento para humanos, el de ganadería y avicultura o incluso el de mascotas domésticas. También pone en riesgo el trabajo en las “extrusoras” que dan trabajo en Santa Fe y tres provincias más.
Aceites, carnes de distinto tipo o lácteos más caros, insumos escasos para pequeñas y medianas empresas de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires, aceleración de la inflación. Son parte de los “efectos secundarios” del dólar soja que celebra el ministro de Economía para recomponer reservas del Banco Central, pero que padece la economía interna a pesar del voluntarismo del gobierno.
Unas 500 empresas extrusoras de las cuatro provincias mencionadas advirtieron sobre los “impactos negativos” del dólar soja “sobre los costos de la industria pyme que abastece a las cadenas de producción animal, que se trasladará inexorablemente a los precios de la carne, la leche, los huevos y el aceite comestible mezcla, de la canasta básica alimentaria”.
Si bien el decreto 576/2022 pretende que se “desdobla” el precio del grano con destino a exportación respecto del abastecimiento a las Pymes, las Cámaras que reúnen a las extrusoras calificaron la medida como “arbitraria, voluntarista y distorsiva”. Le señalaron al gobierno que el mercado de la soja “es uno solo”, un eufemismo para advertir que nadie venderá por debajo de la “promo” de Sergio Massa para las grandes exportadoras.
Las extrusoras suelen no ser “visibles” en audiencias masivas, pero sin embargo son empresas clave en la economía nacional. Se encargan de procesar el grano de soja allí donde se produce, en pequeños pueblos y ciudades, ahorrando logística y energía.
Añaden valor y generan -con empleo industrial “en el campo”- aceite que se integra en la cadena de producción y comercialización del mercado interno o internacional; también hacen el expeller, un subproducto que es fuente de proteína digestible y aminoácidos para dietas de cualquier especie animal (vacunos, porcinos, aves) incluidos mascotas y peces. El aceite es además integrado en la producción de biodiésel.
“Expresamos nuestra preocupación por la continuidad de los puestos de empleo de las más de 500 plantas industriales pymes, que procesan soja en las pequeñas localidades del interior profundo de la argentina, en virtud de la faltante de poroto soja que está generando la medida adoptada por el gobierno nacional.
“Solicitamos -añaden las extrusoras- se revea inmediatamente la aplicación de la medida, se mitiguen los efectos negativos y se articule con los actores de la cadena agroindustrial las acciones correctivas para retomar la normalidad”.
No sólo las Pymes
Pocas horas antes de conocerse el decreto del “dólar soja”, el fideicomiso del aceite que abastece a grandes cadenas de supermercados comunicó incrementos del 21% para el consumo masivo. El incremento fue incluso del orden del 50% para aquellas cadenas comerciales por fuera de la “concentración” que supone el esquema del gobierno nacional, que concentra esfuerzos donde mide la inflación pero más lejos de los barrios populares.
La Cámara Argentina de Pequeños y Medianos productores porcinos también advirtieron sobre el problema. “Nos vemos empujados nuevamente a rentabilidades negativas”, señalaron desde el sector, que es uno de los abastecidos por las extrusoras.
Roberto Domenech, del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, había expuesto por su parte a La Nación que, si bien el sector utiliza en mayor medida maíz, el incremento -o la falta- de expeller de soja “va a generar un movimiento en el costo que se trasladará de alguna manera al precio de venta del pollo”.