Por el lado del mercado interno, no logran repuntar las ventas en los mostradores y el precio de la hacienda presiona el bolsillo de los argentinos, mientras el Gobierno Nacional busca controlar el precio de este alimento sensible para las familias.
El consumo de carne vacuna en Argentina se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 15 años, en un escenario con dos fotos bien diferenciadas a la hora de analizar el negocio.
Por el lado del mercado interno, no logran repuntar las ventas en los mostradores y el precio de la hacienda presiona el bolsillo de los argentinos, mientras el Gobierno Nacional busca controlar el precio de este alimento sensible para las familias.
En el otro extremo de la cadena, los exportadores empiezan a percibir una leve recuperación en los precios, pero con algunos ruidos en relación al precio del novillo pesado.
Con una inflación que en febrero cerró en 3,6% según datos oficiales, el precio de la carne registró movimientos en sus eslabones en el transcurso de los últimos días.
En tanto, un trabajo elaborado por la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya) permite poner números a esta situación. En febrero, y con valor promedio de $ 165 para un novillito de 350 kilos, la media res llegaba a los puntos de venta a $ 345 por kilo. Un mes después, la entidad calculó que con esa categoría de consumo a $ 177, la media res pasó a $ 386, que al momento de pasarlo a la pizarra de las carnicerías se traduce en $ 70 a $ 100 extra por kilo.
En este punto, el incremento de precios de la hacienda, que osciló entre un 7% y 10% y su posterior traslado en la cadena, chocó contra el bolsillo del consumidor, que no pudo convalidar más aumentos, según explicaron desde la Cámara de la Industria de la Carne (Ciccra). Este límite al momento de pagar se percibe en las cifras de consumo, que desde hace más de un año no logran superar la barrera de los 50 kilos anuales por habitante.