Por José Calero (Especial, NA)
Por José Calero (Especial, NA)
A pesar de que lo viene ninguneando cada vez que puede, el Gobierno sabe que el dólar libre es una referencia clave para la toma de decisiones económicas.
Por eso intentó por todos los medios frenar la escalada de la divisa norteamericana negociada en el mercado marginal y también mediante bonos, pero no pudo evitar que rompa el techo de los $300.
Todo en medio de advertencias de los principales analistas económicos de que la Argentina está cada vez más cerca de una devaluación marcada.
En un último intento desesperado, funcionarios le pidieron a operadores de Bolsa reducir la cantidad de compras de divisas a través de bonos.
A esto se sumó la decisión de poner al frente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) a un funcionario de línea dura como Sebastián Negri, en lugar de Adrián Cosentino.
Pero nada parece alcanzar ante la desesperación del mercado y las empresas por dolarizarse.
El presidente Alberto Fernández encontró un nuevo sector al que echarle la culpa por la disparada: los turistas que -dijo- compran en el mercado blue para viajar.
El contado con liqui, la operación que utilizan las empresas para dolarizarse, cerró por las nubes, casi en $310.
Para el sector privado, es la verdadera cotización que se debe tener en cuenta para el dólar.
La brecha cambiaria superior al 140% desalienta cada vez más la liquidación de divisas, mientras el Gobierno intenta convencer a los productores de vender lo que queda de la soja.
Desde el campo contragolpearon pidiendo una baja de retenciones para efectuar esa liquidación, pero la respuesta fue negativa.
Con un dólar marginal también por encima de los $300, otra vez volvieron a frenarse operaciones que involucran bienes importados.
La ministra de Economía, Silvina Batakis, se reunió con el nuevo titular de la CNV para tener información de primera mano sobre el descenso en el mercado de bonos soberanos.
Mientras tanto, fuentes del mercado financiero aseguran que se retomó el diálogo fluido entre el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La autoridad monetaria vendió el lunes US$ 130 millones en el mercado único de cambios, empujada por las importaciones de energía.
El BCRA ya acumula ventas por US$ 700 millones en julio, y el mes cerraría con erogaciones por encima de los US$ 1.000 millones.
Las palabras del Presidente tildando de especuladores a quienes operan en el mercado del dólar cayeron mal.
Pero qué otra cosa podría sostener el jefe de Estado: necesita encontrar un culpable para explicar el descalabro cambiario.
"El escenario se sabe que es complicado, más teniendo en cuenta que el BCRA se está quedando sin reservas para intervenir", dijeron a Noticias Argentinas desde la mesa de dinero de una entidad de primera línea.
En el mercado tampoco pasó desapercibido un reporte de la Reserva Federal de Dallas, en Estados Unidos.
El informe alerta que el presente ciclo alcista de tasas de interés tendría un impacto mayor al iniciado en 1994 que desencadenó el "efecto Tequila" y provocó un terremoto financiero en México, que impactó en la Argentina.
Advierte, además, que los bancos centrales de la Argentina y Turquía no tienen recursos suficientes para afrontar vencimientos de corto plazo.
Se suman así ingredientes para prever un escenario financiero de alto estrés para la deuda argentina.
En el segundo semestre del año, el Tesoro deberá afrontar vencimientos por 3,6 billones de pesos.
Es una cifra monumental, que altera los nervios en un mercado ya de por sí desencajado por la falta de un rumbo económico claro.