Martes 14.4.2020
/Última actualización 17:10
El Litoral tomó contacto con algunos representantes de empresas dedicadas a la construcción ya que existe un “cambio de humor” respecto de la puesta en marcha del sector debido a la instrumentación de los “protocolos de higiene y seguridad para empleadores y trabajadores” que rige desde ayer. Según expresaron, hace que una obra en construcción se convierta “en un quirófano, que además tengamos que oficiar de médicos, de enfermeros y -después- de policías para que todo se cumpla”, en relación a los controles sobre la salud de los operarios.
Cabe recordar que el Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la provincia estableció que “sin el cumplimiento de los protocolos, los empleadores no estarán habilitados para el desempeño laboral y, según Ley 10.468, serán pasibles de sanciones y/o la suspensión de las tareas”.
Entre otras condiciones se fija la necesidad de establecer el número de trabajadores de la empresa, lugares de residencia de los mismos y demás ítems, y, además, una Declaración Jurada de cada trabajador, de sencilla confección, que debe incluir el estado de salud tanto de él como de su familia.
“Más allá de cuestiones filosóficas o ideológicas, en esta cuestión de la pandemia hay que hablar de responsabilidades colectivas. En el caso puntual de nuestra actividad, en el rubro de la construcción, trabajamos con un tipo de gente, de empleados que provienen de los más variados estratos sociales y que tienen vidas cotidianas de diferentes alternativas. Entonces que transformemos una obra en construcción en un quirófano, que tengamos que hacer de médicos, de enfermeros y -después- de policías para que todo eso se cumpla. Y también sobre nuestros empleados cuando salgan de la obra que vuelvan a su vida cotidiana que -sabemos nosotros- en la condiciones en la que viven, si bien no todo, una parte de ellos. Todo esto hace que el esfuerzo sea absolutamente inadecuado, inviable e inconducente”, expresó uno de los referentes del sector.
Otro empresario del sector analizó: “Hay obras que varían en la cantidad de obreros con 50, 70 o 90 personas, si en cada caso tenemos que aplicar la normativa actual por lo que tenemos que controlar a cada uno de los operarios que van a trabajar, es una batalla perdida... mire yo fui al supermercado y uno se da cuenta que se pueden tomar todas las prevenciones habidas y por haber, pero si a uno le toca la desgracia de manejarse con un changuito o tomar un paquete de harina que tocó una persona infectada, teóricamente está en condiciones de contagiarse. En otros ámbitos laborales las situaciones son incontrolables... pero bueno... uno siempre aspira a que los gobernantes vean la realidad”.
Agregó luego que “en esto hay cuestiones que tienen ver con el concepto de realidad que manejan personas que determinan normas porque no saben acerca de la materia sobre la que resuelven. Como ocurrió el viernes 3 de abril, el día en que se dispuso en que vayan a cobrar los jubilados y se produjo lo que se produjo. Acá están haciendo lo mismo. Están resolviendo algo que ya sabemos de entrada que no va a tener resultados. Ensayo error. Pero hay que tener en cuenta que las consecuencias del error, si sale mal, son cuestiones desagradables”.
Sobre las perspectivas que hay para el sector de la construcción señaló que “hasta la semana pasada estaba convencido de que la solución era volver rápido a trabajar, pero esto es muy dinámico, y todo lo que estuve hablando días atrás con algunos colegas del rubro, cambió. Hoy estoy en la postura y la decisión contraria, por lo que implica el riesgo para los trabajadores y hasta comercialmente. Es decir que estamos en un brete porque muchos funcionarios están improvisando y no exhiben la más mínima capacidad para resolver los problemas”.
El primero de los voceros del sector de la construcción aportó su mirada: “Nosotros tenemos dos problemas: primero cómo hacemos para asegurar el sustento de nuestro personal, porque al igual de lo que ocurre en muchas empresas privadas, hoy está desprotegido. Hay promesas como los Repro, promesas de ayuda, pero nada en concreto. Y las empresas ya vienen de mucho tiempo de una situación complicada por lo que es la paralización de la actividad en los últimos dos años. Entonces los que dicen ‘estos tienen espalda, que paguen los sueldos’ no saben que eso está muy limitado en el tiempo. Es más yo diría que ese plazo ha terminado en la gran mayoría de las empresas”.
Agregó que “la salida que revolvía el problema era comenzar a trabajar cuanto antes. Cuando la semana pasada comenzaron a correr los rumores de que se iban a habilitar para trabajar al sector de la construcción, entre otros, fuimos más optimistas respecto de encontrar una salida. Ahora en la misma semana, cuando el gobierno tiró ese mecanismo de prevención que pretende aplicar, convirtió un objetivo de solución rápida para resolver el problema con la gente, pasó a ser una herramienta que no es fácil de usar. Con lo cual, seguimos teniendo el problema con los empleados, seguimos teniendo el problema de la financiación de las empresas durante el período de crisis -sobre todo por el cumplimiento con el personal- y las condiciones que se están dando a conocer para una eventual reapertura son bastante inviables. Es como que el combo, cada vez se va complicando más”.
“Otro tema y habrá que ver cómo se va a comportar de acá en adelante es la presión propia de los sindicatos y de los trabajadores. Si nosotros no logramos armar esquemas que hagan que la gente misma, los operarios, sean los impulsores de la vuelta al trabajo y los principales corresponsables del cuidado de la salud, estamos en el horno, porque al primer incidente que surja no solamente vamos a tener un problema sanitario sino que se abrirá un conflicto gremial. En estas condiciones, ¿para qué vamos a arriesgar?”
Esto no es cuestión filosófica ni ideológica sino de poder leer la realidad. Fijese que hay 5 o 6 millones de personas que son los empleados del sector privado que están totalmente desprotegidos. Hasta ahora han sido todas promesas con, ahora, una pequeña ayuda de los bancos que en los últimos días parece que se está empezando a acomodar... pero salir de una crisis con más deuda que la que se tenía tampoco es bueno para nadie.