A 19 días hábiles de la transición, Sergio Massa confirmó en el boletín oficial la “devaluación por 30 días” con promedios del del 50% para todo el universo exportador de bienes y servicios (liquidan al 70% oficial y al 30% CCL), con la que se propone planchar dólares financieros (ayer lo logró) hasta la segunda vuelta electoral del 19 de noviembre, cuatro días después del dólar anclado a $350 para deslizarse luego con crawling peg al 3% mensual según la promesa de Economía. Es una medida más que el candidato dispone en medio de la escasez de divisas, pero que supone más inflación que habrá de heredar el próximo presidente.
De hecho, casi sin maíz ni soja para afectar al ingreso de divisas, la nueva cotización impactará en precios como las carnes de aves, bovinos y porcinos, así como en la producción de huevos, por el impacto del incremento en los alimentos ganaderos. El ministro gastó el equivalente al 1,3% del PBI en la campaña -que financió con emisión monetaria- según las estimaciones de Marina Dal Poggetto. La “bomba de las Leliqs” siguen activas y añaden otros $2,4 billones de emisión por mes que presionan en una escalada continua a los precios. A esta velocidad, la inflación del 12,4% hace parte del ajuste fiscal, pero las tasas al mismo tiempo elevan el problema cuasifiscal.