Miércoles 22.12.2021
/Última actualización 7:18
El crecimiento de la economía argentina "se desacelerará drásticamente en 2022, pero la inflación no", advirtió un informe de la banca de inversión Goldman Sachs. Para esa empresa, la Argentina crecerá 2,9% el año próximo, mientras que la inflación girará en torno al 50%.
"Se prevé que el crecimiento se desacelerará drásticamente en 2022, pero la inflación no. El ajuste fiscal es urgente, pero no se busca. El ajuste del tipo de cambio es imprescindible, pero una cuestión de difícil gestión dado el entorno muy elevado de 50% más inflación", de acuerdo con el reporte.
Goldman Sacha también estimó que "sin un marco de política creíble respaldado por un ajuste fiscal estructural y una política monetaria más estricta, es probable que las ganancias de competitividad externa derivadas de la devaluación de la moneda sean efímeras, ya que avivarán la inflación".
"En 2022-23, se espera que la economía enfrente vientos en contra debido a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos y financieros y micro distorsiones crecientes y asignación ineficiente de recursos, debido a un amplio conjunto de controles de capital, financieros, comerciales, laborales, cambiarios y de precios que distorsionan, en medio de una débil credibilidad de las políticas", enfatizó.
En cuanto a un acuerdo entre la Argentina y el FMI, el informe puntualizó: "Sigue siendo un tema abierto con una resolución difícil e incierta dada la tibia disposición de las autoridades a adoptar un ajuste macroeconómico basado en políticas".
"El mercado ha estado esperando y esperando un nuevo programa del FMI desde la última reestructuración de la deuda de Argentina (agosto de 2020). El panorama macroeconómico de Argentina en los próximos dos o tres años estaría condicionado por las políticas, reformas y metas de desempeño acordadas en el contexto de un nuevo programa del FMI.
Pero no todos los programas son iguales y la probabilidad de una negociación fallida o un programa fallido no es baja", señaló la banca de inversión.
A la vez, reconoció que el FMI "enfrenta importantes problemas de reputación al suscribir un nuevo programa con Argentina, ya sea un programa ligero o completo, dado el alto riesgo de fallas repetidas".
En ese sentido expresó que un "programa tradicional del FMI completo con una sólida matriz de políticas beneficiaría en última instancia a Argentina, pero probablemente no sería aceptado por las autoridades o, si se aceptara, posiblemente fracasaría".
También apuntó que "a los inversionistas les preocupa con razón que un programa ligero del FMI no induzca un reequilibrio macroeconómico tangible a corto plazo, no mueva la aguja de las políticas y, por lo tanto, no mejore el desempeño macroeconómico".